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26 agosto 2011

Elecciones en Dinamarca

Por fin se ha decidido. Esta mañana Lars Løkke Rasmussen ha convocado las próximas elecciones nacionales danesas para el 15 de septiembre, tras meses de espera y especulaciones. Por supuesto, lo hace en un momento en el que las encuestas dicen que su partido está subiendo en el nivel de popularidad. Ninguna otra cosa importa, solo retener el poder que su partido, Venstre (la derecha política), ha monopolizado en compañía de Det Konservative Folkeparti (los más conservadores) y el apoyo muy condicional de Dansk Folkeparti (puro racismo en acción) durante la última década.

Ahora nos esperan tres semanas de tortura completa y absoluta en la que las campañas electorales de los distintos partidos caerán otra vez todo lo bajo que puedan y alcanzarán nuevas cotas en su populismo utilizando sentimientos xenófobos, racistas, islamófobos y nacionalistas para intentar arrancar unos cuantos votos indecisos. Todos y cada uno de los partidos seguirán ese camino por el que ya transitan alegremente. Hasta los escasísimos que se intentan separar de esta retórica en las campañas que han iniciado a lo largo del verano caen de forma escandalosa en ella. 

Nos quedan tres semanas de no poder encender la televisión, abrir el periódico, pasear por la calle, poner la radio, navegar por Internet o ni siquiera abrir Facebook sin tener que oír insulto tras insulto dirigidos a la gente como yo, los racializados, los etnizados, los "no daneses" (aunque algunos de nosotros y hasta nuestros padres hayan nacido en este país), los que somos utilizados para atemorizar a la población, los que no tenemos derecho al voto en esta supuesta democracia y cuyas opiniones por tanto son indiferentes a la hora de realizar una campaña política. 

Tres semanas. Pero después tampoco podremos respirar tranquilos. Mucho menos. Porque entonces, gane quien gane, será la hora de cumplir algunas de esas promesas y mostrar a los que votan que la democracia funciona, que la mayoría tiene razón y que la forma de vivir "sin miedo" para todos los demócratas es creando más leyes que discriminen a las minorías, que aumenten la desigualdad social, que erijan más fronteras, que promuevan el odio y que eliminen más y más de los escasos éxitos que las luchas obreras, feministas, queers, inmigrantes, laicistas habían alcanzado. 

1 comentario:

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