Cuanto más tiempo pasa más cuenta me doy de que cada vez estoy más lejos de algunos de mis amigos. Y no, no me refiero al sentido físico. De hecho, en ese aspecto en el mundo en el que vivimos hoy es mucho más fácil que por ejemplo cuando vine a Dinamarca. Ahora tenemos Skype, los emails, el móvil con Internet... Se puede vivir en el otro extremo de la Tierra y hablar cada día como si vivieras en el mismo barrio, incluso viendo la cara de tu amigo. A lo que me refiero es que cada vez tenemos menos cosas en común. Lo cual no hace que nos queramos menos, pero sí que nos entendamos menos y que por ello tengamos menos y menos ganas de compartir las cosas importantes.
El otro día mismamente lo estaba pensando. Alguna de mis buenas amigas en España por ejemplo al oír el modo en el que estaba pasando la tarde creo que sentirían incomprensión. Me imagino que en su mundo no entra la política a favor de los derechos de los trabajadores sexuales. De hecho parece que no entra ni siquiera la política. Cuando en alguna ocasión han comentado sobre mi blog, se ve que directamente alucinan con solo ver las palabras que hay bajo el título. Y entonces está claro que cuando mi mundo está tan lleno de todas estas cosas que en su mundo no significan nada, resulta muy difícil la comunicación a esos niveles. Y supongo que lo mismo les pasa a ellxs.
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