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11 octubre 2008

Cuestión de prioridades

Llevo ya más de un año sin ver a una de mis amigas. Ella vive en España y yo vivo en Dinamarca, lo que no lo hace fácil. Además, ella vive en otra ciudad diferente a la de sus padres y los míos (la ciudad donde nos conocimos), y cuando viajo a España y estoy en Madrid, si casualmente no está de visita por allí, resulta muy difícil, o más bien imposible, quedar... O esa es la explicación lógica.

En la práctica, las cosas no son solo como parecen. En realidad, yo viajo a España frecuentemente (claro que todo es relativo, pero vamos, oportunidades no faltan). Cuando voy a España, tampoco me importa ir a otra ciudad para ver a alguien. De hecho, si voy a España desde aquí es porque allí está mucha de la gente a la que quiero. Además, si tenemos que ir a otra ciudad, así le puedo mostrar a K otros lugares de España, y conocer yo misma sitios que no he visto antes. Y, no solo eso, además mi amiga viaja a Madrid con mucha frecuencia (muchíííísima más que yo), porque sigue allí estudiando cursos, tiene a su familia, a muchos de sus amigos, etc. Es decir, que no creo que pase un mes entero sin que se pase por allí...

Así que yo creo como tan a menudo que todo es cuestión de prioridades. En alguna ocasión en algún email cuando he preguntado si va a estar en la ciudad durante mi visita me ha contestado que no, añadiendo: "no voy a Madrid porque no tengo ninguna razón para ir". Es decir, que no tiene ni clase, ni trabajo, ni médico, ni visita familiar, ni nada... excepto yo, que vuelvo de Dinamarca, pero "solo para eso" no se va a ir "hasta Madrid" desde su pueblo en la sierra castellana.

El caso es que yo creo que no es una razón ni para enfadarse ni para molestarse ni para nada similar. Es sencillamente una declaración de principios y yo, claro, lo que hago es escuchar con atención e intentar aprender de ello. Si mi visita no es de su interés, pues no lo es y ya. ¿De qué sirve enfadarse o molestarse? No se puede forzar a la gente a sentir interés por ti. Ni a que quieran quedar contigo cuando no quieren hacerlo. Si su sentimiento de amistad es ese, pues yo tengo que comprenderlo y aceptarlo. Y actuar en consecuencia. Por supuesto, lo que no tengo que hacer es lo que encima provoca todavía menos interés en mí, es decir, molestar, insistir, quejarme, pretender que quede, ofrecer mi visita a su pueblo...

Yo, no obstante, cada vez que voy le cuento a todos mis amigos y a la gente a la que quiero que voy a estar allí, y si sé durante cuánto tiempo, en qué momento regreso a Dinamarca. Y dejo que la gente reaccione, pues no quiero imponerme ni ser pesada o agobiante. Sé que la gente tiene cosas en su vida y que no por que yo de repente vaya allí pueden dejar todo y quedar. Sé que es así y me parece normal. Pero también sé que hay una diferencia clara en el modo de reaccionar de unos y otros. Están aquellos que piensan que la oportunidad se presenta una vez cada muchos meses y que sienten interés suficiente en mí (o nosotros, incluyendo a K) y que, aunque les resulte difícil, encuentran un hueco (o varios) para quedar. Y luego están aquellos que piensan que únicamente yo me tengo que adaptar completamente a su calendario y que, si no tienen hueco en sus planes o no les conviene en ese momento, no hay que esforzarse en demasía para conseguirlo; es decir, aquellos que piensan que si no es esta vez, ya será la siguiente, o la siguiente, o la siguiente...

Pues bien, no es una venganza o fruto del enfado o nada similar, pero no es difícil de entender que mi reacción es muy diferente con los unos y con los otros. Y el tipo de amistad que se mantiene también. Si el estar lejos de España hace que con determinadas personas nuestra amistad se transforme en algo frío, supongo que es así y que no se puede cambiar. Lo que hago es intentar mantener la forma de amistad que se puede tener con cada uno de la forma en la que tanto la otra persona como yo deseamos mantenerla. Con algunos es un contacto esporádico, con otros varía según el momento y con otros es un lazo para mí igual de intenso (y en ocasiones incluso más) que cuando vivía allí.

Entonces, volviendo a mi amiga. Yo le propongo quedar y si ella quiere, bien, si no, también. Eso sí, dolerme me duele cada vez.

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