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31 marzo 2012

Desesperación vital no sexual

Viendo el modo en el que te comportaste en esa fiesta a la que de repente no querías ir pero de la que luego no te querías marchar, y uniéndolo a la forma en la que te has comportado últimamente, he llegado a la conclusión de que te pasa algo más serio de lo que pensaba y que probablemente sería más inteligente por mi parte tomar un poco de distancia y dejarte encontrar tu camino sin permitirte destrozarme mientras lo buscas. Me parece que en el estado en el que pareces estar eres peligrosa y si seguimos así, finalmente lo voy a pagar caro y ya conozco de sobra el terrible poder devastador que puedes tener sobre mí y me hace temblar solo de imaginarlo. 

Siendo como eres, creo sinceramente que no eres consciente de los tumbos y de los violentos volantazos que vas dando. Al contrario. Experta como eres en autohipnotizarte y cambiar tu visión de las cosas según el día en el que te pillen, estoy convencida de que ni siquiera sabes de qué hablo al leer esto. Y también que te va a irritar enormemente esta crítica que vas a considerar injustificada.

No querías ir a la fiesta. Seguramente porque no te había gustado el modo en el que te habías sentido en la fiesta la noche anterior cuando apenas estuvimos juntas. Por supuesto, unido al hecho de haber tenido que pasar un día sola. Y tú y la soledad os lleváis terriblemente mal, ya lo sé y tú también lo sabes aunque solo lo quieras reconocer en los días buenos... 

Llegaste y dijiste que no ibas a la fiesta, pero cuando descubriste que ellas también iban a estar, cambiaste de idea. Por tanto, no por mí ni por ir conmigo, sino por ellas. Por eso después tenías tanto interés en que las llamara para asegurarte de que iban a aparecer. OK, tal vez no soy especialmente divertida en una fiesta si lo que tienes ganas es de hacer lo que hiciste después, es cierto. Pero no solo eso, sino que llevaste alcohol, tú que dices no beber, solo porque ellas beben y tú no quieres sentirte menos cool que ellas. O mejor dicho, no quieres que sepan que eres menos cool que ellas, en tu visión de lo que es ser cool. Cosa que solo refuerza mi impresión sobre tu comportamiento.

Estuvimos en la fiesta, y desde el primer instante estabas en una actitud fría y extraña. Super juguetona con los chicos alrededor, bastante distante conmigo. Querías desesperadamente que llegaran ellas y no te calmaste hasta que lo hicieron. Pero luego, cuando llegaron y pasó un rato, descubriste que tampoco sucedía lo que esperabas, y te fuiste a cazar a otro sitio. Yo me sentía enferma (estaba incubando la gripe y tenía resaca del día anterior) y tampoco me divertía ni el ambiente ni tu actitud, así que no te seguí. 

Después de varias horas en el local, sintiéndome enferma y cansada, te dije que me quería ir. Eran más de las 4 de la madrugada. Tenía que trabajar al día siguiente. En lugar de irnos, dijiste que te querías quedar con ellas. Y te fuiste a bailar con algún que otro macho a la pista. Pero ellas no quisieron seguirte. Se quedaron conmigo y casualmente una de ellas se puso a abrazarme y flirtear conmigo. Luego encontré a una de mis buenas amigas y me senté a charlar con ella. Cuando estaba más a gusto, llegaste diciendo que te querías ir. Aparentemente tus planes no habían funcionado y ya era tarde. Por supuesto, no nos fuimos sin que tú antes flirtearas con mi amiga también. Después, de camino a la puerta, ya no te querías ir. Querías ir a buscar a nuestras dos acompañantes para invitarlas a nuestra cama. Y yo, enferma físicamente solo quería ir a dormir, así que te dije que yo me iba, contigo o sin ti. Nos fuimos juntas. Por el camino me contaste que las habías invitado y que habían dicho que no, e insististe en que lo intentara yo. Pero yo, un pelo irritada, te dije que no quería follar con cualquiera, que lo que quería era descansar.

Contado así suena horrible y es curioso porque seguramente tú tengas otra vivencia completamente diferente de la noche.

Lo que yo viví esa noche me llevaba de camino a tu casa sintiéndome mal y pensando que eres peligrosa para mí porque temo acabar haciendo cosas que no quiero solo por complacerte. Complacerte está bien, pero solo siempre y cuando sea de un modo que me haga feliz a mí también. Pero creo que tu ansiedad y tu desesperación te arrastran de tal forma que te da igual cómo yo me sienta y eso no me gusta.

Tu agresividad sexual no me asustaría ni me produciría nada negativo si viera que es selectiva, que te hace sentir bien, que está basada en deseo y atracción sexual y que tienes respeto y consideración por los demás. Pero ninguna de estas cosas parece ser tu caso en este momento. Creo que tu aparente desesperación sexual en realidad es una desesperación vital atroz. Por eso, te da igual el objeto de tu caza, si es atractivo o no, si tiene interés o no, si hay circunstancias que lo dificultan o incluso lo impiden o no. Más bien parece que en un ataque por encontrarte a ti misma y demostrar a los demás que eres libre y abierta de mente, cuanto más exótico el punto de mira de tu caza más atractivo, cuanto más difícil más codiciado, cuanto más indiferente más provocador te parece. Por eso es mejor si tu presa es una persona trans que si es una persona cis, mejor si es en una fiesta del ambiente que si es en una fiesta danesa cualquiera, mejor si es un macho con polla (ya que eso es lo más trasgresor para ti y para la relación que tienes con tu novio) que si es con una persona con coño, mejor si es un trío que simplemente con otro en la cama, mejor si sucede en una esquina de la discoteca que entre cuatro paredes sin espectadores, mejor si incluye gente kinky por muy vainilla que seas tú. Porque no es sexo lo que buscas ni deseo lo que te mueve. Es afán de demostrar que nada te asusta, nada te impresiona, nada te conmueve, nada te produce rechazo, nada te afecta, nada te detiene.

Y en realidad esto es justo como lo que haces con tus presas fuera de la discoteca. Es igual que lo que hiciste conmigo hasta que "me conseguiste". Es como lo que haces con tu amigo que no hace más que decirte que no pero que tú sencillamente no respetas. Es como lo que haces con tu amante fijo cuando tiene una época en la que no quiere estar contigo porque está de vuelta con su mujer. Y es como lo que haces con cualquiera que se pone a tiro en cualquier momento y que no termina de caer en tus redes. Solo tu novio está fuera de este juego, porque él es el que establece las reglas que tanta angustia te producen y contra las que tanto te rebelas.

Viendo todo esto no creo que hayas en realidad cambiado nada del verano pasado a este año. Sigues comportándote de forma egoísta y desesperada. Dejando que tus miedos controlen tus actos. Solo que ahora los escondes en esa capa de farsa que te hace creer que pasa desapercibida. Y sigues comportándote como lo has hecho a lo largo de este verano, utilizándome como llave a un mundo que ansías pero que no eres, buscando en mí vivencias que no son conmigo. Y por eso me dueles. 

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