Se me olvida que existes, blog. Se me olvida que es aquí donde debo dejar mis pensamientos, donde debo escupir mi ira, donde debo confesar mis secretos, donde debo mantener el interés de les que me leen/leían y hacer que vuelvan. Te olvido y en un análisis barato estilo freudiano me dan ganas de gritar que es un acto de rebelión contra esa sensación de deber. No quiero escribir para nadie. Me cansé hace tiempo de preocuparme por el número de lectores y las estadísticas, de ver si complace lo que digo, de ver si agita o cambia las cosas, de ver que no hay comentarios cuando creo que algo que he publicado es interesante y de ver comentarios cuando creo que algo puesto en público es absolutamente insignificante e incluso patético. Me harté de pensar que esto es activismo. No lo es. Es mirarme el ombligo con espectadores. Y además, ¿hacer activismo para qué? Me cansé de mirar hacia atrás y ver con asco lo que escribía. Me cansé de sorprenderme y asustarme si de repente al entrar al blog como hoy veo que se ha publicado alguna basura vieja escrita hace años sin el menor sentido presente para mí, como la entrada anterior. Me cansé de construir a Lille Skvat. ¡A la mierda con Lille Skvat! A la mierda con el activismo, a la mierda con cambiar el mundo, a la mierda con las confesiones y los análisis de madrugada, el exhibicionismo de escritore de pacotilla y el voyeurismo de les que leen/leemos blogs. A LA MIERDA CON TODO.