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28 mayo 2013

Mejor follar sin hablar demasiado antes


Con lo atractiva que me parecías, lo poco atractiva que me resultas después de las últimas conversaciones contigo. 

Cada vez veo más claro que mi atracción sexual por alguien o algo se ve enormemente afectada por mis ideas, y que si pretendo solamente centrarme en el atractivo físico y tener sexo sin más, es mejor que cruce las mínimas palabras con la persona de turno, porque por lo general el atractivo se esfuma por completo con la cantidad de mierda que sale de la boca de cualquiera en cuanto se lanza a contar un poco sobre sus ideas o de sí misme. Para follar con alguien con ele que solo quieres follar, lo mejor es hablar lo mínimo por adelantado. O mejor dicho, lo mínimo que no sea relacionado con el sexo que se piensa llevar a la práctica. Todo lo demás en mi caso lo que veo es que por lo general lo único que hace es quitarme las ganas. Follar con alguien que "esté muy buene" físicamente para mí, pero que tenga ideas de derechas, comportamientos -istas (racistas, sexistas, clasistas, cisexistas, etc.), pretensiones monógamas o cualquier otra de las estupideces que hay que escuchar no me pone. De hecho, es que hasta la persona deja de ser atractiva incluso físicamente. 

18 mayo 2013

Te pincho más tarde

La historia se repite. Contacto a une de eses que se deben considerar mis viejes amigues por chat, sms, teléfono o lo que sea. Una respuesta rápida con un "me estaba yendo" o "te pincho más tarde". Y luego nunca sucede. Y yo me pregunto, si no quieren hablar conmigo, ¿para qué contestan? ¿Para qué dicen que sí cuando en realidad es no? ¿Por qué no me dicen que deje de molestar? O sobre todo, ¿por qué quieren seguir utilizando esa etiqueta, "ser mis amigues", si en realidad no tienen interés en mantener el contacto? 

Esa gente que conocía cuando vivía en el país en el que crecí, ¿qué tiene en común conmigo hoy? ¿De qué podemos hablar? ¿No será por eso que no hay forma de mantener un contacto significativo y que tenga sentido?

Me canso de convenciones sociales que no tienen sentido. Si no me pinchas más tarde, no lo anuncies. Si no quieres hablar, dímelo. Si no te apetece hablar, no contestes. Si mantener el contacto ya no tiene sentido, no lo hagas. Pero tranquiles, que yo ya me aprendo la lección y me dejo de idioteces. 

15 mayo 2013

¿Mis blogs divididos en etiquetas?


Hablando con un amigo, me dice que aunque digo no querer etiquetas identitarias y no hacer políticas identitarias, con el cambio de mis blogs, he hecho precisamente esto: tres etiquetas que se corresponden en su opinión a tres identidades

Mi reacción inmediata fue decir que no es así, que el blog no está dividido en identidades, sino en temas, además de explicar que yo originariamente no quería dividirme en temáticas, y que por eso había creado mi blog de la forma en la que lo había hecho, pero que acabé rindiéndome ante tanta queja después de años de cabezonería. 

Ahora, después de darle vueltas, sinceramente sigo sin ver que haber divido el blog en temas sea lo mismo que hacer política identitaria. Es cierto que en un lugar hablo de cosas relacionadas con el racismo, en otro con la sexualidad y el género y en el último de forma más personal y menos teórica, aunque igual de política. Sin embargo, no veo que eso los convierta en blogs identitarios. Centrarse en un tema no es lo mismo que crear una identidad en base a ello. No es lo mismo escribir desde una perspectiva queer sobre sexualidades subversivas que escribir siendo queer. No es lo mismo escribir desde la perspectiva de una persona vista como marrón que desde la identidad de ser marrón. No es lo mismo escribir sobre lo que hago, vivo, siento, pienso en/con mi vida que escribir sobre lo que soy. Es cierto, antes escribía y hacía política identitaria. Y este blog está repleto de artículos que lo demuestran. Pero ya no. Tampoco en mis blogs.

09 mayo 2013

Regresar para cuidar a tus progenitores


Tengo una amiga que se ha ido de España a intentar cumplir su sueño. Y cómo no, después de una temporada en el extranjero, ha aparecido el típico dilema: su padre está enfermo y mi amiga, lejos de su familia, siente que tiene que volver a cuidarlo. Vamos, abandonar su sueño o al menos aplazarlo durante una época por amor, en este caso amor de hija. Yo, escuchando esto, no dejo de revolverme. Primero porque veo que mi amiga está reproduciendo la estructura patriarcal en la que ella, como hijA, tiene que cumplir su función como cuidadora. Incluso teniendo un hermano que vive en la ciudad de sus padres. Segundo porque además está reproduciendo la estructura del heteropatriarcado capitalista en la que se producen hijes para que cuiden de ti en tu vejez. Y tercero porque todo esto lo acepta ella misma, se lo impone como un imperativo necesario del amor, como algo que en realidad surge de ella, en un clásico ejemplo de autoopresión reguladora no cuestionada. Sacrificio como mujer. Sacrificio como hija. Sacrificio como ser que ama. Los sistemas de opresión te persiguen hasta el otro lado del planeta, porque están en ti.