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11 febrero 2012

Tanto miedo, pero tanto, tanto miedo… ¿Para qué?

"Tanto miedo, pero tanto, tanto miedo… ¿Para qué?". Eso me pregunto yo. Pero todavía más por qué y a qué. Aparentemente no te das cuenta. O tal vez sí y quieres que sea yo quien no se da cuenta. Sigues sintiendo ese miedo. Y yo lo veo. Yo lo siento. Yo lo escucho. Está ahí palpable y visible. Brilla y deslumbra tanto que apenas se puede ver lo que hay detrás de él. Todavía, aunque lo creas o no lo entiendas, no te has liberado. No has salido de los corsés de la cultura y el prejuicio. Todavía estás dando vueltas con desasosiego en tu jaula detrás de las barras sin atreverte a empujar esa puerta entreabierta. Vivir tras las rejas con paz interior es posible para quien no ve la ranura de la puerta y entreve el otro lado. Pero no para ti. Ya no. ¿A qué esperas entonces? ¿A qué tienes tanto miedo? ¿Y por qué? ¿Qué consigues con quedarte en tu armario si tampoco te da paz interior?

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