Secciones del blog

31 agosto 2011

Confiamos también en los extranjeros

En Dinamarca el ambiente político y social en cuanto a la inmigración y las personas no nacidas en Dinamarca o con un origen étnico minoritario es terrible. La mayoría de los partidos siguen la tónica creada ya hace muchos años por Dansk Folkeparti, el partido nacionalista y racista. Su avance ha hecho que todos los demás giren en su dirección, que no se pueda hablar de los no-daneses de forma positiva, sin soltar una lista de prejuicios, lugares comunes y barbaridades. Hablar de la inmigración como algo que no sea un problema es un hecho no existente en la política danesa desde hace muchos años. Lo mismo sucede al hablar de las personas que tienen un origen étnico diferente al danés aunque sean ciudadanos daneses y/o hayan nacido en este país. Somos elementos problemáticos a los que hay que ayudar, integrar, expulsar, desfanatizar, adoctrinar, mantener económicamente, vigilar...

En ese clima, aunque se ha hecho esperar más de una década, no es raro que al final alguno de los partidos acabe reaccionando y creando una campaña como esta:


Confiamos. También en los extranjeros.

Terrible, ¿no? En sí mismo y sacado del contexto danés, este anuncio de Radikale Venstre es horriblemente xenófobo y debería provocar una ola de escándalo. Pero, sin embargo, en el contexto danés lo único que hace es poner claramente por escrito lo horripilante de la situación. Aquí donde hay muy pocos partidos que intenten tener una política civilizada sobre los extranjeros, escribir esto hace que se levanten cejas y provoque conmoción y escándalo, pero el escándalo opuesto: ¿Cómo vamos a confiar en los extranjeros?

4 comentarios:

  1. Vaya anuncio mas horrible.

    ResponderEliminar
  2. I agree with much of this, but to me the malaise has far deeper roots than suggested by "La mayoría de los partidos siguen la tónica creada ya hace muchos años por Dansk Folkeparti, el partido nacionalista y racista.”
    I was born in Denmark in 1970 and lived there for most of the 1970s and between 1983 and 1994. In my analysis, xenophobic nationalism with racist undertones is nothing new and cannot be reduced to a “seduction model” with the DPP as demagogic villains. Unpleasant as it is, that party is a symptom, not a cause. The truth, which is unpalatable to most well-meaning progressive Danes and foreigners alike, is that there is a clear link between the “pretty” and the “ugly” aspects of Danish political life. The minority of anti-racist Danes and their foreign admirers like Francis Fukuyama fail to see that the great accomplishments of the Danish and Scandinavian models – economic equality and efficiency, gender equality and a functioning democracy – are linked with the rise of populist xenophobia. It is precisely because of the radically democratic nature of Danish politics that voter preferences are translated into parliamentary representation. There is a perception that migration and globalisation represent threats to the welfare state and its social order. Having historically emphasised equality at the expense of liberty, Danish political culture is ill-equipped to deal with cultural difference. Its response has been a false promise of assimilation, but the ethno-nationalist/social Darwinist racist historical baggage means this promise can never be fulfilled. An outsider will always first and foremost be judged on his/her physical appearance, which leads to a number of false assumptions about culture. In my own case, I am culturally and linguistically Danish but racially difficult to pin down. My facial features, hair colour and pigmentation mean that people always have heard non-existent accents, made assumptions about religious beliefs, dietary habits, views on sexual politics, etc. etc. No matter how culturally Danish you are or become, you will always be marginalised on grounds of the cultural interpretations that flow from the majority population's immediate visual perception of you. If, on top of that, you have a name that suggests Middle Eastern origins you are, to use a good technical term for it, truly fucked.
    The problem complex just cannot be reduced to one political party. In a democratic system like Denmark, and in authoritarian ones too, the prevailing political values are not just created by elites. The masses are not innocent victims. Danish politics is so virulently racist because it reflects Danish society very accurately. It is because majority rule is such a cherished value that minority protection fails. Democracy triumphs over liberalism.

    ResponderEliminar
  3. Hola ! Tema complicado. En España la sociedad gira hacia la derecha o extrema derecha. Si trabajas y pagas tus impuestos tienes todos los derechos del mundo otra cosa es racismo. Muy complicado , ni blanco ni negro , por mi parte un gris , tenemos que tener leyes de inmigracion , es España eso ha sido un desmadre.
    Como siempre tu blog , muy interesante.
    Un abrazo

    Maria

    ResponderEliminar
  4. Tu artículo me recuerda una conversación que mi madre mantuvo conmigo, según la cual, los migrantes tienen la culpa del paro existente en España. ¿No resulta escandalosamente xenófobo? Desde la vida pública, también se están llevando medidas xenófobas que invitan a que regresen todos aquellos migrantes que han aportado con su trabajo riqueza a las arcas del Estado. Eso, sí, muy sutilmente.
    Al parecer, en tiempos de crisis, no sólo se abraza el neoconservadurismo, sino que afloran las peores de nuestras fobias sociales, las cuales no distinguen ni de razas, ni de países.

    ResponderEliminar

Si tienes problemas para dejar tu comentario, vuelve a pulsar en "Publicar". Casi siempre con insistir un par de veces funciona. Si no también puedes enviármelo a mi email en lilleskvat(a)gmail.com