Aquí en Dinamarca cuando tienes que hacer un trabajo para la universidad te ponen un límite superior en lo que escribes, no inferior como solía ser en España al menos cuando yo vivía allí. Y no sé si es porque me había acostumbrado a lo contrario o porque me resulta difícil ser escueta, el caso es que siempre empiezo escribiendo de más y luego tengo que pasar horas y horas ingeniando modos para acortar el texto sin que pierda el significado de lo que quiero decir. Cuando pregunto a mis compañeros daneses, por lo general les sucede lo contrario. Lo que les resulta difícil es hacer que el número de páginas crezca. ¿Será entonces consecuencia de mi cultura, mi personalidad o pura casualidad?
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