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31 julio 2010

Música clásica en una silla dura

Un poco a propósito de la entrada de ayer os quiero comentar una cosa que me divierte cada vez que la pruebo: ir a escuchar un concierto de música clásica en una sala no diseñada para ello y sentada en una silla incómoda, dura, rígida, pequeña. Me divierte por lo absurdo de la situación. Allí estamos todos intentado hacer de esnobs y pasar por cultos intentando concentrarnos en la música que escuchamos, y en realidad si te giras ves que la gran mayoría de los asistentes lo único que siente es tal incomodidad que hace que no disfruten de lo que escuchan. Quieren cambiar de posición sin hacer ruido y no pueden. Quieren estirar las piernas y no hay espacio. Quieres girarse y no se atreven. Quieren comentar algo a su compañero de tortura pero saben que no es aceptable. Quieren levantarse y mandar la silla a paseo pero se controlan. Quieren hacer ruidos guturales y no ser mirados. Así, cuando acaba cada pieza se oye un murmullo general, sillas que crujen, toses, ropas que se mueven, pañuelos de papel, zapatos taconeando... Me pregunto yo cuál es el motivo de semejante teatro. ¿Por qué hay que escuchar la música clásica tan a menudo de esa forma tan artificial? De verdad que no tiene sentido.

1 comentario:

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