Esto de escribir un blog es un intercambio que, como todo lo demás en la vida, no es gratuito. Les que están al otro lado quieren alabanzas, sentirse apreciades, saber que reciben algo más que el texto que escribes. No es suficiente con que escribas, tienes que hacerlo con la intención de agradar a le que te va a leer después.
¿La prueba? No había entrado aquí desde que escribí la entrada anterior. Los comentarios que siguen llegando los publico desde mi buzón de email sin tener que visitar la propia página de Blogger. Con lo que no había visto ni si se habían publicado más cosas viejas, ni las estadísticas, ni el número de suscripciones ni nada desde entonces. Ahora que entro y me doy una vuelta mis labios no pueden evitar esbozar una sonrisa ante lo previsible que es todo en esta vida. ¡Nada es gratis! El día que publiqué eso anterior no muy halagador ni para les lectores ni para el blog mismo, nada menos que 237 suscripciones fueron eliminadas. En los días siguientes unas 150 más. Aparentemente a la gente no le gusta que le mandes a la mierda. Y en realidad, a mí que escribo todo esto ya me da igual. Durante años me curré horas sin fin el crearme un espacio en la blogosfera. ¿Para qué? Este blog no lo merece. Está lleno de mierda. Las cosas interesantes nunca las publiqué. La mayoría ni las escribí. Y además, aunque mereciera ser leído, ¿qué cambiaría? Desde luego no mi vida, y mucho menos la de cualquier otra persona.
Palabras hay muchas en la red. Aquí ya no hay más halagos.