En estos días tiene lugar para mi una celebración singular: ya ha pasado otro año más desde que me mudé a vivir a Dinamarca. Cuando pienso en aquella época, nunca me hubiera imaginado que tantos años después seguiría aquí. De hecho, más bien se puede decir que cuando llegué tenía prisa por irme.
Llegué con la intención de aprender danés. Ya sabía algo, pero en realidad casi nada. Lo que sabía bastante bien por aquel entonces era sueco. Pero había visitado Copenhague el año anterior y me había gustado más la experiencia que la que había tenido en Suecia. Así que, eso unido a otras circunstancias personales, me hizo decidirme por mudarme a esta ciudad.
Como digo, el único objetivo verdadero era aprender bien danés. Lo demás, que la ciudad fuera bonita o no, que conociera a gente, que fuera tal o cual, no tenía especial peso por aquel entonces. Quería aprender cuanto antes y mudarme a otro sitio para aprender otro idioma. Así veía yo mi vida entonces.
Llegué y empecé a estudiar danés. Visto desde ahora veo que avancé con mucha rapidez pues no se me da mal aprender idiomas y además este se parecía mucho a otro que ya conocía bastante bien. Sin embargo por aquel entonces no me parecía suficientemente rápido. La escuela intensiva de danés del Estado tenía una larga lista de espera, así que los primeros 4 meses los tuve que pasar esperando y pagando clases particulares, haciendo intercambios de conversación con daneses y pagando academias privadas (además de trabajando, por supuesto). Pero aprendí bastante y cuando llegué a la escuela ya era capaz de tener conversaciones solo en danés. Sin embargo, en esa escuela todo el mundo empezaba en el nivel más bajo (política de algunas de las escuelas para inmigrantes), así que para mi frustración me metieron en el nivel inicial. Pero avancé rápido. Y aun así me parecía despacio y en esos momentos para no perder clase ni tiempo la única vez que me permití volver a España (y por motivos de exámenes) solo estuve cuatro días (lo justo para hacer los exámenes) y me volví corriendo.
Mi objetivo inicial era terminar todos los niveles de la escuela y luego cambiarme a otro país. Sin embargo, cuando ya había terminado todos los niveles, la escuela me ofreció pagarme el examen de Proficiency (el examen superior de cualquier idioma) si me metía en un curso especial de preparación del examen. Ese examen solo se hace dos veces al año y es bastante caro, pero desde luego que es el verdadero título que demuestra que dominas el danés y una gran ventaja tenerlo. Así pues, decidí quedarme y hacer el curso y el examen. Por entonces quedaba muy poco tiempo para el examen y yo llevaba en el país un año. En menos de dos meses llegó el examen y suspendí. En la corrección del examen tanto mi escuela como la escuela que hace los exámenes reconoció que mi examen bien podría haber aprobado. Pero el caso es que estaba suspenso...
Nueva decisión: como mi escuela pensaba que tenía posibilidades de aprobar, siguió ofreciéndome a mí una de las dos becas semestrales para pagarme el examen en la siguiente ocasión y asistir a clases gratuitas una vez más. Eso suponía otros seis meses en Dinamarca... pero ya estaba tan cerca de conseguirlo y encima recibiendo tantos comentarios de ánimo y tanto apoyo de la escuela... Decidí quedarme. La segunda vez aprobé el examen. Y claro... eso abría otras puertas. De repente, con ese examen aprobado, podía acceder a la universidad en Dinamarca en igualdad de condiciones que los daneses. Así empecé a estudiar también aquí...
Y como podéis ver la historia se va alargando. Llegué aquí por aprender el idioma. Una vez que ya lo conseguí, Dinamarca se había convertido en mucho más que el idioma: amigos, un trabajo, unos estudios, una pareja, una forma de ver la vida... Y ahora, después de más de una década siento de verdad que soy medio danesa. Ya no soy española, y ya no me veo volviendo a España. Tampoco me veo abandonando Dinamarca para siempre como planeaba al principio. Aquí está mi hogar... Me veo, en todo caso, mudándome a otro sitio a probar algo nuevo, pero regresando a menudo a esta ciudad, donde está parte de mi alma.
Te has metido en un tema sensible para mi, y te contare mi experiencia en Dk, bien resumida: ha sido un largo y extendido maltrato, por donde me he movido, inmigracion, komuna, escuelas...
ResponderEliminarMi ultima experiencia es tener que aguantar el acoso durante meses, de una profesora loca en mi escuela, y hasta donde me voy dando cuenta la impunidad esta ad portas aqui, si decido decirle algo me caeran las penas del infierno, mientras ella me acosa y no hay ni a quien quejarse y anda libre por ahi. Ahora, al comentarlo con mas inmigrantes, me di cuenta que era de lo mas comun!!! que horror...Te contare que hasta de "idiota" trato a mi marido, cuando trato de averiguar solamente que pasaba. Conclusion, tengo la peor imagen de este pais y de su gente, un pais pequeno con gente con mentalidad pequena, hasta mi marido se averguenza, es triste.
María Inés, no me sorprende ni me extraña nada que tu experiencia de Dinamarca sea un constante maltrato. Creo que la mayoría de los extranjeros que estamos aquí podemos contar nuestra historia aquí enfocándola en ese aspecto. Yo también puedo hacerlo, pero esta vez he preferido hacerlo enfocando el asunto por otra parte...
ResponderEliminarMi marido también se avergüenza de muchas cosas de este país. Pero como ambos son daneses, eso es un comienzo. No todos los daneses son así. Muchas cosas son terribles aquí, de verdad que lo son, pero muchas otras son buenas, y aunque cuando te hacen la vida imposible es justamente imposible recordarlo, también existen.
En muchas cosas yo también tengo una mala imagen de este país, ya lo sabes. Pero en muchas cosas también tengo una mala imagen del país en el que nací, España, y de los demás países en los que he probado a vivir.
No te dejes deprimir por todo esto. Seguro que con el tiempo te sentirás mejor. ¡Ánimo! Un abrazo.
No sabes lo que te envidio. Siempre he querido vivir una historia en el extranjero, buscarme la vida y aprender un idioma. Los años han pasado y ahora creo que deberá ser otra vida. El único idioma que domino es el italiano, e Italia tampoco está para tirar cohetes, por lo que me temo que allí tampoco iré. ¿Sabes? Me encantaría vivir (pasar una temporada) en Ystad. Creo que si me pierdo aterrizaré por allí. Besosososs
ResponderEliminarIba a preguntarte qué tal lo llevabas, pero me queda bastante claro, sobre todo si antes venías de Suecia, sociedad esa con la que tengo una historia de amor-odio de esas que un día de esos dará conmigo en el psiquiátrico o en la cárcel por sacudirle a alguno de esos indolentes que tienen por ciudadanos -¿qué les echan en el agua? ¿Prozac? ¿Soma?- o más probablemente, por dinamitar el puente de Öresund.
ResponderEliminarAsí que aprovechando la ocasión te preguntaré algo que me produce mucha curiosidad, habida cuenta que hablo sueco y que comprenderás cómo suena para un oido español entrenado en sueco el danés hablado... ¿Qué sensación te produjo la primera vez que alguien en danés te propuso tema? Pregunto simplemente porque para mí que alguien oiga proposiciones en danés y se ponga cachondo suena tan paradójico, tan raro y tan perverso como no sé, imaginarme a alguien que huele a col hervida y se relame...
Un abrazo y felicitaciones.
Paulus, veo que te has impregnado ampliamente de la cultura Sueca.... pues por cómo la defines... yo diría que te falta sólo un hervor para llegar a eso. Lo realmente "paradójico" de lo que dices es que tengas atrofiados determinados sentidos tan útiles como el oido y, además, que estés necesitando con urgencia asistencia sanitaria para que te cure esa manifiesta impotencia de la que haces alarde. Mis mejores deseos. Espero que se te pase el arrechucho, es triste.... sí... pero recurda que existen cursos de apoyo y personal psicológico que podría ayudarte.
ResponderEliminarLille atencion! que dejas pasar el comentario de un anonimo insulton
ResponderEliminarPues Monttse, personalmente yo creo que el anonimo se ha quedado corto! Vaya con Paulus!Tal vez ese "señor" debería ser más respetuoso con la lengua danesa. Soy española y a mi el danés me suena tremendamente romántico. Al que no le guste, mejor que no lo oiga. Para mi el insultón es "Paulus the Best!" vaya tela. Menos mal que el mundo es libre para opinar.
ResponderEliminarY por cierto, eso de dinamitar el puente de Oeresund, vaya idea la del sr terrorista, a ver si le da por volar su casa, y se va a fastidiar a otra parte. Desde luego con españoles como ese, te dan ganas de emigrar.
Besos Lille.
¡Mira tú que bien! ¡Tenemos un psicoanalista entre el público! ¿De dónde te sacas tú que menda es impotente? De eso nada, ricura. No confundas impotente con poco solicitado, que no es lo mismo, como no es lo mismo ser bisexual que desordenado hasta para eso. El oído lo tengo muy pero que muy fino... Lo único que pasa es que cuando no soy yo quien habla, por lo general, me aburro.
ResponderEliminarHala, con viento... y dúchate, que sale barato.
Ja, ja, ja, ja, ja...
ResponderEliminarPor la boca muere el pez! :)