Aparentemente saltarse determinados acuerdos no escritos pero claramente establecidos sobre esas barreras invisibles que se supone que existen en las relaciones de amistad es algo completamente inaceptable. Y algo que me crea problemas, porque yo no veo las cosas de ese modo.
Tengo una muy buena amiga con la que comparto una gran parte de mi vida íntima, pero con la que nunca mezclo algo sexual. Vamos, una de esas amistades de verdad en el modo en el que las entiende la gente y que a mí no me acaban de entrar del todo en el coco. Para mí desde siempre ha estado clarísimo que siento no solo ganas de compartir nuestras vidas mentalmente, sino también experiencias de otros tipos. Sin duda siento atracción sexual por ella. Como me suele pasar con casi todo el mundo que me gusta tanto como para que sean mis auténticos amigos. Pero sé que ella ve estas cosas justo al contrario, lo hemos hablado de forma teórica muchas veces. Y también con ejemplos de otra gente. Nunca sobre nosotras. Para ella la amistad y el sexo no se pueden mezclar sin que suponga un problema y uno se arriesgue a perder esa amistad. Por lo tanto, como yo sé que ella tiene esas reglas, durante los 10 años que hemos sido amigas, he mantenido y respetado esa barrera invisible y jamás he dicho ni hecho nada que supusiera un flirteo ni algo confuso con ella. Y eso que no dejamos de hablar de sexo, relaciones y similares. Pero NUNCA haciendo una mínima referencia a la posibilidad de que hubiera algo entre nosotras.
Pues bien, hace unos días me salté la barrera. De algún modo me parece que no soy fiel a mis ideas ni a quien soy ni a nuestra amistad, si no le muestro que yo lo veo de otra forma también con ella. Así que dije algo
inapropiado. Flirteé. Hablé sobre algo físico entre nosotras. Y con ello creo que asusté a mi amiga. Aunque esperaba que fuera un poco chocante para ella que me saltara esa barrera, lo cierto es que no esperaba que lo fuera tantísimo. Y ahora por su reacción veo que ese salto de barrera ha creado un problema en el modo en el que hablamos. O hablábamos. Porque lo cierto es que no hemos vuelto a hablar desde entonces... Y ya empieza a parecerme más que preocupante.
¿Pero por qué lo sucedido es un problema tan grande? Para empezar, ella conoce más que de sobra mis ideas sobre la amistad, el amor, las relaciones, el sexo y demás. Con lo que realmente no puedo entender qué es lo que le resulta tan sorprendente. Claro que siempre se puede una hipnotizar y pensar que no tiene nada que ver con ella si no se lo dices directamente. Pero sinceramente creo que ni siquiera es así. Creo que ya lo sabía, que también era con ella. ¿Cómo no iba a saberlo? Entonces el problema debe de estar en otro sitio. ¿Pero cuál? Puede ser enfado porque yo he roto ese acuerdo tácito que he respetado durante tantos años. Puede ser miedo por no saber qué esperar de mí. Si me salto las barreras, ¡vete tú a saber qué se me va a ocurrir hacer la próxima vez que nos veamos! ¡Tal vez me lance a la acción! Puede ser inseguridad por no saber cómo rechazarme sin herirme y con ello temer perder mi amistad. Puede ser que en el fondo no quiera rechazarme... O simplemente puede ser que no sepa qué decirme ahora y cómo forzarme a volver a cumplir el acuerdo sin tener que hacerlo explícito. No sé.
El caso es que cuando ves la vida de otro modo, es muy difícil relacionarte con la gente sin obtener reacciones muy fuertes. Y eso es duro. Aunque también es duro para mí no poder ser como soy y tener que esconderme en una norma impuesta por la mayoría y que yo no comparto y a menudo ni entiendo.