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17 abril 2010

Celebrando la monarquía danesa sin manifestaciones

Por fin se acabó la semana de celebraciones del 70 cumpleaños de la reina de Dinamarca. Una semana llena de muestras de lo patética que es una sociedad que se declara y manifiesta tan mayoritaria y felizmente monárquica. Cada tarde varias horas de cenas de gala televisadas en directo. Cada día la noticia principal en todos los medios daneses. El tráfico interrumpido innumerables veces a lo largo de la semana. Regalos y fiestas sin fin pagados con los fondos públicos. Bailes televisados en los que "Crème de la Crème" de la sociedad danesa nos muestra sus vestidos y sus artes para hacer "Les Lanciers" (un baile aristocrático en grupos de cuatro). Los daneses en miles esperando con su banderita horas y horas para ver a su reina. La gente emocionada por poder ver una esquinita del carruaje. Discursos monárquicos en cada rincón de la ciudad. Lágrimas en vivo y en directo en la televisión de comentaristas emocionados con la belleza de los discursos reales. Documentales sobre la vida, obra y supuestas maravillas de la familia real. Banderas rojas y blancas (nacionales) por toda la ciudad, desde los autobuses hasta las tiendas... 

Pero manifestaciones, ¿cuántas había? Pues ni una porque el grupo de republicanos que había solicitado permiso (como hay que hacer) para poder manifestarse en la plaza del Palacio Real ayer mientras la reina salía al balcón recibió en lugar de permiso una prohibición (penosamente justificada con que molestarían al tráfico), y los 10 que intentaron acercarse al lugar para en lugar de festejar manifestarse fueron detenidos por la policía. 

Esta sociedad que se supone que cree, o al menos creía en algún momento porque ya tampoco ni eso, en eliminar las diferencias entre ricos y pobres, en la igualdad de las personas y en la democracia no solo tiene como cabeza del país y de su Iglesia a una mujer cuyo único mérito es haber nacido en esa familia, sino que además de verdad que se cree que lo lógico es esto. Mantener a un grupo por tener un apellido y una sangre. Y no solo eso, sino que encima, pese a tanto exhibir su falsa bandera de defensa de la libertad de expresión, cuando lo que se expresa no gusta al poder la libertad ya no es tanta, ni existente. De hecho se prohiben las expresiones en contra de la existencia de semejante aberración política y social. Si esto es democracia, yo soy la nueva reina de Dinamarca. 

2 comentarios:

  1. Normalmente estoy de acuerdo contigo, pero aquí tengo que discrepar.
    Las monarquías europeas son testimoniales, no tienen ningún tipo de poder real. Son cultura, tradición, y la verdad, aunque no sea monárquico, tampoco soy republicano. Ya me va bien que el Rey esté ahí, eso no tiene por qué estar mal.

    Por otro lado, por muy republicano que seas, no puedes hacer como los catalanes independentistas, quemar fotos del rey. El resto del año ya protestarás, pero deja a la pobre mujer disfrutar de su cumpleaños.

    Sinceramente, yo jamás me cambiaría por un puesto dentro de una familia real, porque, aunque no lo parezca, eso quita libertad, te ata de pies y manos. Así que, si a ellos les va bien, a mí también.

    Sergio

    PS: Todo esto, claro está, mientras el poder de la monarquía sea puramente testimonial. En el momento en que la monarquía tiene poder real, la cosa cambia mucho.

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  2. Totalmente de acuerdo contigo. Joder que tener tantos privilegios,dinero, poder, solo por tener sangre azul. En espana puedes quemar una foto de Dios, pero no del Rey. Da igual, o es hasta mas patetico que solo sea testimonial, entonces para que sirve .. es mas como una reina de belleza obligada. En fin, ojala algun momento se acabe esto y dejar de pagar el sueldo (que no sera poco) a estos privilegiados.
    Pablo

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