24 octubre 2010

Solo señoras aquí

Me meto a comprar en una tienda árabe y para pagar me coloco en la cola. Cuando llego a la caja el cajero me mira unos segundos de arriba abajo y me señala la otra caja sin decirme nada. Me cambio a la otra caja y la cajera empieza a decir "señoras aquí". Sigo colocando mis cosas y me grita mirándome: "¡Señoras aquí!". Ya entiendo, es una tienda con separación de género a la hora de pagar, pues vale, yo sigo a mi rollo. Y de repente me dice a todo volumen: "¡SOLO SEÑORAS AQUÍ!". Sin contestar nada, le doy el dinero y me voy sonriendo, mientras veo que la persona de al lado le propina un codazo para que se dé cuenta de que ha metido la pata.

Como últimamente había llevado el pelo semi largo y hacía tanto que no me pasaba esto que antes era una constante en mi vida, casi si me había olvidado cómo era el que no sean capaces de reconocer con claridad mi género solo con mirarme. Solo van dos días desde que me he cortado el pelo y aparentemente volvemos a lo mismo. Mi cara claramente es bastante andrógina y cuando tengo el pelo corto a mucha gente le resulta desconcertante. Para mí es casi un regalo que reafirma mi identidad genderqueer. 

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