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24 junio 2011

Homofobia internalizada

Mi amiga es bisexual. Aunque siempre ha tenido relaciones con hombres, en los últimos años ha buscado mucho más el contacto con mujeres y se ha movido en el ambiente LGBT+. Tanto que desde que la conozco siempre me ha parecido que tenía clara su identidad bisexual, y su comportamiento era sin duda también bisexual, aunque siguiera repitiendo que su interés principal son los hombres. En realidad eso no es sorprendente, ya que la mayoría de la gente que se declara bisexual parece tener preferencia por uno de los géneros. Lo que es poco habitual sin embargo es que la gente que tiene preferencia por el supuesto género opuesto se mueva más en el ambiente LGBT+ que fuera de él. Pero así es en su caso. 

Ayer me cuenta que ha conocido a una chica con la que por primera vez ha empezado a tener una relación más seria. Las mujeres con las que había estado antes eran rollos de una o varias noches, nada profundo, nada que afectara a sus sentimientos de forma clara. Y además eran un determinado tipo de chicas: lesbianas femeninas que, en su forma de ver el mundo, dice que sacaban en ella la parte masculina. Sin embargo esta chica con la que está ahora, además de querer una relación seria, es muy masculina, lo cual dice que saca de ella la misma parte femenina que cuando está con los hombres. ¡Y esos dos aspectos hacen que se sienta confusa!

Mi amiga de repente ve que no es capaz de imaginarse a sí misma con una mujer como pareja estable. Que no es capaz de interpretar lo que siente por la mujer del mismo modo que interpretaría lo que siente por un hombre. Que aunque desea su cuerpo y siente algo que es capaz de llamar enamoramiento, al mismo tiempo no puede ver que es el mismo deseo y el mismo enamoramiento que viviría con un hombre. Que aunque siente que su cuerpo se abre a esa mujer, al mismo tiempo siempre reacciona con un poco de pánico al iniciar cada contacto físico. Que siente deseo y fascinación por las formas femeninas de esa mujer, pero a la vez siente rechazo y una cierta repugnancia física. Que su mente y su cuerpo interpretan a esa mujer masculina como lo harían con un hombre y al ver y notar que no lo es, siente desagrado y al mismo tiempo excitación. Que aunque siente algo más intenso con ella que cuando está con los hombres, no es capaz de llamar a eso que siente con las mismas palabras que utilizaría para los hombres. Que aunque cuando está con ella se siente muy cerca, cuando se aleja y no la ve siente frialdad y se ve reaccionando en busca de alguno de esos hombres. Que en la lejanía la echa de menos y al mismo tiempo siente alivio de no tener que verla y se encuentra pensando en los hombres y no en ella.

Preocupada, mi amiga, me pregunta a mí, la única otra bisexual que conoce que se mueve por el ambiente LGBT+ aunque tenga una vida en apariencia heterosexual, si es normal lo que le sucede. Cree que nadie puede entenderlo. No se atreve a hablar con lesbianas sobre ello, tampoco con heterosexuales y cree que los bisexuales que hay en el ambiente LGBT+ en la práctica son como homosexuales y tampoco van a entender sus dudas. Se siente culpable por hacerle eso a su novia, asustada por reaccionar así y confusa sobre su sexualidad preguntándose si en realidad no será heterosexual por mucho que haya buscado y tenido contacto con mujeres, y si no será que está haciendo algo que va en contra de su propia naturaleza. Siente miedo por sus reacciones físicas y cree que todo lo que le sucede es una contradicción. Vive su deseo y su repugnancia como cosas separadas que no es capaz de entender. Su amor y su temor como elementos no relacionados que no se pueden dar en la misma persona. Para ella parece que tiene que ser blanco o negro, por mucho que quiera ver los grises, por mucho que los sienta.

Lo que le pasa no sé si es normal y tampoco me parece relevante, pero habitual sí que es. De hecho, como le dije, creo que sencillamente es homofobia internalizada (y bifobia internalizada). Ha crecido en una sociedad heterosexista en la que lo único que se podía esperar es que acabara con un hombre. Ha tenido una vida en apariencia heterosexual durante muchos años. Se mueve en dos ambientes (el heterosexual y el LGBT+) igual de llenos de normas que dicen que o bien eres lo uno o bien eres lo otro, que o bien sientes una cosa o bien la otra, que o bien funciona o no funciona. Entre los homosexuales por lo general solo se vende la historia de éxito final, esa que dice que "todo encaja" cuando por fin estás con alguien de tu género. No se reconocen públicamente los miedos y la lucha interna que ha tenido lugar en la cabeza hasta llegar a la conclusión de que lo que hacías o sentías era lo natural para ti. Entre los heterosexuales por lo general no se acepta que se pueda sentir deseo o atracción por alguien de tu género. Nadie se quiere reconocer homófobo, especialmente nadie que viva como homosexual. Y ella por ello ha internalizado su discurso. 

La homofobia, bifobia, transfobia e intersexfobia internas son en realidad las mayores barreras contra las que luchar como persona LGBT+, al menos en los países en los que las leyes no nos persiguen. Vivir como persona LGBT+, tener sentimientos o identidades LGBT+, estar fuera del armario, moverse en el ambiente, no tener consciencia de sentir rechazo por otras personas o actos LGBT+, tener orgullo LGBT+, ser activista y demás, no es lo mismo que no sentir ese rechazo de forma inconsciente, no es lo mismo que no haber internalizado una parte o todo el discurso fobo de la sociedad en la que nos movemos.

Así, mi amiga está segura de no sentir nada negativo por otras personas homosexuales o bisexuales. Y sin embargo a la hora de iniciar una relación sus dudas afloran, su educación la oprime, su pasado la condiciona. Y todo eso le produce una gran ansiedad y falta de comprensión hacia su propio proceso. Como ella cree sobre sí misma que por supuesto "no SOY homófoba", porque vive de forma abierta como bisexual, tiene una infinidad de amigos LGBT+ y ha tenido relaciones esporádicas con mujeres, al confrontar lo que siente y lo que vive ahora, al ver sus miedos, de forma racional llega como posibilidad a la conclusión de que "tal vez YO no soy así aunque no tenga problemas con que otros lo sean".

Pero, por supuesto, lo que sucede es que una cosa es aceptar de forma racional a los demás y otra cosa muy diferente aceptarse a sí mismo y no tener ningún sentimiento negativo hacia lo que uno vive como fuera de la norma. Aprender a aceptarse como persona fuera de la norma es un proceso. No sucede de la noche a la mañana. A la mayoría nos lleva muchos años. Hay que acostumbrarse a verse como una persona diferente a la que se creía ser y a aceptar los propios deseos y sentimientos. Sería mucho mejor que en el ambiente LGBT+ se tuviera mayor conciencia de este proceso. Ayudaría a los que están pasando por él.

1 comentario:

  1. muy interesante publicación. creo que ser bisexual, en cierto sentido, es aún más complicado que ser homosexual. tanto en el ambiente heterosexual con sus requerimientos de heteronomas y en el ambiente homosexual existen también modismos y formas de las cuales no puedes salirte y deben respetarse. yo que soy intersexual, pero fui educada como género ‘mujer’ y me considero más bien ‘pansexual’ o cuando se hace difícil explicar el término, me remito a ‘bisexual’, hace poco me interesó una mujer mucho mayor que yo, y nos comenzamos a conocer. me terminó rechazando y nunca supe por qué. muchas veces sigo pensando que eso de haberse dado cuenta que no soy ‘lesbiana pura’ (entre otras cosas)hizo mecha en sus prejuicios hacia mí. bueno fue algo horrible que aún estoy intentando superar. solamente quería comentar una experiencia más, para aportar algo a este escrito que me hizo recordar aquella dolorosa situación por la que atravesé.

    cordiales saludos

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