Un grupo de trabajo de 18 personas en una organización LGBT+. En la discusión programada, como sucede en casi cada grupo LGBT+, los homosexuales dominan. Aunque se sabe que los demás existimos, el vocabulario no suele ser inclusivo, los temas que se tocan menos todavía y desde luego la representación homosexual es mucho mayor que la bisexual, la transgénero o cualquier otra.
Llega un punto en el que me canso y recuerdo a los presentes que no todo el mundo es homosexual y que es necesario hacer algo para que los demás grupos no se sientan excluidos. Su respuesta, por supuesto, la de siempre: "no te quejes, en este grupo ya tenemos 3 bisexuales, y tampoco tenemos ningún trans porque son ellos los que no quieren unirse". Mi reacción, por supuesto, también la de siempre: una larga explicación sobre por qué un grupo no inclusivo no atrae a gente que se identifica con otros términos. Y concluyo mi intervención añadiendo: "Y no es cierto que no hay ninguna persona transgénero, YO ME IDENTIFICO CON ESE TÉRMINO".

Después de media hora así llega mi turno de hablar otra vez y claro, lo primero que tengo que decir es "Yo de verdad no sé si estáis sordos o qué, pero ¡YO SOY TRANS! Y deberías respetar la identidad que las personas dentro del grupo dicen tener por mucho que mi apariencia no se adecue a vuestros prejuicios sobre lo que es ser trans".
Para terminar de alucinar y rematarme, la conversación sigue con varios de los presentes todavía hablando de las personas transgénero como una identidad no representada en nuestro grupo LGb. Y luego no entienden por qué la gente no homosexual no solicita formar parte del grupo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si tienes problemas para dejar tu comentario, vuelve a pulsar en "Publicar". Casi siempre con insistir un par de veces funciona. Si no también puedes enviármelo a mi email en lilleskvat(a)gmail.com