Como ya he escrito otras veces, durante estos años he ido creando cientos de entradas que no he publicado y que están almacenadas en el servidor de Blogger. La mayoría existen como borradores, pero algunas en su momento las programé para que se publicaran en una fecha futura muy lejana, varios años después.
Cuando decidí dividir este blog en varios subblogs temáticos, creí haber movido o desprogramado todo, pero entre los miles de entradas que hay acumuladas, por supuesto que alguna se me tenía que pasar.
Y así al entrar en mi blog ahora me llevo la sorpresa de encontrar publicado algo que he escrito hace varios años, como la entrada anterior a esta, algo que ya no me representa. Algo que al ver que está publicado me hace sudar por el agobio y que durante días ni siquiera me he atrevido a leer. Algo que incluso estaba escrito con algunas terminaciones en femenino (las mías) y algunas en neutro (las genéricas), y que he tenido que corregir.
Este blog muestra no solo la incoherencia que existe entre los distintos puntos de vista de una persona a lo largo de su vida, sino que también muestra la incoherencia que las nuevas tecnologías crean al desordenar una narrativa personal y presentarla como un proceso lineal que en realidad tenía otra linealidad bien diferente.
Ahora me entran 2 dudas:
- ¿Creáis les lectores vuestra propia coherencia lineal extraída de esa coherencia inicial y diferente que ha sido alterada por el orden en el que se van publicando las entradas?
- Si lo intento en el futuro, ¿seré yo capaz de reconstruir una narrativa más cercana a la original o cobrarán las entradas de este blog nuevos sentidos más coherentes con sus lugares de publicación que con sus momentos de escritura?
Creo que la linealidad nunca es tal para el lector que llega cuando llega y lee según su capricho. Cada uno de tus lectores creamos nuestra propia idea de tus líneas.
ResponderEliminarCon las etiquetas de las entradas por temáticas se puede resolver esa linealidad argumental.
ResponderEliminarAdemás, creo que no deberías cambiar la frescura y vehemencia de tu estilo. Además de hacer fácil y divertida la lectura, se trata de un diario donde "vomitas" tus experiencias, sentimientos o pensamientos de ese momento. La racionalidad puede presentarse, pero no tiene por qué estar siempre presente.