Llevo pensando durante unos días en cómo las decisiones y las cosas que uno hace y dice a lo largo de su vida le encasillan en un determinado rol del que luego es muy difícil salir.
Me explico. Parece que si, por ejemplo, vas diciendo todo el día que te gusta el color azul luego te tienes que ver obligado a comprar toda tu ropa de color azul para que nadie se sorprenda, y también para que tú mismo aceptes lo que haces y comprendas quién eres.
Y es que el problema para abandonar ese rol no son solo las expectativas de los demás sino la forma que cuadriculada en la que uno se ve a sí mismo. Esto mismo hace que mucha gente, creo yo, mantenga durante años (incluso durante toda su vida) actitudes y rasgos que tal vez, con mayor libertad, hubieran cambiando en algún momento en el pasado.
Todos evolucionamos. Las cosas que vemos, que vivimos, que experimentamos, que oímos, todo nos afecta de un modo u otro, y no podemos evitarlo. Por ello, y siguiendo el ejemplo estúpido de arriba, aunque en determinado momento pensaras que el azul era el "no va más", tal vez un día sientes que ya te has cansado, que ahora es el rojo el color que te apetece, que el azul en realidad ya no te representa... Pero y entonces, ¿simplemente cambias tu vestuario, las paredes de tu casa, el color de tu coche, etc.? Has ido diciendo que tu mundo era azul y ahora ¿cómo va a dejar de serlo? ¿Cómo te explicas ese cambio a ti mismo? ¿Cómo se lo explicas a los demás? ¿Y qué van a pensar si de repente abandonas tu color? Todos te van a mirar, se van a sorprender y te van a preguntar... Habrá comentarios, despertará algunas sonrisas, tendrás que dar explicaciones... y en realidad no estás seguro de que sea algo permanente, o algo que de verdad quieres, o algo que puedas decir... Y al final sigues con tu azul, por miedo a romper tu molde, por miedo a los demás, y por miedo a ti, a sentirte perdido, a no tener identidad, a ser "chaquetero" o "cambiar como el viento", a no tener personalidad...
El ejemplo del color es una tontería, lo sé. Pero es que creo que sucede con cosas grandes y pequeñas, con cosas vitales y con cosas insignificantes... Uno siente la necesidad de definirse y de definir a los demás. Las acciones que realizamos crean una imagen de lo que somos y lo que pensamos. Y luego, cambiar esa imagen es difícil.
Yo ahora, en esta época de mi vida, de repente siento la necesidad de romper algunos moldes, algunas ideas que los demás y yo misma tenemos sobre mí. Pero me resulta difícil, dificilísimo. Parece que al dar determinados pasos o decir determinadas cosas estoy traicionando a mi "yo" y me siento un poco encarcelada en esa imagen de la que no sé si quiero salir porque soy yo, o era yo. Es difícil explicar por qué he cambiado, por qué ahora veo algunas cosas de otro modo. Es difícil entender, incluso para mí, por qué antes decía tal y ahora digo cual. Pero también es difícil ver y entender como sigo diciendo tal en vez de decir eso que siento que debo decir, que es cual.
El cambio ocurre constantemente... ¿somos capaces de seguir ese ritmo? ¿de adaptarnos? ¿de mantener nuestra identidad en ese cambio?
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