Si trabajas como traductora tus amigos, familiares y conocidos creen que eres como el traductor de Google. Es decir, que no te cuesta más que dos minutos que te manden un documento de 5 páginas y pasarlo al inglés o al danés. Vamos, como si fuera apretar al botoncito de "Traducir" y ya está. Como soy idiota y nunca me quejo por ello, a menudo tengo emails cuyo título es "Tradúceme esto que necesito enviarlo hoy" y con el currículum, la carta, el artículo o hasta el trabajo para entregar en la universidad. Habitualmente tampoco me molesta especialmente si tengo tiempo para hacerlo. Pero ya el colmo es cuando alguien te manda algo por parte de su empresa porque lo necesitan en inglés y, como no quieren pagar a un traductor, se lo han pedido a la secretaria, contable, administrativo o lo que sea de turno. ¿No es justo quejarse ahí y decir que no? Porque a mí me parece pasarse...
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