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19 abril 2010

Cambiar el mundo empieza por una persona

Esta semana pasada he tenido la desgracia de tener que asistir a una situación que se repite más de una vez. Entro en mi Facebook y me encuentro con que una de mis buenas amigas de toda la vida se ha unido a un grupo cuyo nombre me hace intuir que es uno de esos a los que no hago más que denunciar porque dicen barbaridades y promueven la desigualdad y la injusticia. Sorprendida, entro en el grupo de turno para ver los comentarios y el motivo de su creación y todavía me quedo más horrorizada. Es un manifiesto de apoyo a una causa homófoba revestida muy ineficazmente con un disfraz que habla de la defensa de la libertad de expresión de un determinado grupo. Sin embargo, en la información básica se explica que el grupo es una reacción contra un grupo LGBT y por tanto claramente motivado por homofobia. 

Salgo del grupo sinceramente amargada. No puedo ni entender que alguien que me conozca y tenga una relación de amistad cercana conmigo pueda unirse a semejante esperpento. ¿Se trata de un error? ¿No ha leído la información antes de unirse? ¿Es algún tipo de broma con alguien? ¿Me he perdido algo?

Escribo un comentario en el muro de mi amiga y la respuesta que recibo me deja helada. Mi amiga, aunque dice no defender la homofobia, también afirma entender el punto de vista de los que han creado ese grupo. ¡¡¡¿Cómo?!!!

Se suceden una serie de mensajes en público en los que explico mi visión de forma superficial pero con claridad. Resultado: mi amiga dice que no defiende la posición del grupo e intenta dejar la conversación ahí. Sin embargo, a mí las cosas que ha dicho me llegan al alma. Aun así por cariño a mi amiga y respeto a nuestra amistad y a que la conversación es en público y ella parece desear dejarla ahí hasta que nos veamos en vivo, solo insisto en que no entiendo por qué está en ese grupo si no lo apoya. 

La reacción final me alivia: mi amiga se borra del grupo. Una prueba más de que sí que es cierto que el mundo se puede cambiar aunque sea por medio de una única persona. Si todos los que se unen a esos grupos tuvieran un amigo que les dijera lo que piensan sobre esa unión tal vez habría menos grupos de ese estilo. Para mejorar el mundo hay que empezar por algún sitio. Y qué mejor que con tus amigos.

Sin embargo para mí esto no se puede acabar aquí. Me parece que tenemos que hablar de esto cara a cara porque algunas de las cosas que he oído sinceramente no me parecen aceptables.

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