Según van pasando los años voy sintiendo más desagrado al tener que utilizar la palabra orgullo. Para mí, el orgullo siempre ha sido una característica negativa de la personalidad de alguna gente (como por ejemplo se puede ver en esta entrada). Y sin embargo, desde que empecé como adolescente mi activismo LGBT+, me he visto defendiendo su existencia y su uso. Durante años he tenido esa sensación ambivalente.
Por supuesto que es algo positivo ser LGBT+ o cualquier otra minoría. No hay que sentir vergüenza, ¿pero hay que sentir orgullo? Me parece que esto es un problema de vocabulario. El antónimo de vergüenza no es necesariamente orgullo, sino que para mí es sencillamente la falta de vergüenza. Del mismo modo, el antónimo de orgullo no es vergüenza, sino la falta de orgullo.
El problema es que cuando alguien me dice que está orgulloso de ser algo yo veo que lo está en oposición a si fuera algo diferente. Es decir, que por ejemplo está orgulloso de ser gay en lugar de heterosexual o bisexual. O de ser español en lugar de ser francés o venezolano. Y eso para mí es un error. No se puede reivindicar el derecho de las minorías intentando convertirlas en superiores, en las nuevas normas. Lo que hay que hacer es reivindicar que no hay ningún motivo para sentir vergüenza, que no es lo mismo. Igualdad, no superioridad.
Esto lo veo muy claro cuando escucho a gente como al tipo del que hablaba el otro día, el racista, que entre sus argumentos me dice: "estoy orgulloso de ser danés". Mi respuesta a eso por supuesto sería: "Vale que te parezca bien ser danés, ¿pero por qué hay que sentir orgullo? ¿Es mejor ser danés que ser español?". Pero ese argumento se quedaría sin fuerza cuando ese mismo tipo sabe que participa conmigo en fiestas como el orgullo LGBT+, por lo que me puede contestar: "Estoy orgulloso de ser danés igual que estoy orgulloso de ser homosexual".
En realidad con el tiempo voy sintiendo todo lo contrario. Yo lo que quiero es celebrar el día de la vergüenza, jugando sarcásticamente. Y quiero hacerlo porque quiero reivindicar que todos los comportamientos que según las normas cishetero son supuestamente avergonzantes son esos comportamientos que merecen el mismo respeto y la misma igualdad. Aceptar lo diferente y no solo lo que es igual o casi igual. Aceptar en igualdad aquello que la sociedad cree que es un motivo de vergüenza. Aceptar y luchar por la diversidad y por el derecho a ser uno mismo, sin sentir vergüenza por ser diferente.
Lo del orgullo a mí también me ha traído por la calle de la amargura siempre.
ResponderEliminarJamás ha salido de mi boca el "que orgullosa estoy de ser española" o cosas por el estilo, siceramente creo que las personas que dicen ese tipo de frases son las que o no están seguros de sí mismo, ni de lo que son, sus defectos virtudes etc.... y las que no están seguras de su país, es decir las que no tienen claro que tiene de bueno, ni de malo, que ha hecho que ha dejado de hacer etc... al no conocerse a sí mismos o a su país, y no estar seguros de ellos, deben mostrar esa "pasión" por llamarlo de alguna manera y de ahí esas frases tan rídiculas.
Por la misma regla que tu aplicas en "aceptar y luchar por la diversidad", alguien puede aplicarla a "aceptar y luchar por la igualdad". Segun leo en algunas de tus entradas te pones en el mismo nivel, pero en distinto bando, cuando cargas contra los heteros que no tragan con los LGBT+.... tu no estas tragando con sus ideas porque ellos no tragan con las tuyas. ¿Quien gana en una guerra? NADIE.
ResponderEliminarY respecto a estar orgulloso de ser español, indio, danés o esquimal.... la definición que buscas es ser feliz siendo español, danés, americano....
Puedo decir que doy gracias por ser quien soy y de donde soy, basado obviamente en comparación con unos "otros", no es orgullo, sino mas bien cierto alivio espiritual de sentirme lejana a algo que me repulsa. Simple.
ResponderEliminarMaisha Rodher, es cierto que para alguna gente la inseguridad se compensa para ocultarlo con un fervor nacionalista completamente desproporcionado. El otro día leía que eso también sucede con la religión.
ResponderEliminarAnónimo, no lucho contra los heteros o al menos no más que contra todos los demás. Lucho contra la homofobia, la bifobia, la transfobia, la interfobia, el racismo, el nacionalismo, la xenofobia, etc. Todo el mundo tiene derecho a ser como la mayoría. Pero yo también quiero que todo el mundo tenga el mismo derecho a ser como la minoría.
ResponderEliminarAnónimo, me pregunto a qué te refieres con lo de la repulsa. En el contexto de esta entrada solo se me ocurre la gente de otras identidades (de género, de orientación sexual, de nacionalidad...) y no lo entiendo.
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