Después de casi dos años en los que llevo relacionándome más y más con el movimiento en favor de los derechos de los trabajadores sexuales, después de participar en varias manifestaciones, escribir varios textos, provocar varias guerras políticas internas en un par de asociaciones LGBT+ para incluir este punto importantísimo en sus agendas, después de organizar de hecho algunos eventos en apoyo de una agenda política que cada vez entiendo más como mía y como uno de los puntos esenciales y que más me interesan a la hora de realizar mi activismo, me he cruzado en la tele con Princesas, una peli de Fernando León de Aranoa que conocía de oídas pero que no había visto. Y no sé muy bien cómo sentirme en cuanto a la película. Sé que tuvo el apoyo del Colectivo Hetaira en España. Sé que intenta mostrar una realidad que también sea identificable y comestible para las trabajadores sexuales. Y creo que en muchos puntos lo consigue para algunas. También veo que intenta mostrarlas como seres humanos y producirnos empatía y simpatía por ellas. Pero incluso así no deja de decepcionarme en varias cosas.
Lo primero, por supuesto, es el pesimismo que destila. Son personas tristes, que sufren, que han tenido y tendrán malas vidas, que no tienen esperanza, que hacen ese trabajo porque se ven forzadas a ello. Son personas que son castigadas en la historia por vender sexo: o bien se contagian de VIH, o bien no pueden tener relaciones amorosas que funcionen, o bien tienen que ser vejadas hasta el llanto.
También el tono moralista de la historia, contada con una mirada desde lo alto, de paternalismo y condescendencia que considera a las trabajadoras sexuales como seres inferiores a las personas que realizan la película y al resto de la sociedad. Para trabajar en esa industria aparentemente hay que tener una vida traumática y un pasado amargo. Hay que ser pobre como las ratas. Hay que aceptar eso porque no se tiene otra opción. Hay que ser inmigrante de una "cultura inferior".
De hecho sobre todo es eso que ya se ve en el título y que luego se reafirma en la película. Esas mujeres solo pueden ser princesas, algo que deduzco que se entiende como positivo, cuando no hacen trabajo sexual, la noche en la que tienen sexo sin compensación económica. El resto del tiempo son putas, y con ello aparentemente el guionista quiere decirnos algo malo. Vender sexo se sigue juzgando como una cosa terrible. Y todavía más terrible cuando la que lo vende es una mujer porque es ella la que es penetrada, la que es usada, la que es follada. Por eso, solo o no tener sexo o hacerlo gratuitamente redime, te eleva a otra posición igual de embutida de imaginario machista, te convierte en princesa.
Parece que no se pueden escribir historias serias sobre trabajo sexual que no incluyan un final trágico sin esperanza y una moral llena de acusaciones escondidas en empatía y supuesta ayuda y apoyo.
Y por cierto, qué guión más previsible y por tanto vacío. Desde casi el primer momento ya puedes ver que se trata de una historia en la que la puta española va a aprender a querer a la puta inmigrante. Porque claro, a los inmigrantes hay que aprender a quererlos a través de su humanización... igual que nosotros tenemos que aprender a querer a esas putas al presentárnoslas como seres humanos.
Joder... otra igual? este hombre no ha hecho una película optimista en toda su carrera? Barrio, Los lunes al sol, Amador, Princesas... todas igual... :S
ResponderEliminarIndependientemente de eso, Candela Peña me puede... ufff ella, Silke y Elena Anaya, mis fetiches del cine español... :)
ResponderEliminarAndamos con mucho curro, Lille. Te enviamos alguna cosa ya publicada. Fernando León de Aranoa trabajó como voluntario de Hetaira durante cerca de 3 años, saliendo muchas noches en nuestra unidad móvil. A día de hoy continúa siendo un gran aliado en la exigencia de derechos de las prostitutas.
ResponderEliminarhttp://www.colectivohetaira.org/web/images/docs/princesas%20desterradas.pdf
Colectivo Hetaira, el otro protagonista de
la película 'Princesas'http://www.colectivohetaira.org/web/images/docs/elotroprotagonista.pdf
Fernando León de Aranoa. Princesas de la calle. Entrevista de Carmen Briz. (Página Abierta, 163, octubre de 2005) http://www.colectivohetaira.org/web/images/docs/entrevista.pdf
Se cuenta muy bien en el making of de la película, que nos está sirviendo para hacer mucho activismo. También, de alguna manera, en el making of de Me llaman calle: http://www.dailymotion.com/video/x4gtr9_manu-chao-making-of-me-llaman-calle_music
Todas las películas que tratan la prostitución y tienen como protagonistas a las prostitutas tienen o un final amargo y triste o son rescatadas por un hombre (lease se casan y dejan la prostitución) Evidentemente hay muchas lecturas y se puede interpretar de muchas maneras. Yo que soy prostituta me he sentido identificada en muchas escenas, sobre todo en ser vejada por gente bien pensante y como consecuencia llevar doble vida (no por clientes, no me he dejado). Pero también se ve además de las miserias, esos sentimientos, esas emociones que tenemos los seres humanos y que no son exclusivas de las personas que ejercen la prostitución. Si la chica inmigrante se contagia del VIH, Pero también regresa a su país, con su hijo, feliz. Personalmente, creo que aporta suficientes referencias para que ya de una vez se deje de estigmatizar a las prostitutas.
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