31 enero 2012

¡Ella!

Reunión en un grupo donde en cada convocatoria otro de los participantes o yo siempre recordamos a los que van a asistir que es un espacio queer en el que la gente tiene identidades muy diversas y que no hay que dar nada por sentado sin preguntar. De hecho, en casi todas las reuniones todos nos ponemos pegatinas con el nombre y el pronombre que queremos que se utilice cuando se hable de nosotros. La conversación es en inglés, y yo suelo empezar diciendo que por favor se respeten los pronombres que cada persona elige, y explico que el mío es ZIE, que es un pronombre neutro. 

Esta vez la reunión no está bien organizada. Hay problemas en la ciudad para llegar al lugar acordado y la gente va apareciendo poco a poco. El local reservado no es accesible. No tenemos las famosas pegatinas. No hay un inicio formal de la reunión. No se habla de estas cosas. ¿Y qué sucede? Pues que yo misma lo primero que hago es meter la pata con una de las personas presentes, la única otra que utiliza pronombres neutros. Estoy mencionando algo que ha dicho y en mi inglés me escucho decir SHE. Inmediatamente me siento fatal, me acerco, me disculpo y le pregunto si ese pronombre le parece aceptable. Me contesta que sí, pero que prefiere pronombres neutros. Y yo me paso el resto de la reunión y del día dándome cabezazos contra la pared por lo ocurrido.

El caso es que no veo a esa persona como una mujer, no lo he hecho nunca. Sé que tiene una identidad genderqueer muy parecida a la mía, y de hecho me identifico con sus ideas una gran parte del tiempo. Y sin embargo, yo misma caigo en el error de utilizar un pronombre con género. Si hubiera sido al revés, me hubiera resultado muy extraño. Así que imagino que también le resultó completamente fuera de lugar.

Analizando todo esto, no sé muy bien cómo evitar estas cosas. Mi propia lengua materna, el español, no tiene pronombres neutros, lo que hace muy problemático para mí hablar. En el inglés que escucho a diario, (casi) nadie utiliza pronombres neutros. En danés tampoco. Cuando escribo mi blog escribo en femenino por otros motivos. Cuando la gente me habla y cuando hablo sobre mí la mayor parte del tiempo lo hacemos en masculino. Pero en algunos contextos eso no cala y los demás siguen usando el femenino por mucho que yo use el masculino. Por otra parte, yo siento que tampoco el masculino me representa del todo. Con lo que imagino que para otras personas genderqueer el uso del masculino tampoco sería completamente apropiado. Además, con mi acento, she y zie se pronuncian bastante parecido, con lo que al hablar sin pensar es bastante fácil mezclarlos o malentenderlos si no me esfuerzo en hacerlo claro.

Pero todo esto en realidad no son más que disculpas que siguen sin justificar el error. Con lo mucho que me esfuerzo en hacer visible esto para los demás, es terrible que yo misma caiga en esta trampa. ¡Ay!

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30 enero 2012

El más queer del universo

Aunque me gustas mucho y eres muy importante en mi vida, aunque aprendo mucho de hablar contigo y aprecio muy sinceramente tu apoyo y tu amistad, de verdad que últimamente me canso hablando contigo porque siento que cada vez más estás obsesionado con mostrarme que tú eres más queer que yo, que eres el que hace los análisis más complejos, el que tiene las estructuras de poder más claras, el que entiende la sexualidad de forma más liberal, el que conoce las teorías más modernas, el que siente de forma más postmoderna, el que usa el vocabulario más avanzado, el que vive una identidad más compleja, el que hace una política y un activismo más radical, el que se relaciona con más personas opuestas y más personas amigas... Vamos, que siento que te esfuerzas mucho en mostrarme y mostrarle a los demás que eres el más queer del universo, y lo cierto es que a mí eso me aleja y me enfría. Tus ideas son interesantes, tu personalidad también, tu conocimiento impresiona, tus amistades me encantan, admiro tus logros, aprendo de compartir mis cosas contigo y siento que avanzo. Pero sé que tú también avanzas de compartir tus cosas conmigo y lo harías más si dejaras de ver nuestras conversaciones y nuestras vivencias juntos como una competición y las vieras más como una colaboración. Sé que muchas de tus ideas han surgido de mí, igual que muchas de las mías tienen su origen en algo que he desarrollado contigo o partiendo de ti. Por tanto no me hace falta que me muestres que sabes, porque yo ya sé que tú sabes. Para mí es mucho más gratificante ver lo que tenemos juntos como lo que creo que es, esa colaboración que nos enriquece a ambos, no me hace falta que luches contra mí por mostrarme que sabes más o entiendes más. Estoy segura de tu capacidad y no entiendo por qué no lo estás tú. Pero lo que menos entiendo es que no veas que tu forma de competir me estresa. Y que es completamente innecesaria. Si es por mí, date por satisfecho y relájate porque me da igual de verdad, el más queer eres tú.

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29 enero 2012

Un sms sin motivo

Estaba aquí pensando que parece que para entrar en contacto tenemos que tener un motivo o una disculpa. Nos hace falta sugerir un plan, tener algo necesario que comunicarnos o un rollo similar para escribir un sms. No podemos sencillamente llamarnos para decir hola, para contarnos la última tontería importante que nos ha sucedido o algo de aquello que nos tiene despiertas hasta las tantas de la madrugada cuando nos vemos. No podemos simplemente llamar por llamar, hablar por hablar, por oír nuestras voces y sentirnos un poquito más cerca en algunos días que no compartimos espacio físico. Lo cierto es que por lo general no podemos ni llamarnos, tiene que ser por sms o por escrito. Y a veces con una formalidad que a mí ciertamente me descoloca. Por algún motivo que no entiendo tú estableces normas invisibles a nuestra forma de comportarnos que me resultan alienantes. Con lo agradable que sería llamar tranquilamente solo porque me da la gana, porque me apetece oír tu voz en este momento o porque me ha sucedido algo que estoy deseando compartir contigo... y saber que tú haces lo mismo. 

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28 enero 2012

Siempre escribo de más

Aquí en Dinamarca cuando tienes que hacer un trabajo para la universidad te ponen un límite superior en lo que escribes, no inferior como solía ser en España al menos cuando yo vivía allí. Y no sé si es porque me había acostumbrado a lo contrario o porque me resulta difícil ser escueta, el caso es que siempre empiezo escribiendo de más y luego tengo que pasar horas y horas ingeniando modos para acortar el texto sin que pierda el significado de lo que quiero decir. Cuando pregunto a mis compañeros daneses, por lo general les sucede lo contrario. Lo que les resulta difícil es hacer que el número de páginas crezca. ¿Será entonces consecuencia de mi cultura, mi personalidad o pura casualidad?

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27 enero 2012

Cada vez me da más asco consumir

Cada vez me da más asco consumir. ¿Por qué hay que vivir la vida de este modo? Vivir sin vivir para ganar un montón de dinero para comprar cosas que en realidad ni se necesitan ni se quieren que cuestan un riñón, que son disfrutadas unos minutos antes de ser abandonadas en un rincón en beneficio de la siguiente cosa en la lista de adquisiciones y que hacen que tengas que trabajar más y más para poder consumir más y más. ¿Para qué quiero tener 5 pares de zapatos cuando solo uso 1? ¿Para qué tengo que cambiar de móvil cada año? ¿Para qué tengo que tener una biblioteca entera de libros que solo leo una vez cuando existen bibliotecas en las que tomar esos libros prestados? ¿Para qué necesito 20 tipos de cremas cuando no uso ni una? ¿Para qué acumulo una montaña de adornos y mierda varia cuando lo único que hacen es ocupar espacio y malgastar mi dinero? ¿Para qué...? A veces me dan ganas de vender todo lo que no es esencial (tirarlo solo empeora las cosas, es malo para el planeta y es malo para mi economía) y no comprar nunca nada más que lo absolutamente imprescindible. Con tanta basura acumulada solo soy menos libre, y eso no me hace precisamente más feliz.

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26 enero 2012

Olor masculino o femenino

¿Qué es olor masculino y olor femenino? Me dices que hueles diferente tal vez porque eres intersexual y no sé muy bien qué pensar. Y sin embargo es cierto que en mi propia experiencia siento que hay olores que me parece que van asociados a los hombres cisgénero y otros a las mujeres cisgénero. De hecho, creo que algunos (o más bien muchos) hombres a veces no me producen precisamente atracción con su olor. Claro que lo mismo podría decir de algunas otras personas que no son hombres. ¿Pero es de verdad tu olor diferente porque tal vez eres intersexual? ¿Existen olores asociados a los géneros de forma natural? ¿O es la cultura la que asocia determinados olores corporales a nuestra idea de género?

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25 enero 2012

Princesas

Después de casi dos años en los que llevo relacionándome más y más con el movimiento en favor de los derechos de los trabajadores sexuales, después de participar en varias manifestaciones, escribir varios textos, provocar varias guerras políticas internas en un par de asociaciones LGBT+ para incluir este punto importantísimo en sus agendas, después de organizar de hecho algunos eventos en apoyo de una agenda política que cada vez entiendo más como mía y como uno de los puntos esenciales y que más me interesan a la hora de realizar mi activismo, me he cruzado en la tele con Princesas, una peli de Fernando León de Aranoa que conocía de oídas pero que no había visto. Y no sé muy bien cómo sentirme en cuanto a la película. Sé que tuvo el apoyo del Colectivo Hetaira en España. Sé que intenta mostrar una realidad que también sea identificable y comestible para las trabajadores sexuales. Y creo que en muchos puntos lo consigue para algunas. También veo que intenta mostrarlas como seres humanos y producirnos empatía y simpatía por ellas. Pero incluso así no deja de decepcionarme en varias cosas.

Lo primero, por supuesto, es el pesimismo que destila. Son personas tristes, que sufren, que han tenido y tendrán malas vidas, que no tienen esperanza, que hacen ese trabajo porque se ven forzadas a ello. Son personas que son castigadas en la historia por vender sexo: o bien se contagian de VIH, o bien no pueden tener relaciones amorosas que funcionen, o bien tienen que ser vejadas hasta el llanto.

También el tono moralista de la historia, contada con una mirada desde lo alto, de paternalismo y condescendencia que considera a las trabajadoras sexuales como seres inferiores a las personas que realizan la película y al resto de la sociedad. Para trabajar en esa industria aparentemente hay que tener una vida traumática y un pasado amargo. Hay que ser pobre como las ratas. Hay que aceptar eso porque no se tiene otra opción. Hay que ser inmigrante de una "cultura inferior".

De hecho sobre todo es eso que ya se ve en el título y que luego se reafirma en la película. Esas mujeres solo pueden ser princesas, algo que deduzco que se entiende como positivo, cuando no hacen trabajo sexual, la noche en la que tienen sexo sin compensación económica. El resto del tiempo son putas, y con ello aparentemente el guionista quiere decirnos algo malo. Vender sexo se sigue juzgando como una cosa terrible. Y todavía más terrible cuando la que lo vende es una mujer porque es ella la que es penetrada, la que es usada, la que es follada. Por eso, solo o no tener sexo o hacerlo gratuitamente redime, te eleva a otra posición igual de embutida de imaginario machista, te convierte en princesa.

Parece que no se pueden escribir historias serias sobre trabajo sexual que no incluyan un final trágico sin esperanza y una moral llena de acusaciones escondidas en empatía y supuesta ayuda y apoyo.

Y por cierto, qué guión más previsible y por tanto vacío. Desde casi el primer momento ya puedes ver que se trata de una historia en la que la puta española va a aprender a querer a la puta inmigrante. Porque claro, a los inmigrantes hay que aprender a quererlos a través de su humanización... igual que nosotros tenemos que aprender a querer a esas putas al presentárnoslas como seres humanos.

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24 enero 2012

Sexo completamente seguro no existe

El sexo completamente seguro no existe. Ni teniendo todo el cuidado posible y poniendo todos los medios. Yo que siempre me esfuerzo en eso todavía de vez en cuando me doy cuenta de que han sucedido cosas que no están completamente libres de riesgo.

Por ejemplo, no es suficiente con utilizar condones, guantes, protectores de látex y demás. También hay que tener en cuenta qué es lo que uno hace antes y una vez que tiene esos elementos protectores puestos. Porque en realidad ¿de qué sirve ponerse un guante si luego con el guante tocas en mucosas o fluidos corporales a la otra persona y luego te tocas a ti? ¿O si tocas con tu guante el guante que tiene la otra persona? ¿O si antes de ponerte el condón te has tocado la polla húmeda y al colocar el condón todavía hay restos de esa humedad en tus manos? ¿O si colocas un protector de látex al hacer sexo oral y al mismo tiempo estás sujetándolo con tus manos húmedas de flujo vaginal? ¿O si te pones un guante para hacer algo genital y al mismo tiempo estás besando a alguien con herpes bucal? ¿O si le pones un condón al dildo pero luego lo introduces más allá del condón...?

Vamos, que no veo que la protección total sea posible. Hay que valorar el nivel de riesgo y compararlo con la experiencia que vas a obtener y, si te compensa más no vivir una vida sin sexo, tienes que aceptar que por muchas barreras que pongas el sexo 100% seguro no existe. Y aún así tener cuidado y hacerlo lo más seguro que puedas, claro.

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23 enero 2012

Afeitarse cada día

¿Será cierto o solo un mito urbano que si te afeitas cada día el pelo te crece más fuerte? Siempre he deseado tener una barba y un bigote, pero no es fácil conseguirlo sin tomar hormonas masculinas... Me pregunto si de algún otro modo se puede provocar que te crezca el pelo en la cara y en el cuerpo. Se aceptan sugerencias.

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22 enero 2012

El único sms de felicitación

En una fecha señalada del calendario me ha llegado un sms de felicitación. Lo curioso no es que sea el único, sino la persona que lo envía. Se trata de la ex de una ex con la que estuve muchos años y con la que no he hablado en muchos años. Claro que esta mujer que me envía el sms ahora y yo durante una época fuimos amigas antes de que ella y mi ex dejaran de hablarme porque habían iniciado algo juntas. Pero después de todo este tiempo y considerando que cuando nos hemos cruzado nunca hemos reiniciado nuestra amistad, no puedo más que sorprenderme. Así que me da un poco de curiosidad. Me gustaría quedar a tomar un café y charlar. Y es que en realidad yo nunca entendí por qué dejamos de hablarnos. Siendo como soy, que mi ex y ella tuvieran sexo o una relación no era un problema insalvable por el que romper todos los lazos... En fin, qué de vueltas da la vida. 

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21 enero 2012

Sin noticias de España

Hace ya tanto desde la última vez que estuve en España que ha llegado ese punto en el que no tengo contacto con mis amigos y conocidos allí y las noticias en ambos sentidos son escasísimas, sino directamente inexistentes. Por supuesto, es natural que sea así. Es difícil mantener el contacto sin verse durante meses, o en este caso años. Y más todavía ser parte de la vida de otra persona si no estás en su día a día al menos de vez en cuando. De cualquier modo, la mayor parte de las veces cuando he vuelto a España he visto que la mayoría de las relaciones que de verdad me importan siguen allí, no se esfuman por la distancia, aunque sí que cambien en su forma de desarrollarse. Pero esta vez ha pasado tanto tiempo sin contacto con alguna gente, y además habían sucedido cosas que deberíamos haber hablado en su momento y no fue así, que si lo pienso a veces me preocupa, no sé cómo va a ser la vuelta.

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20 enero 2012

El otro lado de la puerta

Al invitarme a que sea tu acompañante en momentos menos fáciles me haces sentir que me quieres en tu vida, que me estás haciendo un hueco real en ella, con lo que por lo tanto también me quieres a mí, y que no solo comprendes sino que también valoras y disfrutas que tu sentimiento es correspondido por el mío. Me haces creer que lo que tenemos juntas se basa en algo más que en los minutos compartidos en cafés y sobre tu colchón. Me haces sentir que me abres una puerta a gestos y vivencias que yo he soñado con anhelo pero que he encontrado cerrada tanto tiempo. Esta puerta que me has abierto en las últimas horas me produce una sensación tan profunda que siento que de verdad algo ha cambiado. 

Todavía tengo grabada la primera imagen que vi de ti al llegar a recogerte. No esperaba que me produjera tal conmoción. Lo que encontré fue la imagen de lo que hasta ahora se escondía detrás de esa puerta cerrada. Intimidad. Cotidianidad. Ver tu dolor. Tener que superar mis miedos plasmados en tu sangre dentro de unos límites que siento que nos respetan a ambas, y salir con la sensación de ser más fuerte y de por ello amar agudamente. Descubrir que tu dolor no es solo físico sino también mental debido a sus abandonos, y notar que en momentos así puedo ser esa boya que te dé soporte. Convertirme en un elemento más de tu paisaje habitual y entrar a formar parte del fluir diario. Escuchar tu pesada respiración y obtener esa paz interior que me permite dormir apaciblemente al percibir tu cercanía. Ser actor, aunque sea con un papel diminuto, y no solo espectador de tus pequeñas escenas familiares. Cuidarte.

De repente me siento parte de tu vida. Siento que aprecias que estoy en ella. Siento que en ocasiones buscas no solo mi compañía o mi extravagancia sino también mi amor, mis cuidados, mi ayuda práctica, mi calor... a mí como persona no como esto o lo otro. Veo que mi presencia te da seguridad, confort, calma. Y me siento útil y con ello feliz por hacerte sentir mejor. Por poder ayudarte con cualquier detalle por nimio que sea. Por compartir cosas cotidianas contigo como hacerte un huevo frito o abrazarte y darte sosiego cuando te sientes débil o te duele.

Hay muchas formas de mostrar amor. Y hay muchas formas de sentir amor. Aquella vez hace ya casi un par de años la primera tarde que te vi desarmada sin máscara me dejó temblando y fue el camino directo a mi corazón y a descubrir mi enamoramiento por ti. Esta vez entrar al otro lado de la puerta me ha dejado con un atontamiento embriagador que me llega muy hondo descubriéndome la profundidad más absolutamente real de mi amor por ti.

Aunque ya he dicho que no era necesario, no has dejado de repetir tu agradecimiento. Pero no tienes nada que agradecerme por lo sucedido. Desde luego no más que yo a ti por permitirme ser partícipe de todo ello. Ojalá que esta puerta abierta no se cierre nunca.

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19 enero 2012

Entender lo que supone vivir fuera de las normas

Te escucho y veo que te empieza a suceder lo mismo que me sucede a mí en casi todos los aspectos y que le sucede a todas las personas que vivimos fuera del armario con algo que no sigue las reglas. Ahora empieza a no parecerte tan cool eso de ser diferente si ello supone tener que estar siempre justificando tu comportamiento y aguantando las impertinencias de los demás. Ahora empiezas a ver que por mucho que tú estés feliz con tus decisiones y que expliques que tu vida la ves de un determinado modo, ellos no escuchan y te juzgan por sus patrones, su moral conservadora y su visión cuadriculada sobre lo que te pasa a ti. Ahora empiezas a descubrir que no es tan fácil sencillamente ignorar las preguntas estúpidas, los comentarios irritantes, las sentencias canónicas sin sentido. Y por fin se ve que en tu propia carne muestras el cansancio que eso produce. No hay nada para entender las cosas como probarlas una misma ;-)

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18 enero 2012

Mujeres y fotos pornográficas

De verdad que no lo entiendo. ¿Por qué todas las mujeres que ponen fotos pornográficas de sí mismas en las páginas de contactos están con un hombre? Entre los tíos es raro el perfil que no tiene una foto en la que muestra su polla o su culo o como mínimo sus músculos, busque o no busque sexo. Entre las mujeres cisgénero, solo las que buscan sexo en compañía de un hombre, es decir, como par, muestran su cuerpo completamente desnudo o en situaciones sexuales. Casi siempre alguna de esas fotos chupándoles las pollas a sus maridos o siendo penetradas por ellos. Me resulta extrañísimo que sea así. Todavía no he encontrado una que busque sexo ella solita o con otra mujer y se atreva a mostrarse online sin tener a un macho... ¿sugiriéndolo?, ¿excusándolo?

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17 enero 2012

Crush anarquista relacional

Tengo un crush (¿se dice estoy colada por?) con una persona maravillosa que me impresiona mucho. Aunque nos conocemos desde hace un tiempo y nos hemos ido acercando poco a poco coincidiendo en actividades diversas y charlando más y más, es solo hace poco que hemos empezado a vernos de forma más continua, a quedar y a hablar personalmente. De hecho, es ahora que parece que hemos decidido darnos mutuamente más tiempo y más espacio en nuestras vidas. Y con ello, al conocernos mejor, mi interés se ha disparado a lo bestia. De repente con solo un par de ocasiones más personales me encuentro a mí misma dándole vueltas a lo que hemos hablado, dicho, hecho... Estoy atontada, vamos.

Y ahora no sé muy bien cómo reaccionar. Normalmente odio pensar de forma estratégica en cuanto a la forma de relacionarme con alguien. Es decir, eso que hace la mayoría de estar pensando cuánto tiempo tiene que pasar hasta que contactas a alguien o cuánto interés debes mostrar a la otra persona. Yo me esfuerzo en dar una imagen realista y actuar según lo que me apetece, no lo que creo que me va a dar buen resultado.

Ahora me entra una duda, no obstante. Considerando mi tipo de vida en cuanto a la forma de relacionarme con la gente (eso que no sé si llamar anarquía relacional), normalmente no encuentro a nadie que por adelantado haya oído o vivido así, y me toca explicarme largo y tendido. Pero esta persona no solo conoce el concepto sino que lo usa para hablar de sí mismx. Lo cual lo hace mucho más fácil pero al mismo tiempo y curiosamente me provoca cierta incertidumbre sobre mi capacidad de dar y obtener una imagen realista de lo que sucede. ¿Cómo se muestra en este tipo de vida que estás atontado por alguien? ¿O que estás enamorada? ¿O que te hace muy mucho tilín mental y físico? Porque por mucho que me flipe, tal vez no sea capaz de transmitirle mi flipadez. ¿Cómo sé yo que si le muestro mi interés no va a interpretarlo como que es alguien más de la lista de personas cercanas y no que me está haciendo sentir esto? Y en consecuencia, por supuesto, que crea que no es posible tener algo especial, cercano, íntimo, con determinados sentimientos que para mí no son incompatibles con mi estilo de vida. Y al revés, ¿cómo sé yo que lo que me muestra que parece bastante claro no es solo malinterpretación mía y que en realidad no se trata solo de su acercamiento de esta forma semi confusa porque no hace distinciones entre tipos de relaciones? Porque tal vez determinados sentimientos sí que son incompatibles con su forma de entender este estilo de vida...

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16 enero 2012

Cansancio de tener que estar siempre justificando

Da igual si eres poliamoroso, si vives de una persona de tu género, si trabajas vendiendo sexo, si te niegas a tener un hijo aun teniendo un útero... da igual lo que sea, el caso es que siempre te toca estar justificándote y explicando los motivos por los que no te comportas del modo que se espera. Y eso cansa. Sobre todo porque el que demanda explicaciones no va a cambiar de opinión, solo está utilizando un método muy extendido y muy eficaz de control social, que es hacerte sentir mal por no ser "normal". Pero aunque canse, no hay que dejarse decaer solo porque ese sea justo el objetivo, explícito o implícito, de esas preguntas y esos comentarios.

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15 enero 2012

¿Te has convertido en madre?

Primer día de trabajo después de Nochevieja. Me cruzo con mi jefe directo y tenemos esta conversación:
Yo: Feliz Año Nuevo.
Él: Igualmente. ¿Has empezado bien el año?
Yo: Sí.
Él: ¿Todavía tienes todos los dedos?
En el momento no caigo en por qué me está diciendo eso (es una referencia a los fuegos artificiales que la gente compra por kilos en Dinamarca como forma habitual de celebrar el cambio de año, y todos los accidentes que eso conlleva), por lo que contesto con cara un poco alucinada.
Yo: ¡¿Si...?!
Él ve mi cara y no entiende que no entienda la broma. Así que sigue con la charla bromista y añade:
Él: ¿Y tampoco te has convertido en madre desde la última vez que nos vimos?
Que era dos días antes...
Yo: ¡Pues no! ¡Ni tengo intención!
Pero lo que tendría que haber añadido y todavía me voy lamentando de no haberlo pensado en el momento es "No, ¿y tú?, ¿te has convertido en madre?". Claro que le hubiera parecido inapropiado... ¡Pero es que a mí también, leche!

Me da una rabia tremenda esto de ser interpretada como una mujer y que eso unido a mi edad suponga que se me tenga que estar dando la lata con mi supuesto papel en esta vida, que para medio mundo aparentemente es que tenga hijos como madre. ¡Puñetas con el heterosexismo y los roles de género!

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14 enero 2012

El más absoluto desconcierto

Tarde de visita en tu casa. A última hora nos lanzamos a tu cama para entrar en calor teniendo un poco de sexo. No queda casi tiempo, y eso lo hace un poco desesperado y desesperante al mismo tiempo. Se mezcla la excitación por follar contigo, la anticipación por haber quedado con ella, el estrés por la falta de tiempo, la intimidad por haber compartido ya unas cuantas horas sobre ese colchón, la inseguridad por las pausas sin sexo que nos tomamos, la cercanía por acabar de confesarnos mutuamente nuestro enamoramiento, la alienación por la larga discusión sobre tu homofobia o mi paranoia... De repente me da la vena kinky y sin pensármelo mucho hago algo que aparentemente no te ha pasado antes. En tu reacción y tu cara veo el más absoluto desconcierto. Se puede ver que no sabes cómo tomártelo ni cómo reaccionar. Hay una pausa en la que intuyo que tu tiempo se alarga buscando coherencia en lo que acaba de suceder mientras yo te observo. ¿Te tienes que quejar? ¿Te tienes que molestar? ¿Es algo pretendido o ha sido un error por mi parte? ¿Soy torpe o eres tú que no sabes cómo interpretarme? ¿Será una de esas cosas raras que me ponen a mí? ¿Dices algo o haces como si fuera normal? Mientras tu cabeza se retuerce buscando sentido a lo que has vivido, no puedo controlarme más y estallo en risa. Te unes a mi risa y comentas con tono todavía confuso que duele, que no te lo esperabas y que es la primera vez que alguien te hace eso. Reímos un poco y seguimos con lo que estábamos. Pero en los escasos minutos que nos quedan ya no puedo quitarme esa imagen tuya de completa incertidumbre y eso me hace que tenga que de vez en cuando estar conteniendo mis ganas de reír. Y lo cierto es que todavía ahora escribiendo esto me veo soltando alguna carcajada. En realidad qué poco hace falta para romperte los esquemas
;-P

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13 enero 2012

Corbatas

No tengo muchos fetiches en cuanto a la ropa, y menos en cuanto a mi ropa, pero hay uno que desde siempre ha estado muy claro: las corbatas. 

Cuando era pequeña jugaba con las de mi familia. Al disfrazarme siempre quería llevar una. En la pubertad, mientras las chicas se flipaban con sus maquillajes, sujetadores y ropa femenina, yo me hacía a escondidas con una pequeña colección de corbatas, que más tarde, en la adolescencia durante un par de años utilizaba para ir al instituto casi todos los días, además de durante varios años siempre vestirme con camisas de hombre diseñadas para llevar corbata. A varias de las chicas de las que sin saber lo que me pasaba me iba enamorando les regalé corbatas, que supongo que no disfrutaron, ni yo tampoco porque jamás se las vi puestas. De hecho, más tarde a mi novia de entonces le regalé una corbata preciosa con la esperanza de vérsela y la estúpida lo que hizo fue dársela a su hermano en lugar de usarla o dármela a mí. Cuando pienso en aquella corbata tan bella, la más cara y maravillosa que he comprado nunca, todavía me duele y todavía desearía con toda mi alma poder hacerme con ella. Fue con esta mujer, de hecho, con quien dejé de usar mis corbatas y de disfrutarlo. Tanto que me agobiaba con su transfobia y sus ataques a mis rasgos masculinos, que al final acabé abandonando muchos de ellos, entre otros mis adoradas corbatas. Y el caso es que eso me ha dejado huella. Muchos años después, todavía sigo sin usar corbata cuando me da la gana, aunque lo haría muchas veces porque no lo asocio a vestirse con un estilo formal... Lo he hecho en algunas ocasiones en los ambientes LGBT y sobre todo trans, pero por lo general ya no lo hago. Siento que la gente lo utiliza para interpretarme y ver en mí signos de tal o cual y por ello acabo no haciéndolo cuando lo pienso. También alguna vez he querido hacerlo al ir de fiesta contigo, pero no me he atrevido pensando que tú también lo interpretarías como un falso esfuerzo por mi parte por parecerte más masculina... Y aun así, sigo comprándome corbatas de vez en cuando.

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12 enero 2012

Dormir 3 en la cama

Estaba pensando que esto de tener varias parejas (o como sea que haya que llamarlas) a veces lleva a situaciones en las que hay que tomar algunas decisiones que no son tan libres ni tan poco normativas como quisiera ni como en teoría sería de esperar viendo que vivimos las relaciones de esta forma diferente. Y dándole vueltas el caso es que acabo no entendiendo el motivo por el que me tendría que comportar según esas normas cuando no acepto las otras, ni el motivo por el que tendría que no intentar cambiarlas o sugerir la posibilidad del cambio. Pero sin embargo, veo en la reacción de mis amantes que ellos y ellas no lo ven igual que yo y que en realidad sí que creen que es necesario poner unos límites a su supuesta libertad de acción. Somos abiertos pero solo hasta aquí, parece que tengo que intuir.

Pongo un ejemplo. Comparto mi casa y la cama en la que duermo la mayor parte de las noches con K. Cuando estoy con otras personas durante las noches no es en esta cama, sino en las suyas. Y es así porque no hay ningún motivo para echar a K de su propia casa cuando es posible para mí estar en otros sitios, y porque se entiende que no podemos compartir los 3 la cama para dormir. Pero en realidad eso en sí mismo es subyugar nuestro comportamiento sin pensarlo a una regla no escrita pero aparentemente aceptada por todos, incluso los que vivimos en relaciones abiertas: las camas no se comparten si no es para tener sexo en común. ¿Pero por qué es así? 

Lo cierto es que no entiendo muy bien el motivo por el que si tengo visita y la visita desea pasar la noche no se podría quedar a dormir en mi lado de la cama, a dormir conmigo. Y sí, aunque en el otro lado de mi cama enorme esté la otra persona con la que suelo dormir. Tampoco entiendo por qué si mi visita y yo deseamos tener sexo, no podríamos hacerlo aunque mi compañero de cama estuviera en su lado dormido o despierto, escuchando, mirando o a su bola. Sin que eso, por supuesto, signifique necesariamente hacerle partícipe de nuestro sexo. Es como comer al lado de alguien. El otro no tiene por qué comer aunque te vea a ti comer o te ignore y siga viendo la tele. Y lo mismo digo sobre tener sexo con mi compañero habitual de cama mientras mi visita duerme, mira o lee un libro si la cosa surge así. 

Pensar que todo esto es imposible es para mí exactamente igual que pensar que es imposible tener algo con varias personas al mismo tiempo: una norma estúpida que no tiene razón de ser. No digo por supuesto que haya que buscar hacer cosas así solo por hacerlas, lo que digo es que tampoco hay que evitarlas simplemente porque sí. Si la situación hace más práctico compartir la habitación o la cama, ¿por qué no hay que hacerlo? ¿O por qué hay que dar por hecho que, si metes en la misma cama a varias personas con las que tienes sexo, hay que tener sexo también esa noche? ¿o que no hay que tener sexo a no ser que incluya a todos?

Aceptar esto en realidad es nuevamente volver a la moral burguesa conservadora. Es dar por hecho que las relaciones abiertas si incluyen sexo no deben hacerlo ante tus ojos y si lo hacen tiene que ser solo si tú participas. Es dar por sentado que ver a alguien a quien amas tener sexo sin tú ser parte te va a hacer daño, te va a provocar celos, te va a dar inseguridad. Es dar por verdadero que la sexualidad es algo especialmente privado y peligroso que hay que tratar como algo extraordinario. Es aceptar que las normas sociales en realidad tienen un sentido de ser cuando yo por lo menos desde luego que no lo veo.

De hecho a mí yo creo que me pasaría al contrario. No solo no creo que fuera a dolerme, creo que me haría sentir más libre y más coherente con lo que siento, deseo y busco en mi vida. Y sí, también si yo soy la persona que visita a alguien que comparte cama habitualmente y me tengo que quedar mirando o durmiendo. Creo que por supuesto las primeras veces me parecería demasiado excitante para ignorarlo. Pero intuyo que a todo se acostumbra uno y que si se volviera una parte habitual de mi vida, sencillamente al final sería como ver a mi pareja cocinar o dormir.

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11 enero 2012

Conoceros

En breve voy a ir a España y lo cierto es que, después de darle vueltas y vueltas, he pensado que me gustaría tener la posibilidad de conoceros en persona, pero no sé cómo contactaros. Y tampoco sé si querríais conocerme a mí, porque una cosa es leer lo que escribo y otra diferente buscar tener un contacto real con la persona que hay detrás de todos estos textos. 

Es curioso, pero en esta relación desigual que establece mi blog, yo soy quien se expone y vosotros los que decidís si buscarme o no hacerlo, los que tenéis la llave para buscarme y dejarme ver que existís o los que os mantenéis en la sombra. Sois vosotros los que podéis entrar en contacto conmigo de forma privada enviándome un email si lo deseáis y no yo, porque por muchas señales que me deis de vuestra existencia, no veo nada más que los comentarios que me dejáis, y eso solo cuando os decidís a hacerlo. 

Así que aquí queda esto y ya sabes dónde y cómo encontrarme sin mil ojos ajenos. Y sí, hablo de ti.

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10 enero 2012

El motivo (no tan) oculto de tu sí

Dices que sí a visitarme en Berlín y que te hace ilusión por ir a esa ciudad que tanto deseas conocer, y por hacerlo conmigo. Añades alegremente que nada tiene que ver con que el uno no vaya a estar en Copenhague en esa fecha y que el otro viva en nuestro lugar de destino. Das como explicación que aunque fuera en otra fecha en la que el uno estuviera aquí hubieras dicho que sí, y que con el otro ni siquiera te hablas y que no le tienes ni de contacto en Facebook. Y sin embargo, qué curioso me resulta al día siguiente de oír esa frase ver que en mi muro aparece que te has hecho amiga de él por Facebook nuevamente.

Siempre igual. Si me dijeras directamente que uno de los motivos por los que quieres ir allí es que él está, y que estás deseando volver a estar entre sus piernas, me sería mucho más fácil de comprender y celebrar que lo que haces ahora. Me dices que no es así y en cuanto me giro me dejas ver que en tus planes (o por lo menos en tus deseos que intentas transformar en planes) está verle durante tu visita. Si no, ¿para qué te haces su amiguita cibernética otra vez justo ahora? Y en realidad lo entiendo. Si yo fuera de viaje contigo a Ciudad Real, iría rogando a Thor cruzarme con ella, aunque el motivo principal de mi viaje fuera ir contigo y pasarlo bien a tu lado. Pero sin embargo yo no me andaría con tantas tonterías. Te lo diría. Te lo mostraría. Y de hecho es posible que acabaras hasta harta de oír mis recuerdos, mis planes y mis deseos. Pero no, tú decides decir una cosa cuando yo sé que tú deseas otra... especialmente porque luego me muestras esa otra cosa. Y en lugar de hacerme entenderte y estar a tu lado, apoyar tus decisiones y disfrutarlas contigo, lo que haces es negar su realidad pero luego dejarme entrever que por supuesto, yo tengo razón al suponer lo que presupongo. Por lo que entonces sí que me entra la duda y me hace pensar que en realidad el único motivo de ir allí es ese y no yo, cuando antes pensaba que ese es uno de los motivos y yo soy otro. Porque, si fuera una combinación de ambos, ¿para qué mentir? ¿Para qué ocultarlo? ¿Cuál sería el problema en ello? 

Y para rematarlo, si no eres clara en esto, también me hace dudar de la sinceridad de la respuesta sobre la fecha y que el otro vaya a estar de viaje. Y yo no quiero dudar, quiero tener certezas, pues me son mucho más comestibles que las irritantes dudas y los subterfugios que las ocasionan.

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09 enero 2012

Dudar de todo

Ya estaba en mí de forma natural dudar de todo e, ignorante de mí, me creía libre de la gran mayoría de prejuicios y casi hasta del yugo al que las normas someten a la gente. Sin embargo, con el paso el tiempo soy más y más consciente de que no tengo esa libertad y que lo que pienso, siento, vivo, hago, creo, opino, entiendo... está limitado por todas esas barreras invisibles que la educación y la sociedad en la que vivimos nos imponen. Pero también esa conciencia clara sobre esa falta de libertad y ese sometimiento despiadado y no deseado a las normas me ayuda más y más a avanzar alejándome de todo ello. Esto de ponerle un signo de interrogación a las normas cada vez veo que lo llevo más lejos de forma automática. Y eso me gusta. Aunque también tiene consecuencias inesperadas. Ahora me estoy planteando cosas que hace unos meses jamás se me hubieran pasado por la cabeza como posibles y que sé que están tan lejos de todo lo aceptable por la sociedad que cuanto más avanzo en esa dirección más siento que me estoy convirtiendo en un monstruo a los ojos de los demás y que esa metamorfosis no tiene marcha atrás, que no sabría volver a algo más aceptable y más comestible para el resto ni aunque lo deseara. Y eso produce vértigo, porque veo que cada vez me voy aislando más en mi realidad.

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08 enero 2012

Textura en la comida

Como comentaba, dicen por ahí que aparentemente consumimos la comida con los ojos. A mí sin embargo lo que más me afecta de una comida, y siempre ha sido así, es la textura. Más que su sabor, olor, temperatura, aspecto, color o lo que sea. Es su textura lo que hace que se convierta en un éxito o un desastre. Y también es lo que hace que sepa diferenciar mejor entre tipos de ingredientes. 

Por ejemplo, es lo que hace que odie las zanahorias crudas, aunque su sabor me guste. O lo que evita que coma manzanas. O lo que me lleva a adorar los caquis...

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07 enero 2012

Quieres vernos, pero tú pones las reglas.

Me escribes que quieres que nos veamos. Pero siempre es igual, tú tienes que poner las reglas y dejar claro que tú te sientes por encima y esperas que yo lo acepte, y yo me canso de tanta demostración de poder. No te vale con decir sí o no. No te vale con sugerir que nos veamos, tienes que recordarme que es en un determinado hueco de tu agenda y que antes y después tienes cosas que hacer... y si te es posible mencionarlo, también que son más interesantes. No te vale con devolver mi sms diciendo que ahora no puedo llamarte porque estás con alguien, tienes que incluir que no voy a poder verte en varios días sin que nadie te haya dicho que te escribo porque quiero verte. No te vale con contestar que un determinado día no puedes quedar conmigo porque ya tienes planes, sino que tienes que contarme sin que nadie te lo pregunte que el resto de la semana o el resto del mes te es imposible quedar porque estás ocupadísima, tanto como para sacar un hueco minúsculo para verme. No te vale con al estar conmigo un rato disfrutar de ello, tienes que decirme cada vez que cuando estás sin mí no te acuerdas para nada de mí ni me echas de menos. No te vale con echar un polvo conmigo, tienes que deliberadamente recordarme que acabas de echar otro mucho mejor con Perico o que vas a echar otro mucho más deseado con Fulanito. No te vale con decirme que me quieres, tienes que hacerlo sugiriendo que es menos que yo porque tú lo haces "a tu manera". 

Sigue compitiendo tú solita. A mí así se me pasan las ganas.

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06 enero 2012

Desierto urbano

Venía paseando durante más de una hora a las 18 y pico, es decir, ya de noche pero temprano, cruzando literalmente medio Copenhague y no me he cruzado con un alma hasta llegar a mi barrio, el de los inmigrantes. Todo cerrado. Las calles vacías, solo algunos coches que en último momento se dirigían a la cena de turno. Por supuesto, la gente con la que me he cruzado toda con un aspecto claramente no danés, excepto una anciana alcoholizada que esperaba el bus (a la que informé de que no habría autobuses durante horas) y un par de personas que parecían danesas y trans, aunque no puedo saberlo. ¿El motivo de este desierto urbano? Nochebuena a la hora de la cena danesa. Por lo tanto, toda la gente con un mínimo de amor por sí misma y sobre todo por las tradiciones y no sentirse como perdedora, cenando con alguien o escondida en su casa. Solo algunos extranjeros y la gente que de verdad está en el fondo de la escala social danesa deambulando por la calle. La ciudad completamente parada, sin transporte público. El efecto de la navidad que es sagrada y hace que todo el mundo tenga libre durante unas horas. Y a mí me parece una vergüenza parar una ciudad solo para darle el gusto a todos los que ven la familia, las tradiciones, la religión, el consumismo y demás como panaceas que celebrar en el calendario anual.

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05 enero 2012

Hacer el amor

Otro revolcón entre las sábanas. Y cada vez entiendo menos qué tiene que ver eso con el amor. Sexo es sexo. Para llamarlo hacer el amor de verdad que hay que estar un poco trastornado. Y sí, claro que se puede tener sexo sintiendo amor, pero el sexo no es amor, y tampoco hace el amor.

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04 enero 2012

¿Cómo distinguir a una mujer española?

Una curiosidad de la que no me daba cuenta al vivir en España pero que ahora no dejo de notar. Si quieres distinguir a una mujer española por lo general lo único que tienes que buscar es sus mechas en el pelo. No sé por qué, pero casi siempre es así. Las mujeres españolas fuera de España, sobre todo cuando van en grupos, siempre son reconocibles por su pelo con mechas. Creo que los peluqueros femeninos en España están todos como locos recomendando mechas a toda persona que entra en sus locales. También lo intentaban conmigo cada vez que iba. En Dinamarca sin embargo es un fenómeno prácticamente inexistente. Bueno, ahora no. Cada vez hay más españolas aquí también.

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03 enero 2012

Comiendo en compañía conservadora

La gente por lo general es enormemente conservadora y se muestra en pequeñas cosas. Por ejemplo, a la hora de elegir lo que comer, especialmente cuando comen fuera y se trata de un sitio o un tipo de cocina que ya conocen. Si van a la misma pizzería 20 veces, se piden 20 veces la misma pizza o tienen una selección diminuta entre la que varían. Si van a comer comida india, aunque el restaurante cambie, se piden siempre por ejemplo el pollo tikka masala de turno. Yo suelo funcionar de otra forma. Si voy a un sitio me gusta probar algo nuevo. Así que siempre tardo mucho más en elegir, porque tengo que mirarme toda la carta. Y a menudo por tanto acabo comiendo algo que no es lo que más me hubiera gustado, mientras los demás están devorando su plato favorito. 

Así me he dado cuenta de que cuando voy a comer con las personas con las que suelo estar, si compartimos la comida, suele ser la misma cada vez, aunque también es diferente con cada persona. Con ello veo que yo por lo general me adapto y ellos y ellas no. Soy yo quien como diferente con las diferentes personas: con K tal pizza, con F tal plato de brochetas, con A tal postre, con... Pero ellos comen lo mismo cada vez si les es posible. Y ni siquiera se dan cuenta. Les parece seguramente de hecho lo más natural del mundo.

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02 enero 2012

¿Dónde está la maría?

Este verano paseando nos cruzamos con una planta de marihuana enorme sin dueño y con unas hojas preciosas. Corté una de esas hojas como la de la foto aquí al lado y me la guardé en un bolsillo. Luego no volví a pensar en ello durante meses. 

Hasta que de repente, teniendo que cruzar el control de seguridad en el aeropuerto con mi bello aspecto poco normativo que hace que me revisen de arriba abajo, me acordé de la dichosa hoja y estaba casi segura de tenerla conmigo, por lo que ya no me quedaba otra que esperar que de algún bolsillo surgiera una hoja enorme con este aspecto tan discreto. Para mi sorpresa, no encontraron nada. Pero visto lo que sucedió después tampoco me extraña. 

Cuando llegué a mi casa busqué como una loca en todos los bolsillos que tengo en todos los abrigos, pantalones, camisas, mochilas y demás la maldita hoja y no he conseguido encontrarla. Pero sé que está en algún sitio. No puede haberse esfumado sin habérmela fumado. Así que ahora solo me queda agobiarme cada vez que pase por un control de seguridad por si milagrosamente ellos fueran capaces de encontrar lo que yo no he conseguido localizar. 

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01 enero 2012

Feliz 2012



A todxs lxs que habéis pasado por mi blog este año pasado, a todxs lxs que me habéis acompañado, gracias. Os deseo un muy feliz 2012. Un abrazo.

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