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03 junio 2016

Cansade

Una vida de médiques y hospitales, desde antes de que me tocara nacer seguramente hasta después de que me toque morir. Imposible llevar la cuenta del número de las visitas o de les supuestes especialistas vistes. Todavía menos de las pruebas, los litros y litros de sangre que me han arrancado, las mutilaciones que me han cubierto de cicatrices, las máquinas e instrumentos salvajes con los que han maltratado mi cuerpo. ¿Cuántos ingresos, cuántas torturas, cuánto dolor ajeno al propio producido por mi cuerpo? ¿Cuántos daños producidos por sus errores, por su ignorancia, por su soberbia, por mejorar sus propias carreras a costa de mis células? Como si no fuera suficiente con tener este cuerpo maldito que se niega a funcionar. 

Lo peor de todo jamás ha sido la enfermedad, ni el dolor, ni la falta de funcionalidad, ni siquiera el miedo a perder la vida. Y os aseguro que todos ellos en ocasiones son horribles. Lo peor cada jodida vez es tener que someterse a ese sistema inmundo en el que pierdes el escaso poder sobre tu vida y tu cuerpo con el que llegaste. Cada paso, cada prueba, cada minuto en ese agujero te arranca un pedacito más de tu autonomía, de tu fuerza, de tu esperanza, de tu energía, de tu vida. 

Toda una vida bajo sospecha. Cada nuevo síntoma aparentemente es potencialmente una mentira. Cada nuevo resultado el prefacio de una nueva batalla. Cada nuevo diagnóstico el inicio de una nueva guerra.

Toda una vida creyendo que con los diagnósticos llegaría la confianza, el ser tratade con un mínimo de humanidad. Me tragué la mentira del sistema durante décadas, creí que a les que les han encontrado la enfermedad que les afecta, se les trata de otra forma. Me creí que por lo que yo encontraba semejante barbarie era porque no habían encontrado lo que me afectaba a mí. 

Pero no, ingenue de mí. La barbarie es parte del sistema. Y un diagnóstico, o los numerosos que ya van, no cambian el sistema ni un gramo. Y el sistema sanitario replica todos los aspectos más vomitivos de la sociedad que lo ha creado. Jerarquía. Opresión. Discriminación. Desempoderamiento. Yo soy la mierda. Ele especialista está por encima de todes les dioses. Aunque no tenga ni la más remota idea de tu enfermedad. Aunque no haya ni siquiera oído el nombre antes de nombrarlo tú. Siempre tendrás que someterte como paso previo.

Estoy tan cansade de todo que a veces el peso de la impotencia es demasiado para mí.