Estaba pensando que esto de tener varias parejas (o como sea que haya que llamarlas) a veces lleva a situaciones en las que hay que tomar algunas decisiones que no son tan libres ni tan poco normativas como quisiera ni como en teoría sería de esperar viendo que vivimos las relaciones de esta forma diferente. Y dándole vueltas el caso es que acabo no entendiendo el motivo por el que me tendría que comportar según esas normas cuando no acepto las otras, ni el motivo por el que tendría que no intentar cambiarlas o sugerir la posibilidad del cambio. Pero sin embargo, veo en la reacción de mis amantes que ellos y ellas no lo ven igual que yo y que en realidad sí que creen que es necesario poner unos límites a su supuesta libertad de acción. Somos abiertos pero solo hasta aquí, parece que tengo que intuir.
Pongo un ejemplo. Comparto mi casa y la cama en la que duermo la mayor parte de las noches con K. Cuando estoy con otras personas durante las noches no es en esta cama, sino en las suyas. Y es así porque no hay ningún motivo para echar a K de su propia casa cuando es posible para mí estar en otros sitios, y porque se entiende que no podemos compartir los 3 la cama para dormir. Pero en realidad eso en sí mismo es subyugar nuestro comportamiento sin pensarlo a una regla no escrita pero aparentemente aceptada por todos, incluso los que vivimos en relaciones abiertas: las camas no se comparten si no es para tener sexo en común. ¿Pero por qué es así?
Lo cierto es que no entiendo muy bien el motivo por el que si tengo visita y la visita desea pasar la noche no se podría quedar a dormir en mi lado de la cama, a dormir conmigo. Y sí, aunque en el otro lado de mi cama enorme esté la otra persona con la que suelo dormir. Tampoco entiendo por qué si mi visita y yo deseamos tener sexo, no podríamos hacerlo aunque mi compañero de cama estuviera en su lado dormido o despierto, escuchando, mirando o a su bola. Sin que eso, por supuesto, signifique necesariamente hacerle partícipe de nuestro sexo. Es como comer al lado de alguien. El otro no tiene por qué comer aunque te vea a ti comer o te ignore y siga viendo la tele. Y lo mismo digo sobre tener sexo con mi compañero habitual de cama mientras mi visita duerme, mira o lee un libro si la cosa surge así.
Pensar que todo esto es imposible es para mí exactamente igual que pensar que es imposible tener algo con varias personas al mismo tiempo: una norma estúpida que no tiene razón de ser. No digo por supuesto que haya que buscar hacer cosas así solo por hacerlas, lo que digo es que tampoco hay que evitarlas simplemente porque sí. Si la situación hace más práctico compartir la habitación o la cama, ¿por qué no hay que hacerlo? ¿O por qué hay que dar por hecho que, si metes en la misma cama a varias personas con las que tienes sexo, hay que tener sexo también esa noche? ¿o que no hay que tener sexo a no ser que incluya a todos?
Aceptar esto en realidad es nuevamente volver a la moral burguesa conservadora. Es dar por hecho que las relaciones abiertas si incluyen sexo no deben hacerlo ante tus ojos y si lo hacen tiene que ser solo si tú participas. Es dar por sentado que ver a alguien a quien amas tener sexo sin tú ser parte te va a hacer daño, te va a provocar celos, te va a dar inseguridad. Es dar por verdadero que la sexualidad es algo especialmente privado y peligroso que hay que tratar como algo extraordinario. Es aceptar que las normas sociales en realidad tienen un sentido de ser cuando yo por lo menos desde luego que no lo veo.
De hecho a mí yo creo que me pasaría al contrario. No solo no creo que fuera a dolerme, creo que me haría sentir más libre y más coherente con lo que siento, deseo y busco en mi vida. Y sí, también si yo soy la persona que visita a alguien que comparte cama habitualmente y me tengo que quedar mirando o durmiendo. Creo que por supuesto las primeras veces me parecería demasiado excitante para ignorarlo. Pero intuyo que a todo se acostumbra uno y que si se volviera una parte habitual de mi vida, sencillamente al final sería como ver a mi pareja cocinar o dormir.
La idea que defiendes resulta atrayente, casi da vértigo ponerse en esa situación. Supongo que en cuestiones afectivo-sexuales, la culpa juega un papel importante en el control del poder entre parejas.
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