Secciones del blog

20 septiembre 2010

Sucedaneo del sexo


A veces las cosas más inverosímiles se pueden convertir en un sucedaneo del sexo si uno no tiene la libertad o el valor para ir directamente al grano. Esto se puede ver claramente en muchas películas, sobre todo las de países en los que las escenas de sexo son censuradas como en India. También es un recurso muy utilizado en todo tipo de arte. Desde los éxtasis religiosos quasi orgásmicos de muchas esculturas en las iglesias hasta las escenas como Beyoncé dando de comer un bollo a Lady Gaga en uno de los últimos vídeos musicales de Jonas Åkerlund. Como digo, esos sucedaneos no siempre se deben a la censura sino sencillamente a juegos eróticos o recursos estéticos. Y, muy a menudo, se deben a que las personas involucradas pertenecen al mismo género.

También en nuestras vidas creo que hacemos muchas veces cosas con las que sustituimos el sexo que deseamos tener. Por ejemplo bailar. A veces está más que claro que las dos personas bailando estarían más felices en una cama. Otras veces las cosas no están tan claras... Y eso es especialmente así entre las personas del mismo género cuando no se ha salido todavía del armario.

Cuando era adolescente estaba enamorada de mi amiga. Y mi amiga lo estaba de mí. No sabíamos qué sentíamos, ni que queríamos tener sexo. Pero sí que sabíamos encontrar todo tipo de sucedaneos extravagantes para poder satisfacer de un modo u otro nuestra necesidad de contacto físico e intimidad. Algunos ejemplos:
  • Hemos buscado canas en nuestro pelo solo para poder pasar largos ratos acariciándonos.
  • Nos hemos dado de comer como si fuéramos niñas pequeñas.
  • Hemos jugado a pegarnos, a hacernos cosquillas, a darnos con las almohadas, a tirarnos al suelo...
  • Hemos fingido dolores y cansancio y para poder darnos masajes en sitios diversos.
  • Hemos escrito cartas de amistad (que eran cartas de amor) en las que hablábamos de tener contacto físico no sexual para que la otra las leyera mientras estábamos delante.
  • Hemos incluso aprendido otra lengua para poder comunicarnos en secreto mientras teníamos una excusa para quedar horas y horas a solas.
  • Y el que me parece más cómico: nos hemos cepillado los dientes la una a la otra.
¿Habéis hecho cosas así alguna vez?

2 comentarios:

  1. MrDisfórica21/9/10, 21:01

    Cuando releo ahora las cartas que me escribía con mis amigas por el día de San Valentín (jajaja) a la edad de catorce años, no me cabe la menor duda de que estábamos enamoradas.
    Los niños son tan naturales...

    ResponderEliminar

Si tienes problemas para dejar tu comentario, vuelve a pulsar en "Publicar". Casi siempre con insistir un par de veces funciona. Si no también puedes enviármelo a mi email en lilleskvat(a)gmail.com