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05 octubre 2008

La libertad y el hedonismo

Hace ya un mes vi una entrevista con un filósofo esloveno, Slavoy Zizek, en un programa danés. Hasta entonces no había oído sobre él, pero me llamaron mucho la atención un par de cosas que dijo a lo largo de la entrevista.

La primera, aunque no es muy extraña, es que todavía se considera marxista. Esto no es comunista, pues dice ser consciente del terrible desastre ocurrido en los diversos países a lo largo del siglo XX en el intento de aplicar las ideas marxistas a través del comunismo.

La segunda, y más importante, fue su asociación de la idea de libertad al hedonismo y a la falta de sentido en la vida y la angustia. Aparentemente para Zizek la libertad que tenemos hoy en muchos lugares en el mundo nos hace infelices. Parece que hay que ser feliz, disfrutar al máximo, conocer, aprovechar el momento, etc. en toda situación. Somos libres, y por eso debemos desear lo que nos hace felices, lo que nos hace disfrutar. Este hedonismo puro nos lleva a tener un sentido de culpa cuando no disfrutamos, ya que en nuestra libertad para ser felices estamos eligiendo algo que nos hace menos felices. Y así perdemos el sentido de nuestra vida y nos sentimos vacíos. Cada mes queremos un nuevo aparato, un nuevo viaje, un nuevo traje, una nueva experiencia, una nueva pareja, una nueva vida... todo para poder disfrutar mañana un poquito más que hoy. Pero es esa búsqueda del disfrute la que nos hace infelices con lo de hoy, con lo de ayer, y también nos lo hará con lo de mañana, porque no tendremos suficiente.

Para Zizek aparentemente la felicidad no se puede alcanzar en un estado de libertad como el que tenemos ahora. En una sociedad en la que tenemos obligaciones además de derechos somos más felices. Al cumplir el deber, al hacer lo que se supone que tenemos que hacer encontramos el sentido de nuestra vida y nos sentimos menos vacíos.

A mí estas ideas en realidad no me parecen tan descabelladas. Yo pienso que, por lo menos en mi vida, muchas cosas funcionaban mejor cuando estaban más regladas. Por ejemplo, iba a la escuela porque tenía que ir a la escuela. No me lo planteaba, era así y ya. Y por eso no me hacía infeliz. Por eso terminaba los estudios allí. Sin embargo, ahora que se puede elegir si seguir este curso o dejarlo, o si en lugar de ello trabajar o lo que sea, entonces todo se vuelve más difuso. No se sabe qué hacer. Y con ello te sientes más vacío porque no sabes en qué dirección tienes que ir. Y no solo eso, sino que también cuando estás en casa descansando te sientes culpable por no estar disfrutando, o cuando estás haciendo algo supuestamente divertido también te sientes culpable porque deberías estar haciendo algo útil. Y así la libertad se convierte en estrés y en angustia.

5 comentarios:

  1. La libertad no es gratis. La libertad lleva consigo responsabilidad.
    La libertad no tiene porque ir unida al hedonismo siempre en todo momento. Eso es lo que nos venden los anuncios de la tele: ser siempre joven, ser siempre feliz, tener mucho dinero...
    El disfrute es distinto para cada uno. Para unos puede ser un coche nuevo, para otro leer una poesía en su casa al lado dela chimenea.
    El planteamiento es un poco falso, porque iguala libertad y hedonismo, y piensa que toda libertad va a llevar al hedonismo sin conciencia.
    La libertad, como he dicho, conlleva responsabilidad, por que uno es responsable de sus propias acciones, y no se puede culpar a nadie de tus errores. Pero eso no significa que haya que elegir siempre disrutar.
    Si vives en una sociedad, tendrás unas resposabilidades para con esa sociedad, y decides vivir en ella. Si eliges tener una pareja,tienes unas responsabilidades con esa pareja.
    la libertad absoluta significa soledad absoluta, y comprometemos nuestra libertad por nuestro bien social.
    Ser completamente libre, no significa ser completamente hedonista. Significa ser completamente responsable.
    Pero eso no le gusta a la gente... No le gusta ser responsable de su alcoholismo, de su drogadicción, o de que sus hijos vean programas en la tele que no tienen que ver. Prefieren que haya alguien a quien hacer responsable. Prefieren que venga un estado a quien culpar de las decisiones erróneas o no toamadas para eximirse de la responsabilidad que uno tiene, con la sociedad, o consigo mismo.
    Yo no , gracias, prefiero mi libertad con mis errores, y no quiero que venga ningún estado a decirme si tengo o no tengo, si puedo o no puedo estudiar o beber o viajar o casarme o ser lesbiana.
    Pero no es fácil. Es angustioso y estresante saber que tú eres el responsable de lo que te pasa: de lo bueno y de lo malo.
    PEro tampoco es del todo cierto. Porque las circunstancias que tenemos no las hemos elegidos. Así que solo podemos ser libres dentro de esas circunstancias....
    Pero eso sería otro post :D

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  2. Tienes razón, Nehmila, como casi siempre ;-)

    Libertad es sobre todo responsabilidad, y eso es lo que angustia.

    ¡Yo también prefiero la libertad de hacer lo que me dé la gana! Y desde luego que no sea el Estado el que decide por mí. Pero, incluso así, creo que, como decía, en ocasiones las cosas me serían más fáciles si no tuviera tantas opciones.

    Es como en este ejemplo sin sentido: cuando estás en un pueblo y solo hay un bar, vas a ese bar porque es lo que hay. ¡Y a menudo te gusta! Sin embargo, si estás en una ciudad estilo NY con 10 millones de bares, no sabes a cuál ir, y siempre puedes encontrar pegas al bar en el que estás o pensar que deberías haber elegido ese otro que habías visto que tenía mejor aspecto... Y eso aunque a veces encuentres un sitio maravilloso, ¡porque la mayoría no lo son!

    Así, para personas indecisas como yo, a veces la gran oferta (que es un poco como la gran libertad para elegir) se transforma en una carga que no me deja avanzar. Pero, al final, sin duda prefiero tener la gran oferta (yo que soy angustiosamente de ciudad eso de un único sitio para hacer tal o cual me agobiaría desde el primer minuto) y poder hacer lo que me plazca. El problema está más bien en que no sé qué me place más :-D

    Tu punto final, eso de las circunstancias no elegidas, no podría estar más de acuerdo con mis ideas. ¡Otra entrada del blog será!

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  3. A ver si me funciona esta vez...

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  4. La mayoría de las cosas que hacemos en la vida las tamizamos tantas veces que al final nos pasamos la vida tamizando cosas, ideas, actos. Eso significa que seremos unos geniales tamizadores, pero nada más.
    Por lo demás el problema está en ver si lo importante es ser libre o es ser feliz. Y la solución a ese problema es ..ambas, depende para quien( puede que ninguna de ellas o las dos a la vez). Incluso me atreveria a decir que esas dos posibilidades son pocas para la cantidad de personas que existen que puedan responder a esa pregunta.
    Generalizar en asuntos relativos a individuos-personas hace que las soluciones que se aportan suelan ser incorrectas.
    Por lo demás, hay un libro que, auqnue incompleto, creo que da bastante en el clavo sobre el problema de la felicidad. "No se puede ser feliz siempre" de Françoise Giroud.

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  5. Supongo que una de las atracciones para alguna gente de meterse en la mili o hacerse monje o monja sea la falta de libertad (y responsabilidad). Claro, el hecho de que al final el destino has elegido tú hace que puedes segir amargandote por las opciones que no has elegido.

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