¿Me puede explicar alguien la relevancia de la nacionalidad a la hora de hacerse una prueba de VIH o de cualquier enfermedad venérea? Porque aparentemente es un dato muy relevante según el sistema médico danés. Cuando acudes a Venereaklinikken en Bispebjerg Hospital, la única clínica pública en la que se hacen las pruebas de VIH y enfermedades venéreas en Copenhague, una cosa que siempre les interesa mucho es saber la nacionalidad de las personas con las que has tenido relaciones sexuales. Si contestas que son danesas, no hay más preguntas y no se anota nada, si contestas que son extranjeras, quieren saber de dónde son y qué tipo de prácticas sexuales has tenido con esas personas en concreto y, por supuesto, todo es apuntado de forma diligente. ¿El motivo? Flagrante xenofobia. Especialmente porque Dinamarca no es precisamente un país en el que las enfermedades venéreas no circulen a sus anchas. De hecho, la clamidia que se utiliza como factor de medición para ver la cantidad de personas que tienen sexo no seguro no deja de aumentar en los últimos años en todos los grupos.
Pero no solo eso, sino que también en las propias estadísticas del sistema sanitario nacional aquí se dividen los nuevos casos de contagio anuales de clamidia, sífilis, gonorrea y VIH en cuatro grandes grupos: daneses, inmigrantes, turistas y segunda generación de inmigrantes. Por supuesto, en todos los informes el número de contagios es muchísimo mayor entre los "daneses". Y cómo no, también se intenta averiguar si los contagios han sido en Dinamarca o en el extranjero. Y por supuesto, los contagios suceden mayoritariamente en Dinamarca. Pero incluso así no se deja de preguntar por la nacionalidad de las personas y no se deja de buscar una explicación foba. Avergonzador.
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