08 junio 2012

Mi olor corporal

Tienes toda la razón. Esa obsesión con mi olor corporal, o más específicamente, con eliminar mi olor a sudor, tiene sus raíces en una visión normativa, burguesa, capitalista de mi cuerpo. Lo sé, y llevo rebelándome contra muchas de esas imposiciones corporales durante años... Y como dices, sé hacer los análisis pertinentes para ver con qué y cómo estoy disciplinando mi cuerpo bajo la presión de las normas... sobre todo porque desde que te conozco me has mostrado aquellos otros aspectos en los que no me había parado a pensar en cuanto a este tema. Y sin embargo, aunque no he hecho nunca muchas de esas cosas que se suponía que tenía que hacer con mi propio cuerpo, aunque para mí en los cuerpos de les demás esas normas nunca han tenido el mismo o ningún efecto, y aunque con el tiempo y especialmente en los últimos meses he dejado de hacer la mayor parte de las pocas cosas que venía haciendo para cumplir las normas con mi cuerpo, la obsesión con mi olor corporal persiste. Y me persigue. Tanto que aunque lucho contra ella, acabo eligiendo para eliminarlo una de esas soluciones regladas, disciplinantes y contra las que quiero oponerme... Así en mi desesperación ante el aroma que percibo, acaba con no valerme el lavarme una y mil veces, y o bien tengo que elegir el desodorante (y ya no lo hago) o bien tengo que eliminar el vello axilar que acumula ese hedor (y no quiero empezar a hacerlo de forma regular cuando no lo he hecho casi nunca en mi vida). 

Como tú bien me preguntas, ¿por qué? Si veo lo absurdo de todo esto, ¿por qué me dejo caer en la tentación de seguir las reglas no pronunciadas? Si el olor a sudor no solo no me molesta en el cuerpo de les demás, sino que a menudo me atrae, ¿por qué tengo tantos problemas con tenerlo en el mío? Si sé que usar desodorante es malo para mi salud, para mi economía, para mi activismo, para tu alergia, para la lucha contra el capitalismo y la biopolítica, para el ecosistema y el planeta, ¿por qué no puedo dejar de echarlo de menos al notar mi olor a sudor? Si sé que afeitar mi sobaco crea una imagen de mi cuerpo más femenina, más normativa, más presentable de ese modo que la gente cree que hay que exponerse a la vista de los demás, de una falsa apariencia más limpia (como si el sudor y el vello corporal fueran incompatibles con la limpieza y la higiene), si sé que a a mí me atrae mucho más una axila no depilada, ¿por qué casi por primera vez en mi vida caigo en afeitar mi sobaco solo por no usar desodorante? 

La respuesta está en esa relación compleja que hay entre la razón y el miedo, entre mis excelentes argumentos y mi rechazo visceral a algunos aspectos de mi propio cuerpo y mi aún mayor terror a que mi cuerpo sea rechazado por aquellas personas a las que deseo. Es esa incapacidad de ser siempre coherente a la hora de llevar en cada punto el activismo a la vida personal. 

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