23 junio 2013

El cambio de look no cambia la reacción

Esta semana tenía algo muy importante que hacer en lo que tenía que tratar con personas desconocidas y  con poder sobre mí. Para evitar reacciones tan agresivas como las que vivo tan a menudo, y después de unas cuantas vivencias en el último par de meses en las que he sufrido además de violencia verbal también inicios de violencia física simplemente por andar por la calle, tomé la decisión de cortarme el pelo y eliminar mi aspecto punk para ver si era eso lo que producía ese incremento del odio que circula a mi alrededor. Y sobre todo para protegerme en ese encuentro de esta semana e intentar evitar tratamientos que pudieran conllevar riesgos incontrolables y muchos más problemas que los que ya tengo.

Sin embargo, mi nuevo corte de pelo sigue sin poder esconder muchos de esos elementos que despiertan animosidad hacia mí. Sigo pareciendo queer, no performo mi género de la forma que se quiere. Sigo yendo acompañade de personas cuyas performatividades de género tampoco son leídas como adecuadas. Y mi deseo sigue siendo intuido como dirigido a personas no apropiadas. Por tanto creo que en la sociedad se me lee como "homosexual" y como "hipermasculina", cuando no se me lee como un -"hombre joven" con una perfomatividad de masculinidad insuficiente. Al mismo tiempo sigo sin poder esconder mi etnicidad minoritaria que sigue siendo igual de racializada, o incluso con este aspecto más convencional, todavía más porque a la gente le resulta más fácil poder leer mi supuesta biología. Mi acento tampoco esconde el hecho de no haber crecido hablando danés con lo que además de racismo y etnismo, la xenofobia florece en cuanto abro la boca. Mi estatus económico tampoco ha cambiado por un simple corte de pelo, con lo que mi pertenencia a la clase obrera pobre, que se entiende como carente de estudios y con un nivel intelectual inferior, sigue intacta. Ni mi edad ni mi cuerpo han cambiado al perder mi look punk con lo que mi tamaño poco convencional sigue recibiendo un tratamiento diferente. Y un largo etcétera.


Llevo casi una semana con este nuevo estilo, y si bien es cierto que no recibo tantas miradas hostiles por la calle, sigo recibiéndolas sin duda. También palabras. Y en cuanto a lo que tenía que hacer que provocó el corte, no fue bien. Al contrario. Fue un desastre y el tratamiento que recibí fue claramente discriminatorio a un nivel que incluso puso mi vida en riesgo. Así que aunque es verdad que no puedo saber cómo se hubieran comportado conmigo si hubiera llegado con mi estilo punk en lugar de con este estilo más fácil de leer, sé que su aversión tampoco hubiera cambiado mucho. El tratamiento que recibí fue tan terrible que arruinó e invalidó eso que tenía que hacer. Con lo que al fin y al cabo casi creo que hubiera dado igual que hubiera otro punto más por el que odiarme que los que aparentemente ya estaban presentes. El cambio de look tal vez mejoró mínimamente la reacción, pero como en general fue tan claramente negativa, agresiva y peligrosa, tampoco sé valorar si tuvo algún efecto real. Lo que sí que sé valorar es que en momentos como ese la opresión que vivo es muy peligrosa y que a veces está tan cerca de costarme seguir viviendo. Y tener conciencia de ello y ver que no es posible evitarlo es algo muy duro para la cabeza de cualquiera. Me ha llevado horas de llanto amargo sobreponerme a la violencia de esta semana.


votar





5 comentarios:

  1. Me duele.

    Alguien al cargo de tomar decisiones que afectan a otras personas debe ser capaz de ver no un cierto corte de pelo, o un determinado aspecto, o un comportamiento que se juzgue inesperado. Debe ser capaz de ver y tratar con personas, con individuos. Independientemente de lo que a nivel personal se pueda considerar apropriado, inesperado, inquietante. Eso no deberia entrar en juego, y se deberia tener la suficiente capacidad de analisis y autoconocimiento para contrarrestar esas reacciones en caso de que se dieran.

    Lo contrario es no hacer un buen trabajo y, mucho mas grave,traicionar una posicion de ventaja y poder. Dehumaniza. A ambas partes, aunque una no sea consciente de ello.

    Quizas haya leido el post de forma equivocada y mis comentarios no se apliquen a la situacion en la que te viste. En ese caso, lo siento.

    Espero que hayas encontrado puerto y fuerza en quienes te aprecian. Pero sobre todo en ti, en la certeza de que tu no harias lo mismo.

    M

    ResponderEliminar
  2. Siento muchísimo que te sientas así. Pena de prejuicios, falta de amplitud de miras de la gente.
    Tendrás que buscar alguna estrategia para que deje de afectarte tanto. Lo que no sabría es qué hacer con tu sensación de inseguridad. Eso es tan feo...
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. WOW! Estaba leyendo un viejo blog de Argentina y de repente me acordé que hace 4 años cuando leía ese blog también visitaba asiduamente el tuyo. Recuerdo que en esa época te pregunté por qué vivías en Dinamarca si sufrías tanto. Wow, veo que todavía seguís viviendo allá. Increíble. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y por lo que veo seguiré un buen rato... Pero creo que sufriría también en otras sociedades. Dinamarca no es el único sitio en el que la normatividad discrimina a les que no nos amoldamos.

      Eliminar
  4. Vete de Dinamarca a una sociedad más fácil... en todas partes hay problemas, pero al menos ahórrate lo del racismo marrón y la xenofobia... si no, vas a acabar loco, o peor (o mejor, según se mire...) matándote... no se lo merecen. Vete de ahí. Quedarse nunca va a funcionar.

    ResponderEliminar

Si tienes problemas para dejar tu comentario, vuelve a pulsar en "Publicar". Casi siempre con insistir un par de veces funciona. Si no también puedes enviármelo a mi email en lilleskvat(a)gmail.com