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11 mayo 2012

Apago ya la luz

- Apago ya la luz. Buenas noches.
- Buenas noches. Que descanses.
Silencio. Por fin. Ahora me puedo olvidar de todo y centrarme en ti. Navegar en este estado de semi inconsciencia que siento cuando estoy muy cansada. Dejarme llevar. Mirarte desbordando deseo sin que me resulte incómodo. Respirarte con ansiedad sin tener que disimularlo. Aspirar tu aroma sin hacerlo a escondidas. Notar tu aliento y dejarme atrapar por él. Seguirte hasta el borde de la cama. Acercarme sin ni siquiera pensarlo. Mirarte con pasión esos ojos oscuros que brillan con ardor en el silencio. Besarte... ¡Besarte! Llevo años besándote sin haber tocado la suavidad de tus labios. Sin haber bebido la humedad de tu lengua. Y tú me estás mirando con mayor intensidad que nunca. A dos centímetros de mis ojos. Te veo. Te siento... ¡Me amas! Tu lengua me lo está diciendo en este silencio húmedo. Me desbordo. Ya no encuentro tus labios, me he perdido entre tu pelo rizado que acaricia mi cuello. Tus brazos, ¿cómo han llegado hasta mi espalda? No sé, no importa. Da igual. Me abrazas, me aprietas contra tu pecho, contra tu vientre, eso es lo importante. Ni siquiera noto tu camiseta. Desprendes tanto calor. Estás tan cerca como siempre he deseado. Estás entre mis brazos. Me tienes entre los tuyos. Sigues apretándote contra mí. Me falta el aire. Así. Sin aire, solo con tu intenso aroma. Te aprietas tanto contra mí que noto el hueso de tu pubis clavándose en el mío. El pensamiento me marea. Aquí te tengo. Con tu sexo buscándome, apretándose contra mí. Estás húmeda, ¿o soy yo? Estás tan cerca que no sé si es tu cuerpo o el mío. Calor. Sudas, salivas, lubricas. Humedad. ¡Y qué olor! Siempre me alcanza, pero nunca tanto como ahora. Me estás empapando, ¿o soy yo? Tu boca bajo mi camiseta. Tu barbilla entre mis pechos. Tus manos en mis bragas. Agarrando mi culo te aprietas contra mi. Siento curiosidad. Creía que tenías bragas. ¡Creía que las tenía yo! ¡Y ahora tengo mi mano entre tus piernas y lo único que encuentro es piel! ¡Piel húmeda! El pensamiento me hace temblar de excitación. Tengo mi mano en tu coño y tú me miras con un fuego que me está quemando por dentro. Me deshago en agua. Tengo que probarte. Saborearte. Salada. Dulce. Y aquí dentro ácida. Deliciosa. En todas partes aromática. De verte, de sentirte, de beberte, de mirarte ya no puedo más. ¿Me estás acariciando también o qué produce esas contracciones en mi sexo? ¡Sí apenas me has tocado! Te miro y sonríes. Sonríes y gimes. Te mueves, aprietas mi cabeza y tiemblas. ¡No, no quiero que se acabe aquí! Decidida, me tumbo sobre mi espalda sin dejar de abrazarte. Noto tu peso sobre mí. Me besas y colocas tu mano entre mis piernas. Allí estás: sobre mí, dentro de mí. ¡Llevo toda la vida deseando este momento! Tus dedos son como fuego. Me abrasas. Y cuando te mojas los dedos en ti y los vuelves a meter en mí el tiempo se detiene, se alarga, se acelera, se pierde. Mi corazón explota de emoción, mi cuerpo vibra de pasión. ¿Estaré soñando? Busco tu coño con mis manos para asegurarme de que es cierto, de que no es otro de mis delirios. Allí está. Tan húmedo... ¿Es tu humedad o la mía? Te incorporas. Veo tus pechos, tus pezones oscuros, tu piel erizada. Tu cabeza se inclina hacia detrás mientras cabalgas sobre mi mano y yo babeo de excitación, de adoración, de admiración. Te dejas llevar. Te mueves como siempre he querido verte. Ni sé ni me importa el tiempo que estás allí. Te tengo sobre mí. Desnuda. Con la guardia completamente bajada. Tus piernas alrededor de mis caderas. Tu coño en mi mano. Tus tetas balanceándose frente a mi cara. Tu barbilla apuntando al techo. Tu boca entreabierta exhalando gemidos que me llegan a las entrañas. Tu culo sobre mis muslos. Mis pezones apuntándote. Los pelos de mi coño acariciando tus ingles. ¡Así! ¡Aquí! ¡Mmm! ¡Así! ¡Eso es! ¡Mmmmmm!
- Oye...
¡Mmmmm! ¡Así! ¡No pares nunca! ¡No te vayas nunca! ¡Así! ¡Mmmmmmmmmmmmmmmm!

- ¡¡¡Oye!!! ¿Estás bien...? Creo que estabas teniendo una pesadilla. Te movías de forma muy brusca y murmurabas algo, pero no entendía lo que decías.
- ¿Ehhhh...? ¿...? ¿Qué?
- Te he despertado porque parecía que te pasaba algo... ¿Estás bien?
- Sí, solo estaba soñando. Estoy bien. Sigue durmiendo, amor, que si no mañana vas a estar cansado. Buenas noches.

3 comentarios:

  1. jooooo que putada...

    y que cachonda me has dejao, estoy en el curro y no me puedo aliviar!

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  2. Esta historia la escribí hace años. No me atreví a publicarla entonces, y la programé para un 11 de mayo, fecha importante en mi calendario, de un año cualquiera... que ha resultado ser este... en el que lo que me motivó a escribirla ya no tiene sentido. Ironías de mi vida... y de mi historia con esa persona que inspiró este relato.

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  3. MrDisfórica11/5/12, 12:21

    Qué bien poder tener sueños así. :-)

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