20 abril 2012

Pues qué bien que a ti te va bien y a mí me va mal, ¿no?

Visita y charla de un par de minutos:
Tú: ¿Cómo te va la vida?
Yo: Pues estoy en éxtasis.
Tú: ¡Qué bien! Cuánto me alegra que al final todo te vaya bien.
Hablamos un poco sobre el motivo por el que me siento en éxtasis o más bien lo que tú deduces y decides que es el motivo. Por supuesto lo único importante, como siempre, parece ser para ti si hay personas con las que se tiene sexo o no. es igual a bien, no es igual a que ha llegado la hora de dramatizar y empezar a buscar con desesperación.
Yo: ¿Cómo te va la tuya?
Tú: Bien, tranquila, calmada. No estoy con nadie.
Pues eso, como decía, nuevamente el centro del universo es con cuánta gente se folla o no se folla. Nada más importa a la hora de valorar cómo se está. Así que te pregunto cuándo regresa de su viaje el que funciona en la práctica como tu novio. Me contestas la fecha y me dices que no estás bien con él, que no te apetece que vuelva. Reacciono, faltaría más después de ya años oyendo cosas similares, con hastío diciendo que sois un poco pesades con vuestra relación, con no valorar lo que tenéis. Y que en realidad tenéis lo que habéis buscado ambes. Supongo que te irritas, y en tu irritación dices lo siguiente:
Tú: Pues qué bien que a ti te va bien y a mí me va mal, ¿no?
Y yo que lo escucho ni te entiendo. Te pido que te expliques y me das un mini discursito en tono airado diciendo que es evidente, que está bien que yo tengo gente con la que follar con la que me va bien y que a ti te va mal con los que sueles follar. Y que eso debe de ser un motivo de alegría para mí y por tanto lo es para ti. Sin ironía ni sarcasmo, por supuesto... igualito que esta última frase.

Dos minutos después se acaba la conversación y me voy. Ya ha llegado uno de esos hombres cisgénero heterosexuales amigos tuyos con los que supongo que intentas encontrar ese nuevo polvo para sentir que a ti también te va bien.

Pero me voy asqueada con la jodida nauseabunda frase que he puesto en el título. En serio, ¿cómo le puedes decir a alguien esta frase y esperar que no reaccione con desagrado? ¿Cómo me la puedes decir a mí después de todo este tiempo?

No sé si era un intento de hacerte la víctima, una muestra de celos encubiertos por no ser tú la persona con la que estoy en éxtasis, una explosión de envidia por no ser tú la persona que tiene nueves amantes o una forma de intentar ocultar todo esto y pretender mostrar nuevamente esa falsa tolerancia que no funciona porque se huele desde lejos que es falsa, como todas las tolerancias. El caso es que sea lo que sea es asqueroso. Muestra un afán competitivo conmigo (o más bien contra mí) que no comparto y que no quiero. Muestra una falta de aceptación tanto a mi vida como a la tuya que es pasmante. Muestra una necesidad de quedar por encima que me produce náusea. Muestra una incomprensión a cómo vivo lo que me dices que es terrible después de todo este tiempo y todas esas charlas. Y muestra una falta de amor y una falta de alegría por lo que a mí me hace feliz que me enfría con respecto a ti como si estuviera en mitad de una era glaciar.

Competiciones las mínimas, gracias. Estar ahí para colmar tu necesidad de mostrar tu coolness todavía menos. Y tener que aguantar esa falta de amor es la gota que colma mi vaso. No sé ni para qué me molesto en buscarte. Creo que ya no lo voy a hacer más.

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