En ocasiones lo mejor es coger al toro por los cuernos y hacer lo que uno tiene que hacer en lugar de estar dándole vueltas a las cosas a ver si llegan al punto al que uno creen que tienen que llegar. A veces de nada sirve hablar una o mil veces de lo mismo si no se dice claro. Ninguna de las personas en la conversación está segura de entender lo que se está diciendo aunque todas están pensando en lo mismo. Ninguna es capaz de mencionar el verdadero asunto, el núcleo, la razón, el motivo, y eso hace que tampoco se pueda decir de verdad lo que se piensa sobre ese tema. No se avanza a base de dar vueltas en círculos alrededor de la tarta sin atreverse nadie a darle un mordisco.
Así pues, después de darle 20 vueltas a lo mismo sin decirlo claramente, llegó un punto en el que lo vi claro. Al toro en ocasiones o le vas por delante o no es capaz de atacar y por ello tampoco eres capaz de explicarte, defenderte o actuar como tú quieres. Me gustan las cosas a la cara. Ya me he cansado de juegos.
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