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06 diciembre 2010

La adorada y la adoradora

Para algunas personas parece que para que sus relaciones funcionen tienen que dividirlas en dos roles claramente definidos: ellos como la persona adorada y la pareja con la que están como la persona adoradora. Si no consiguen que sea así, entonces tiene que ser al revés. Por ello, no sienten que sus relaciones funcionan si no se sitúan a sí mismos por encima o por debajo. Una relación en la que ambos puedan mostrar sus sentimientos, sus necesidades, su deseo de estar juntos, su pasión... no es aceptable. A menudo ni siquiera cuando ambas partes cumplen estos roles la cosa funciona, porque la persona que muestra interés deja de tener "el nivel necesario si es capaz de rebajarse y ponerse por debajo" para la otra persona. Y yo me pregunto, ¿por qué hay que transformar todas las relaciones humanas en un juego de poder? Sencillamente yo me niego a jugar a esto.

3 comentarios:

  1. Es simplemente una cuestión de primates. Lo somos, y seguiremos siéndolo por muchos miles de años.

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  2. Yo también me reuso a entrar en esos juegos de poder. La persona que se rebaja lo hace a costa de su propia dignidad, y la que pretende ser dominante lo hace para alimentar su propio y disfuncional ego.

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  3. Lo ideal sería encontrar el equilibrio entre esos dos sentimientos. A veces se consigue pero normalmente es una balanza loca que sube y baja como le da la gana. Para mí lo peor es que ni si quiera haya ese movimiento debido a que las dos parten estén estancadas en un solo rol.

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