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27 febrero 2014

Psicoanalízame, por favor

Fascinante esto de tener un blog. La red está llena de psicólogues y psicoanalistas wannabes con complejo de mesías que no tienen el menor reparo en mandarte sus análisis de pacotilla para con ello intentar salvarte de tu trágica situación y tu terrible error

Parece una constante que si escribes sobre algo que no es la norma o desde una posición minoritaria/minorizada, esto será analizado por la mayoría de aquelles que lo leen como que tienes algún problema psicológico, y por tanto siempre habrá alguien liste para, en lugar de comentar sobre lo que has escrito, saltar en tu auxilio con un análisis completo de lo que cree que es tu personalidad, acompañado de una soga. Claro que la soga no es para sacarte de esa agua en la que creen que te estás hundiendo, sino para apretarte el cuello y tirar de ti con todas sus fuerzas e intentar volver a meterte en su norma. 

Gracias, misioneres internautas, sin vosotres habría perdido completamente el rumbo.

15 febrero 2014

Rugidos de macho

Aquí están otra vez. Esos rugidos de macho. Ni mudándome de casa me puedo librar de ellos. Parece que es una imposición que acompaña al vivir en un edificio en el que se alojan también parejas cisheterosexuales. Sábado por la noche, un par de cervezas de más, y ya están otra vez los gritos, los insultos sexistas, la música que de repente sube de volumen, los golpes, los llantos infantiles, las súplicas de voces adultas temerosas. Más golpes, cosas que se rompen, objetos que golpean la pared, pasos a carreras, portazos seguidos de puñetazos y patadas contra las puertas y rugidos todavía más violentos exigiendo que las puertas sea abiertan, y ya no se escuchan ni la música ni los llantos dele bebé ni los de la madre. Solo insultos y más insultos sexistas. Rugidos de orgullo herido del macho.

La violencia de esta noche es tal que hace un rato un par de vecines se han presentado en la puerta para quejarse del ruído. Parece que han entrado a la casa, pues el gorila sigue gritando, pero ya no del mismo modo. Ahora tiene a otro macho intentando hacer que razone mientras una voz femenina diferente habla con un tono apaciguador. Puertas que se abren, seguidas de un rato de calma interrumpido solo por algún que otro rugido de macho ebrio y risas nerviosas de sus compañeras de cama.

En el pasado, hace años, llamaba a la policía. Pero ya hace mucho que no creo que esa sea una solución. Invitar a más gorilas ebrios, en vez de de alcohol, de poder y sed de sangre no mejora las cosas. Cuando lo he hecho, las voces que lloran y suplican siguen sonando temerosas durante y después de la presencia de los maderos. Porque esas voces pertenecen a personas que continúan viviendo con el animal de turno cuando los machos uniformados se van. Lo único que cambia tras la visita es que la música aumenta el volumen y los llantos son mucho más inaudibles, aunque los golpes no lo sean tanto.

En la casa de la que me acabo de mudar hace unos meses, en la primera ocasión que escuchamos semejante espectáculo de amor cisheterosexual, nos presentamos varies en la puerta y exigimos ver a la persona que lloraba para que nos explicara ella misma su historia. Por supuesto, nos contaron una mentira, estamos segures. Ella confirmó la historia de él. Y después cuando el escándalo que montaban era demasiado evidente, después de los golpes, subía el furioso gigante como un corderito a explicarnos que su mujer estaba enferma y que no pasaba nada extraño. Así pues, de nada sirvió. La violencia continúa hasta este día, no me cabe duda.

Y ahora aquí. Al poco de mudarnos empezamos a notar los mismos signos de violencia provenientes de una de las casas con las que compartimos pared pero no portal. Poco a poco nos hemos ido convenciendo de que algo de lo mismo sucede ahí. Y esta noche, ya no queda duda. Pero hoy no tengo compañía para plantarme en la puerta y realizar algo más contundente. Y a la policía no la voy a invitar. ¿Qué hacer entonces? Opiniones por favor. 

Mientras dudo de qué hacer, no dudo sobre lo que va a suceder a continuación. Los golpes volverán en breve, ya que los rugidos aumentan y la tensión crece.