Decía mi medio ex hace unos días que cada persona tiene una sombra o lado oscuro y que el mío es el sexo, porque en su cabeza yo pienso mucho en sexo... o eso cree ya que me escucha a menudo hablar de sexo y temas relacionados. "¿Mi sombra es el sexo?", voy preguntando al resto de mis amigos desde ese día. Todos se ríen con la sugerencia y dicen que en absoluto es así, que más bien el sexo para mí es un tema completamente (léase como casi demasiado) natural y aceptado. Y lo mismo piensa K, mi pareja. ¡Y yo diría que tienen razón!
El comentario me hace gracia un poco malvada, especialmente porque viene de ella. Ella que es una PURITANA y, sí, con letras mayúsculas. Ella que aunque lleva literalmente 20 años a vueltas jugando conmigo todavía tiene problemas para decidirse de una vez a acostarse conmigo. Ella que considera que el sexo es algo sucio o eso ha dicho algunas veces y de eso no hace ni tanto tiempo. Ella que cuando habla de mí considera que soy una puta o una viciosa y que ella es pura y espiritual. Ella que no puede dejar de pensar en sexo, o desde luego no cuando está conmigo, pero que no es capaz de aceptarlo de una vez. Ella que tiene tanta pasión por probar cosas nuevas medio eróticas con desconocidos pero que luego en la práctica nunca es capaz de llegar hasta el final. Ella que mira y habla con insistencia sobre mis tetas pero que jamás se ha atrevido a ponerles un dedo encima. Ella que va hablando de que el mundo es muy grande y muy lleno de gente con la que hay que vivir cosas de todo tipo pero que luego no se atreve ni a darme un beso a mí cuando en algunas épocas se ve que quiere hacerlo...
No, hija mía, el sexo no es mi sombra... ¡Es la tuya!
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