Un taxista con titulo de doctor

Ayer echaban en las noticias como si fuera algo nuevo que hay gente aquí en Dinamarca que trabaja en cosas muy inferiores a su nivel de educación. Esa gente, por supuesto, son los extranjeros. Contaban que hay un pakistaní con un doctorado de una universidad danesa (ya sabe todo el mundo que esos son los únicos títulos que de verdad cuentan aquí) que se ve obligado a trabajar como taxista después de haber mandado centenas de solicitudes de empleo sin éxito. Tenía, el pobre hombre, una carpeta con más de 600 respuestas en las que le decían que no había pasado el proceso de selección. Preguntaban los periodistas entonces a los clientes que se montaban en el taxi qué les parecía que semejante persona tuviera que ganarse la vida de taxista y la gente (daneses de pura raza todos), en su mayoría, reaccionaba sorprendida y alabando que tuviera la fuerza para trabajar de taxista. Vamos, en esa línea de paternalismo danés habitual.

¿Y qué es lo que preocupa a los daneses sobre esta situación? No es que el pobre hombre esté trabajando de taxista. No. Lo que importa es que Dinamarca necesita mano de obra cualificada y aparentemente hay gente aquí cualificada que no trabaja en lo que debería.

El caso es que esta noticia tan novedosa de nuevo no tiene nada. El 14 de octubre de 2007 se podía ver en el mismo canal, TV2, una noticia similar: Los extranjeros con educación superior trabajan limpiando. Y, por supuesto, tampoco era la primera vez que se daban cuenta. Solo hay que hacer una simple búsqueda en Google para ver la gran cantidad de resultados sobre el tema.

Y es lo mismo en cualquier lugar del mundo. En España todos esos negros vendiendo CDs en una manta dudo que sean pescadores y agricultores. Todos esos chinos sirviendo arroz en el restaurante no creo que sean analfabetos. En Gran Bretaña todos esos españoles haciendo camas en los hoteles o sirviendo cafés en los Starbucks no creo que dejaran de estudiar en E.G.B. En Alemania todos esos turcos vendiendo kebabs no creo que sean antiguos pastores anatólicos. En Francia todos esos magrebíes limpiando no creo que vengan directamente del desierto de pasearse sobre sus caravanas de camellos con sal. En Japón todos esos sudamericanos montando coches en las cadenas de las fábricas dudo que no hayan estudiado nada para poder pagarse su viaje y estancia hasta conseguir ese trabajo...

Entonces, ¿qué se puede hacer? Pues para empezar dejar de tratar el hecho como una novedad. Para seguir, hay que crear estrategias políticas y sociales que integren (no asimilen y los hagan invisibles, como se pretende) a los extranjeros en la sociedad. Reconocer sus títulos académicos por nuestros sistemas elitistas. Aceptar que la gente tenga acento cuando habla. Ignorar que en los CVs los apellidos son Hua, Nbutu, Khan o que los nombres son Mohammed o Chen e invitar a las entrevistas a las personas cualificadas. Obligar a las empresas a contratar inmigrantes con una política discriminatoria positiva (igual que se hace con las mujeres, los discapacitados, los mayores de 50 o los jóvenes). Ver la inmigración como algo positivo y que beneficia a todos, también laboralmente. Apoyar las iniciativas que fomenten el empleo y autoempleo de los extranjeros. Conceder la nacionalidad del país de acogida a los que deseen tenerla. Permitirles tener una vida digna y feliz, entre otras cosas aceptando a sus familias... La lista de cosas que se pueden hacer es enorme. Lo único que no sirve es "fliparse" con la noticia y no hacer nada.