Me levanto esta mañana un poco cansada, miro el despertador y son las 9.30. Está oscurísimo, así que voy hacia la ventana, agarro el cordón de la persiana y empiezo a tirar. ¿Eh? No sube. ¿Pero por qué no funciona la persiana? Miro por la ventana y veo que el día está todavía más gris que suele. Miro hacia la habitación y está oscura. Me paro a pensar un segundo... ¡Anda, leche! ¡Si es que ya está subida! Ayer por la noche llovía mucho contra los cristales y nos gusta el sonido, así que la dejamos subida para poder verlo y oírlo mejor. Esta mañana, con el bello día de solazo que hace, en mi cabeza no cabía que pudiera estar subida y que fuera ya por la mañana.
Pues eso, incidentes mañaneros cuando vives en un lugar en el que la luz es tan diferente a la del sitio en el que has crecido.
Hola:
ResponderEliminarYa he añadido el Favicon en mi blog.
Con tu permiso voy a cotillear un poco tu Blog.
Saludos!
Hola Boloo:
ResponderEliminarMuchas gracias por el Favicon. Claro, cotillea todo lo que quieras. Para eso estamos. Espero que te guste :-)
Saludos
jeje, yo era aún más pesimista... nunca he visto una persiana por allí así que tenía asumido que te tenías que aguantar con esos estores, diseñados por Torquemada. Los pongas como los pongas, nunca tapas la ventana!
ResponderEliminarPersianas hay, pero son de esas de láminas de tipo oficina... y la mayoría de la gente lo que tiene son cortinas. Tapar la ventana del todo no creo que puedas... pero probablemente cuando veas la poca luz que hay, tampoco creo que quieras ;-)
ResponderEliminarNo sé, no sé... a mí es que tan poco luz me deja más aplastada que el papel de fumar. ¿Cómo se acostumbra una a eso?
ResponderEliminarPues es que no se acostumbra una a eso... y eso es lo malo :-(
ResponderEliminarLa solución se llama hibernación - y yo hago mi parte...
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