Si mi descaro o lo directo de mis preguntas, propuestas o acciones te asusta, sinceramente es algo que tú tienes que superar si deseas estar cerca de mí. Ya sabes cómo soy y cuáles son mis principios en este tema. No quiero jugar a ese juego de indiferencia intermitente. No voy a hacerlo. Si me apetece acercarme, te lo voy a mostrar. Si me apetece alejarme, lo vas a notar. Cuando sienta amor, lo escucharás, lo sentirás, lo verás. Cuando sienta frialdad o no sienta nada, también te lo haré saber. Mi alegría, mi dolor, mi deseo, mi miedo, mis expectativas... lo que sea, no voy a ocultarlo. Si me pareces adorable, te adoraré. Si me pareces horrible, me horrorizarás. No quiero máscaras, ¿recuerdas? Y sigue siendo así. Sigo siendo así.
En mi vida de pareja he aprendido a renunciar a lo que quiero.... estoy convencido de que al hacerlo, me estoy regalando a ella... es mi obsequio.... o el precio que pago para seguir con ella.... no duele.... y gratifica mucho, me hace sentir, además, que soy capaz, en hechos concretos, de entregarme a otro, no sólo en la cama.... sino en la vida misma.
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