Últimamente estoy descubriendo algo que antes no hubiera imaginado: parece que me siento mejor entre gente dentro de las etiquetas B (bisexuales, pansexuales, omnisexuales, plurisexuales...) y T (transgénero, travestis, genderqueer, crossdresser, genderbender...) que dentro de la etiqueta L (lesbianas). Y eso es extraño cuando una buena parte de mi vida he pensado que yo era lesbiana y todavía hoy la gran mayoría de las personas de verdad cercanas a mí son lesbianas. Sin embargo, cuando tengo que ir a un grupo o a un evento estoy descubriendo que me es mucho más fácil sentir interés e identificación con la gente que no se llama a sí misma lesbiana (o gay). Parece que nuestros discursos son más parecidos y lo mismo con nuestra forma de ver la vida. Pero especialmente parece que no tienen tantos prejuicios negativos sobre mí (para ejemplo lee esta entrada) y eso facilita la comunicación y la cercanía.
A mí lo que me parece, desde que te llevo leyendo, que te gustan mucho las etiquetas. Y etiquetar, a mi parecer, es una forma eufemística de discriminación.
ResponderEliminarNo, las etiquetas me disgustan pero me parecen útiles y necesarias para luchar de forma política por la visibilidad y los derechos.
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