Una patada en el nervio óptico

Lo que me has escrito en tu sms ha sido una patada en el nervio óptico. Y una puñalada en el corazón. ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Cómo puedes escribir eso en respuesta a un sms amable que solo te ofrecía amor, apoyo y compañía en los momentos difíciles? Cruel inhumana. Me has dejado sin aire. Y cuando por fin he conseguido respirar lo que ha salido ha sido un gemido y un torrente de lágrimas. 

Tu sms es como tus acciones, solo lleva insultos. Dos partes que unidas son la mayor barbaridad que me has podido decir hasta ahora. 

¿Siempre tienes que irte con él cuando llega la hora de elegir hacer algo conmigo? ¿Siempre tienes que aliviar tu calentón y tu desesperación por echarme un polvo dejándole a él que te lo eche a ti? Y luego dices que te sientes vacía en situaciones así. Luego me dices que yo soy más importante. ¡Venga ya! Sadismo es lo que te mueve, es lo que aparentemente necesitas sentir para tener el valor de tener sexo con un hombre cuando lo que quieres de forma tan clara es tenerlo conmigo: esa mujer a la que deseas tanto que no te atreves ni a tocar. 

Y para rematarme, la estocada final. Tú eres libre para decir que no. ¡De hecho lo haces cada vez que te vas con él! ¿Para qué quieres que juegue a esto? Busca a otra con la que jugar. A mí no me gusta tu juego. ODIO tu juego. Por fin he visto que me vas a hacer siempre lo mismo. ¡Quédate con él! ¡Quédate con tu novia! Pero a mí déjame ya, que yo no tengo la culpa de que no puedas controlar tu deseo por mí.