Darle demasiadas vueltas a las cosas

No deja de sorprenderme cómo distinta gente siente que lo mismo es algo muy diferente. ¿Que qué es lo que digo? Pues que aparentemente a algunos de mis amigos que leéis esto os parece que le doy demasiadas vueltas a las cosas, que mis entradas son muy largas, que me meto demasiado en un tema y lo exprimo en todas las direcciones... y luego hay otros que me decís que en mi blog toco los temas de forma superficial y que no le pongo la profundidad que debería, que no me comprometo ni me explico suficientemente.

Entonces, ¿qué hacer? Para algunos, como llevo oyendo años y años, soy demasiado pesadita con mis vueltas de tuerca... para otros soy demasiado superficial. ¡El caso es que nadie está satisfecho!

Para defenderme un poco voy a decir que yo, sinceramente, no creo que tenga que darle ni más ni menos vueltas a las cosas que las que les doy. Este blog es un pasatiempo en el que expreso las cosas que me apetece de forma más o menos rápida, para no cansar a nadie y no cansarme a mí misma. Cuando alguien quiere profundizar en algo, siempre puede escribir un comentario y preguntar más, o llevarme la contraria, o lo que sea. En las ocasiones en las que ha sido así, yo he respondido. ¡Y con mucho gusto! De hecho, eso quisiera, que mis entradas generaran debate, comentarios, interés, etc. Así que, a aquellos que os parezca que "no me mojo", provocadme para hacerlo.

En cuanto a aquellos que siempre os quejáis sobre que "siempre le doy demasiadas vueltas a las cosas", como dice Alaska, ¡soy así! ¡y así seguiré!... Siempre podéis saltaros las entradas aburridas del blog, y cuando estamos hablando, pedidme que cambie de tema y ya.

Y que conste en acta que en ambos grupos hay varias personas y no solo una. Lo digo por todo aquel y aquella que se sienta personalmente aludido ;-)