07 febrero 2011

No hablar las cosas perjudica

Tengo una teoría: no hablar de las cosas siempre es algo que perjudica. En cualquier tema y situación creo que lo mejor es hablar abiertamente. Como ya sabéis, estoy muy a favor de vivir una vida sin tabúes. También me parece algo completamente necesario vivir fuera del armario en todos los aspectos que no son mayoritarios según la cultura cisheteronormativa. Hablar y mostrar que existimos solo ayuda a nuestra causa y a que se nos respete como individuos. 

Esto que menciono también es aplicable a otros campos. Y para ello quiero contaros dos ejemplos.

En Dinamarca por lo general no se habla de enfermedades y no se dice que se va al médico, que te duele algo, que padeces tal o cual o que alguien de tu familia está muy enfermo. Aquí hablar de esas cosas se considera inadecuado, demasiado privado. Por lo general tampoco se toman muy en serio los síntomas de enfermedades, o si lo hacen, no lo dicen muy en alto. Por todo ello, tardan mucho más en ir al médico que un español medio. Esto tiene una consecuencia clarísima: la esperanza de vida de los habitantes de este país es mucho más corta. Por supuesto que hay otros factores que influyen, pero sin duda también lo hacen la falta de conocimiento y apertura sobre cómo funciona el cuerpo humano y qué síntomas son peligrosos o preocupantes, además de la general tendencia a retrasar las visitas al médico.

En España por lo general la gente no quiere hablar de cifras económicas. Nadie quiere decir con claridad cuánto gana, cuánto paga por el alquiler de la casa, cuánto le cuestan las vacaciones, etc. La economía para un español es un asunto privado y yo me sorprendo casi cada vez de ver la de rodeos que dan los españoles cuando reciben una pregunta muy habitual aquí: ¿tú cuánto ganas? Sin duda esto tiene como consecuencia clarísima que los españoles por lo general tienen salarios más bajos que en otros países. Por supuesto que hay otros factores, pero el hecho de no saber cuánto gana otra persona que hace tu mismo trabajo es sin duda una desventaja a la hora de negociar tu propio salario. Y la desventaja es para ti, no para el empresario.

Conclusión: en todos los aspectos, la apertura beneficia. Y los tabúes sociales siempre tienen consecuencias negativas.

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