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31 julio 2012

Eres belle

Nos estamos mirando en la cama. Me acabo de cortar el pelo. Me observas con intensidad en silencio. Abres la boca y me dices "Eres belle". Mi reacción, quedarme confuse, sin saber qué decir. "Gracias. No sé si estoy de acuerdo pero gracias". Veo tu sorpresa ante mi respuesta. Insistes en mi belleza y yo siento que aunque lo intento no puedo controlar los músculos de mi cara, que hacen que frunza el ceño contrariade y mis ojos divaguen en busca de una respuesta más adecuada. "Wow, gracias por el enorme halago", es lo único que al final consigo balbucear.

Belle. Una palabra que jamás he sabido asociar a mí. Un vocablo que ni he escuchado en la boca de mis amantes ni en la de mis amados. Un término que en mi forma de ver el mundo va unido a algo que no veo en el espejo, que no ha existido en mi historia personal, que he aprendido con dolor a desasociar por completo de mi cuerpo. Y tú sin embargo lo anuncias con tal seriedad, con tal serenidad y con tal intensidad que parece que es lo que ves, lo que sientes, y eso me descoloca. ¿Belle yo? Tal vez atractive, guape, sexy, interesante, mone, ¿pero belle? Ese adjetivo se utiliza para denotar algo que posee belleza, una cualidad que aunque es completamente subjetiva, parece uno de los hechos más objetivos en este planeta en el que aparentemente hay gente bella y gente que no lo es. Y por tanto si se quiere decir que a ti alguien te parece poseedor de algo que se asemeja pero que objetivamente no es tal cualidad, utilizas un adjetivo diferente, uno de esos otros menos sublimes.

Es curioso, porque que la belleza no es algo objetivo. Sé que, como todes, soy yo quien define lo que es belleza para mí y que, además, siempre he sido bastante capaz de separarme de las normas para identificar lo que a mí me parece bello. Y al mismo tiempo al tratarse de mi propia corporeidad me dejo caer en la trampa y no puedo creer que para otra persona pueda ser belle. Y también sé que si hubieras dicho cualquier otro adjetivo con connotaciones positivas e igual de subjetivo pero que tengo más escuchado o más asociado a mí, como inteligente o analítique, me hubiera sido más fácil aceptar el cumplido sin reaccionar de forma extraña. Como si hubiera alguna diferencia entre lo real o lo irreal de cualquiera de esos adjetivos.

Belle. ¿De verdad entenderás con ese adjetivo lo mismo que yo entiendo? Porque en tal caso, wooooow.

29 julio 2012

En realidad soy hetero y por eso no entiendo la agenda gay

Ayer fui al cine a ver el estreno oficial en Dinamarca de Weekend, una peli de la que ya hablé en su momento. Recordaba que me había gustado lo suficiente como para verla otra vez teniendo una entrada gratis. Y además uno de los dos actores principales estaba después para hacer el Q&A.

Sorprendentemente la peli me gustó más ayer que la primera vez. Algo en mi estado de ánimo, en mi experiencia vital del último año o el verla en un cine con una gran pantalla en lugar de en un DVD en el ordenador funcionó mucho mejor. Casi me dieron ganas de recomendarla aunque tenga algunos elementos que no me van. Y sin embargo la buena sensación se jodió escuchando al actor explicarse. Específicamente algo estropeó todo el encanto: sin ningún motivo ese tipo, Tom Cullen, explicó que él era heterosexual. Y no solo eso, sino que además explicó que no entendía la política gay y por eso no podía interpretar el papel del otro protagonista que es un poco activista en cuanto a su identidad homosexual. Y que al interpretar a su personaje lo menos importante es que fuera gay, que lo que hacía que le entendiera es que era un humano enamorándose y además con el mismo bagaje cultural que él... Pero claro, su orientación sexual personal no tenía ninguna relevancia para el papel y por eso tampoco le dijo al director-guionista que él mismo no era gay.

¿Os podéis imaginar a algún actor gay explicando lo mismo pero al revés sobre su interpretación de un personaje heterosexual? Yo en realidad soy gay y por eso no entiendo la agenda de este personaje hetero pero como es humano intenté concentrarme en los aspectos comunes que compartimos para poder sentir algún tipo de afinidad con mi personaje. Pero claro, yo no tengo ningún problema con la gente hetero y que yo sea gay es irrelevante para el papel.

Asco me da escuchar estas cosas y ver como el público LGBT+ asiente con aprobación en lugar de abuchearle.

20 julio 2012

Tu cuerpo también es precioso

Me estás contando sobre une amigue común, una persona con la que has tenido sexo y con la que yo en su momento y con su propuesta sobre la mesa no quise tenerlo aunque ahora hubiera deseado haber dicho que sí. Comentas sobre su cuerpo. Que es precioso. Babeas y te miro con una sonrisa pensando que tienes razón. Te detienes unos instantes, me miras, y me dices con un tono muy serio que mi cuerpo también es precioso. Después continuamos hablando de nuestre amigue. Pero el detalle no se me escapa. En nuestra forma de relacionarnos también caemos en esas trampas quasi-monógamas. ¿Por qué necesitas reafirmar mi belleza y tu interés en mí por hablar de otra persona? ¿Por qué nos preocupamos ambes, aunque sea mínimamente, de la reacción que nos provocan nuestros deseos e intereses por otras personas al ser mencionados delante dele otre? 

Gracias, ya sé que te gusta mi cuerpo. Y a mí el tuyo. Y el de nuestre amigue. Y a ti también. Y eso está muy bien. Tal vez un trío...

11 julio 2012

Xenofobia española contra mí

Aunque ya lo había visto con mucha otra gente no nacida en España, nunca hasta ahora había probado a vivir la xenofobia de les españoles contra mi propia persona. Pero claro, todo llega, especialmente todo lo malo.

Mi nombre real (y no mi seudónimo en este blog) ya no suena español. Mi apellido todavía menos. Ni siquiera cuando vivía en España mis amigues reconocían en mí a una persona con identidad nacional española, o castellana, o lo que sea. No me siento de ese país solo por haber nacido allí. Y desde luego rechazo cualquier idea que me tenga que hacer sentir supuestamente orgullose de "mi país". O que me tenga que hacer sentir españole. Y después de tanto tiempo viviendo fuera del lugar donde casualmente nací, tampoco mis costumbres, mi idioma, ni mi día a día son especialmente españoles ya, si es que alguna vez lo fueron.

Hace unos días un grupo de futbolistas ganaron un partido que provocó una ola de irracionalidad nacionalista en muches de les nacides en España. Algunes de mis amigues, en un ataque de orgullo nacional patético, publicaron banderas, alabanzas y demás sinsentidos nacionalistas en sus muros de Facebook. Yo, cansade de tanta fiesta neonacionalista, publiqué esta entrada en mi blog criticando la locura de tales reacciones. Y escribí en algunos de esos muros de Facebook. Las reacciones, por supuesto, no se hicieron de esperar. Varios emails insultándome. Comentarios en mi blog. Y, cómo no, mis amigues y algunes de sus amigues que reaccionan con agresividad a mis comentarios en Facebook.

Todo esto, no obstante, era de esperar. La gente no es capaz de controlar su furia cuando le tocas lo que siente como motivo de orgullo. Lo más interesante de todo sin embargo fue la forma de agresión que sufrí esta vez. Una persona, con solo ver mi nombre en Facebook, una foto en la que tengo un aspecto no especialmente convencional y mis comentarios antinacionalistas en el muro de una amiga común, se montó en su cabeza una historia que no se molestó ni siquiera en verificar con nuestra amiga compartida. Porque claro, para qué verificarlo, alguien con un nombre extraño tiene que ser extranjere. Alguien con mi aspecto tiene que ser, por supuesto que además de género femenino, une de eses sucies vagues en la Puerta del Sol que en vez de buscar trabajo solo se quejan. Alguien con mis quejas antiorgullo español tiene que haber nacido fuera de España y estar viviendo allí para aprovecharse del sistema. Vamos, que la muchacha decidió que era unA inmigrante viviendo en España, amargadA con su jodido país, aprovechándome de esos recursos que ella crea sin yo aportar nada. Cuando me reí de sus prejuicios, sin confirmar o negar ni mi nacionalidad ni mi lugar de residencia, debió de mirar mi foto un par de veces y decidir que lo que pasaba es que era unA perriflauta suciA, vagA, unA de esAs descerebradAs que no vota a su amado PP.

¿Y qué sucedió con todas sus suposiciones? Que me invitó a no vivir en España porque nadie me obliga. Vamos, el típico "si no te gusta esto, vuélvete a tu país". Y después de descubrir que seguramente había nacido en España, a buscar una trabajo fregando escaleras en lugar de sentarme en la Puerta del Sol.

Xenofobia ramplante. Y prejuicios derechosos y claramente clasistas. Empaquetando toda esta bazofia en el típico discurso que pide respeto a su amor por su país, que no es lo mismo que el nacionalismo ni que ser facha. Porque además, la gente como ella respeta a todo el mundo.

Tenía que sucederme. Con mi nombre, mi lugar de residencia, mi aspecto, mis ideas, (ya) no soy españole. En consecuencia, de ahora en adelante soy objeto de agresión xenófoba también en España. Supongo que esta persona solo intentaba hacerme un favor por si acaso no tenía suficientemente consciencia de la xenofobia europea por adelantado.

02 julio 2012

¿Pero acaso habéis jugado o ganado vosotres, patanes?

Otra vez. Mi Facebook lleno de nacionalismo estúpido. Banderas de España por todas partes. Gente celebrando por las calles, en la televisión, en los periódicos, en Internet. ¿Celebrando el qué? Que 11 tipos que han dado patadas a un balón en una competición sexista en la que lo único que se promueve es el machismo, el nacionalismo y todos sus estereotipos han ganado por pura casualidad. ¿Y a mí qué? ¿Y a les demás qué? ¿Acaso habéis jugado vosotres, patanes? ¿Acaso habéis ganado el partido vosotres, borregues? Ahora va a resultar que por jugar en nombre de una bandera esos 11 machos me tienen que representar a mí y a vosotres, que si ellos ganan tenemos que sentir algún tipo de orgullo patriótico y algún tipo de sensación de victoria sobre otro país. ¿Para qué? ¿Por qué? 

El fútbol como deporte profesional es un verdadero asco. Promueve todos los sentimientos y comportamientos más desagradables. Pero si hay algo que lo supera en provocar asco es el nacionalismo que florece y parece justificable solo porque se esconde detrás de ese supuesto deporte en algo que se entiende como "competición sana". Nacionalismo es nacionalismo. Y da igual de asco y es igual de criticable e injustificable hoy que el resto del año.