El Diccionario de la Real Academia en general es una patata, pero a veces nos lo deja tan claro que dan ganas de comentarlo. Lo peor es que ni siquiera es solo cuando su mentalidad arcaica les lleva a definir palabras de forma vomitiva. Al dichoso diccionario le falta hasta lógica lingüística. Y si no, observad esta entrada:
Johannesburgo. Forma tradicional española del nombre de esta ciudad de Sudáfrica, a la que corresponde la pronunciación [yohanesbúrgo], con h aspirada (→ h, 2): «Fue localizada en Johannesburgo y la siguieron hasta Madrid» (Puértolas Noche [Esp. 1989]). No deben usarse en español ni la forma inglesa Johannesburg ni la simplificación Johanesburgo.
Muy interesante. O sea, que o pronunciamos la palabra mal, o la pronunciamos de forma completamente diferente al modo en el que se escribe saltándonos todas las reglas del español. Y por huevos escribimos dos enes, cosa que no se hace en español, y terminamos la palabra en con una o, cosa que no se hace en inglés. Esto clama al cielo en su estupidez, vamos.
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