28 febrero 2012

Yo no quiero follar con cualquiera

Me encanta el sexo. Pero yo no quiero tener sexo con cualquiera en todo momento y tampoco independientemente de la situación en la que suceda y del precio que me cueste. Al contrario. Creo que soy muy exigente, tanto con las personas con las que deseo follar, como con las circunstancias en las que sucede. 

Y es que, bella mía, no creo que el sexo sea la cura a mi ansiedad ni la solución mística a los problemas de mi vida. Tampoco creo que su efecto de trance dure más allá de los minutos en los que se está follando. Y por tanto, no lo veo como la gran respuesta única a la infelicidad. Ni como la forma eficaz de dejar de pensar, porque mis líos mentales volverían tras los polvos y, si estuviera follando todo el día, entonces tampoco me funcionaría porque no podría concentrarme solo en el sexo y olvidar el resto durante horas sin fin. El sexo es sexo, y está muy bien. Pero ni quiero que sea con cualquiera ni quiero que sea todo el tiempo ni quiero que sustituya a todo lo demás en mi vida. Así que deja de intentar provocarme para que sea así solo porque tú usas el sexo como narcótico con el que apagar tu conciencia. A mí en realidad me hace más feliz disfrutar del sexo con conciencia, disfrutarlo con la gente que yo elijo, disfrutarlo en los momentos en los que me apetece y hacerlo del modo en el que me hace disfrutar de la vida en lugar de hipnotizarme para no sentir que vivo. Lo que tu desesperación te lleve a hacer, es cosa tuya. Pero dame espacio para ser como yo deseo ser.

Por otra parte, tampoco creo que me convierta en más liberada o me haga más cool por tener sexo con mucha gente o sexo muy diferente. No voy a ser más queer por follar con alguien solo por mostrar mi queerness. No soy menos monógama o más postmoderna por probar a llevarme uno tras otro a todos los machos que bailan en la pista del bar. No soy más sexy ni más atractiva por conseguir que alguien me devuelva un flirteo después de probar con la mitad de las muchachas en la barra del bar. No soy más libre por no hacerle asco a nadie si en realidad no sé lo que quiero o, peor todavía, si sé que no quiero estar con ninguna de esas personas. Por tanto, no proyectes tus inseguridades, tus necesidades y tus miedos en mí. Yo no tengo ni que demostrarte a ti ni que demostrarle a nadie mi liberación sexual. Y en realidad, con todo lo que haces, a mí no me demuestras otra cosa que tu confusión y tus prejuicios.

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3 comentarios:

  1. Me siento totalmente identificado con tus palabras

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  2. Ha, este texto me sorprende, me gusta, no cualquiera tiene el don de la escritura, y la persona que lo cultiva crece por sobre la media.

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  3. Buen escrito
    Me ha gustado este blog

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