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20 junio 2011

Moralina en los cortos bien producidos

Últimamente estoy viendo muchísimos cortos de temática LGBT+ y me estoy dando cuenta de que los cortos escandinavos en general tienen un determinado estilo. Están bien producidos, parecen profesionales, con calidad, con buenas cámaras, buen sonido, buenos diálogos, buena fotografía, buena música, buen montaje, etc. comparados con los cortos que veo de muchos otros lugares que tienen un aspecto más amateur o underground. Por ello, en general son muy vendibles a los cines, festivales, televisiones y demás. Y sin embargo, si te fijas en lo que todas esas historias cuentan, en mi opinión prácticamente todas fallan en lo mismo: tienen una moralina encubierta que es la de la sociedad que representan. Lo cual se opone a muchos de los cortos menos fílmicos que provienen de otros países. Uno de los motivos puede ser justamente que los cortos escandinavos por lo general reciben apoyo económico para su realización y por eso tienen una mayor calidad, pero al mismo tiempo pierden su independencia al tener que vender la moral que los que conceden ese dinero son capaces de aceptar. Y que a menudo es una moral en contra de las minorías más oprimidas.

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