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28 febrero 2009

Hacer cualquier otra cosa


¿Os habéis dado cuenta de que cuando tenéis que entregar un trabajo o hacer algo importante pero que no os apetece mucho de repente os entran las ganas de hacer cosas que normalmente no haríais? Por ejemplo, la habitación que siempre es un desorden ese día parece estar más desordenada y pierdes dos horas poniendo las cosas en su sitio. O el rincón detrás de la nevera que no limpias nunca, pero que te acuerdas de que existe en ese momento y te pasas el resto de la tarde dejándolo como si fuera un espejo. ¿Y total para que? Al final te vas a tener que poner igual a hacer la cosa que no querías hacer, solo lo estás aplazando y haciendo más grande la tortura. 

Eso sí, si tienes muchos de estos trabajitos que entregar o maletas que hacer, la casa reluce y todo está más colocado que en el museo. Debe de ser para eso que la sociedad nos ha impuesto obligaciones aburridas de forma periódica.

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