Llevo tanto tiempo quejándome de ello. No quiero ver las relaciones como una jerarquía de poder. No quiero competir por estar encima ni dejar que me sitúen debajo. Solo acepto tratarnos como iguales, sea con quien sea, sienta lo que sienta.
Amar NO es una lucha de poder. Sentir amor no tiene que ser algo negativo, al contrario. Si quieres a alguien, para mí es natural disfrutar de sentir ese amor. Independientemente de lo que el alguien sienta por ti. Si yo te quiero de por sí eso ya es un placer, porque siento algo positivo que me produce alegría al recordarte, que me hace sentir ternura al pensar en tus cosas, que me deshace en deseo al tener ganas de tocarte, que me da calor en el alma al recordar cómo hablas, cómo te ríes, cómo te enfadas, cómo te explicas, cómo te pavoneas, cómo te equivocas, cómo te acercas, cómo bailas, cómo hueles..., que me produce una dulce melancolía cuando te echo de menos y me hace enormemente feliz cuando todo funciona y compartimos esos escasos pero tan maravillosos momentos mágicos. Amar es algo que sale de mí, y no es dependiente de tu amor de vuelta. Me amen o no, yo siento amor por algunas personas. Y eso es algo que hace mi vida más plena.
Por supuesto, si además tengo la suerte de que la persona por la que siento amor me corresponde sintiendo amor, la sensación es mucho más gratificante, mucho más dadora de felicidad y sobre todo a menudo mucho más fácil de expresar en la práctica. Pero eso no significa que amar sin ser amado tenga que dar infelicidad, como aparentemente la gente cree. ¿Por qué tendría que ser así? ¿Por qué insistir en verlo así?
Cuando amo y me aman eso generalmente (aunque no siempre tampoco) me abre puertas a nuevos momentos de felicidad, a compartir vivencias que no podría tener si no me aman, a acercarme mental y físicamente, a poder disfrutar de la compañía de la persona con mayor regularidad... Pero parece que la gente también lucha por el poder una vez que ambos sienten amor. ¿Quién siente entonces más amor? ¿Quién da más? ¿Quién está por encima y quién por debajo? ¿Quién muestra más y quién pierde el control? Todas estas cosas a mí me estresan, me desagradan y no quiero tenerlas en mis relaciones, porque ni siquiera las entiendo.
¿Cómo voy a saber quién ama más? ¿Acaso el amor se puede medir? ¿Y cómo se hace eso? Tal vez el que habla más alto es el que en realidad siente un amor menos intenso. Tal vez el que tiene más tiempo aparenta mostrar más amor cuando en realidad no lo siente, lo que sucede es que cuenta con más recursos para poder hacerlo. Tal vez el que oculta lo que siente y se muestra frío en realidad no sabe ni lo que siente y si perdiera a la persona reaccionaría mucho más intensamente que la persona que muestra calidez. Tal vez el que nunca dice "te amo" no es capaz de entender lo que siente. Tal vez el que dice todo el tiempo "te amo" todavía sabe menos lo que siente o lo que es amar profundamente. Tal vez el que busca insistentemente la compañía del otro tiene una personalidad dependiente y lo que busca es no estar solo y en realidad no es amor por la otra persona lo que le mueve. Tal vez el que necesita mucho tiempo para sí mismo disfruta muchísimo más los escasos momentos en compañía de la persona a la que ama. Tal vez... El amor creo que no se puede medir en una escala. Pero es que si se pudiera, tampoco seríamos capaces de saber quién quiere más a quién. ¿En qué habría que fijarse? ¿En los actos? ¿En las palabras? ¿En el tiempo entregado? ¿En la falta de otros amantes? ¿En la sinceridad de lo compartido? ¿En la desesperación mostrada? ¿En la forma de tratar al otro? ¿En la falta de egoísmo o egocentrismo? ¿En la cantidad de sexo deseado? ¿En el tipo de relación creada...?
Pero es que además, no solo no se puede saber cómo comparar lo que se siente, sino que además el amor, como todo sentimiento, es algo fluido, algo variable, no estático. Si te amaba ayer intensamente, ¿significa que te tengo que amar hoy igual de intensamente? Si tengo un mal día y no me apetece estar contigo, ¿significa eso que hoy te amo menos? Si me enamoro de otra persona y pienso menos en ti este mes, ¿significa eso que he dejado de amarte? Si te acabo de conocer y estoy en éxtasis contigo, ¿significa eso que te amo más que a la persona con la que llevo 20 años y a la que ya me he acostumbrado? Si me cabreas hoy y no quiero verte durante unos días, ¿afecta eso a mi nivel de amor? Si tenemos una tarde de sexo increíble, ¿no afecta eso a la intensidad de mis sentimientos por ti?
Y no solo eso, sino que además el amor no es un sentimiento precisamente fácil de definir o explicar, con lo que creo que cada vez que usamos la palabra nos referimos en realidad a sentimientos muy diferentes aunque estén relacionados. Amor no es uno. Y ahora no me refiero a eso de amar a varias personas sino a la forma de tener y entender esos sentimientos. ¿Amor es estar enamorado? ¿Es deseo? ¿Es desesperación? ¿Es ternura? ¿Es dulce melancolía? ¿Es angustia? ¿Es dolor? ¿Es felicidad? ¿Es hábito? Es... tantas cosas diferentes. ¿Cómo puedo saber yo qué cosas sientes tú cuando dices que me quieres? Y lo que es más importante, ¿cómo sé yo qué cosas siento yo exactamente, en qué medida, en qué momento, cuando hablo de mi amor por ti? No amo todo el tiempo del mismo modo, no amo del mismo modo a todas las personas, no amo con la misma intensidad a la misma persona en todos los momentos...
Si ni siquiera sabemos de lo que estamos hablando al mencionar la palabra, si no podemos medirlo y compararlo con lo que sienten los demás, ¿por qué y para qué competir por ser el que siente menos, el que recibe más, el que muestra menos y el que es más adorado? ¿Por qué basar las relaciones en niveles de amor cuando somos incapaces de determinar esos niveles? ¿Por qué tener miedo a mostrar lo que uno siente, para no quedar por debajo si acaso el otro no siente tanto, cuando no podemos comparar lo que siente el otro? ¿Por qué competir para dejar claro que el otro siente más cuando en realidad ni lo sabemos ni lo podemos saber ni, lo que es más esencial, importa?
Porque en realidad, me pregunto yo, ¿qué importa saber si eres tú o soy yo quien siente más? Lo importante es saber si siento y si sientes, y cuando existen esos sentimientos, saber lo que queremos hacer con ello. Lo importante son los actos que acompañan a nuestras palabras y nuestros sentimientos. Si dices o incluso crees adorarme y te comportas como una fría, me alejas, me muestras negatividad y no disfrutamos de los momentos juntas, ¿de qué me sirve tanto amor? O al contrario, si dices no sentir tanto pero cuando estamos juntas noto tu cercanía, tu calor, tus ganas de compartir tus cosas conmigo, ¿qué más me da lo que vayas diciendo sobre el nivel de lo que sientes?
Además, ¿cómo sé yo que lo que siento es lo que creo sentir? ¿Cómo sé que lo que tú sientes es lo que tú crees sentir?
Unamos a esto la monogamia o falta de ella. Parece que también si hay varios amantes y/o varios amados hay que establecer una jerarquía entre ellos. Para mí no solo es innecesario, es molesto. ¿Acaso quieres a todas las personas del mismo modo? ¿Y de forma constante sin variaciones? ¿Acaso tus sentimientos por cada uno de ellos no cambian según lo que vivas con ellos y cómo estés tú misma? ¿Acaso no hay momentos en los que te apetece estar en un sitio y otros en otro? Sí, ya sé que hay alguna gente que ocupa más espacio de la mente. ¿Pero es eso amor? La obsesión y el amor para mí son cosas diferentes. MUY diferentes. Igual que el deseo y el amor. Por mucho que puedan tener relación.
Pero es que además ¿a mí qué más me da si la persona con la que estoy ama a otras personas? Y lo que es más importante todavía, ¿qué más me da la medida en la que las ama? ¿Qué más me da si las ama con mayor intensidad o si cree amarlas más? Lo que me importa es que la persona que dice quererme me quiera. Si ama a las otras personas, en realidad mejor. Cuanto más feliz sea esa persona a la que yo quiero, más feliz seré yo. Y el amor correspondido da felicidad. Así que si tiene la suerte de tener otras personas a las que ama y que sienten amor por ella, ¿no es eso mejor para mí también?
En todo caso, lo que me tiene que interesar es el tipo de relación que la persona a la que amo tiene conmigo, no con la otra gente. Si acaso, en lo único que debería afectar que haya otra gente es en cómo eso influye en la relación conmigo, es decir, en el tiempo empleado, en los cambios de humor, en las cosas prácticas que son posibles o imposibles. Por lo demás, ¿para qué preocuparse de si su relación con un tercero es más o menos o igual de qué sé yo que la nuestra? ¿O de si mi relación con un cuarto también lo es?
En todo caso, lo que me tiene que interesar es el tipo de relación que la persona a la que amo tiene conmigo, no con la otra gente. Si acaso, en lo único que debería afectar que haya otra gente es en cómo eso influye en la relación conmigo, es decir, en el tiempo empleado, en los cambios de humor, en las cosas prácticas que son posibles o imposibles. Por lo demás, ¿para qué preocuparse de si su relación con un tercero es más o menos o igual de qué sé yo que la nuestra? ¿O de si mi relación con un cuarto también lo es?
¿Por qué competir por ser el de la parte de arriba de la escala? Porque como ya debe quedar claro de esto, ¿de qué manera creamos esa escala? Tal vez no soy la persona a la que más deseas hoy pero sí con la que tienes conversaciones más intensas. Tal vez soy la persona a la que más echas de menos cuando no estoy en tu vida. O la que menos necesitas en tu día a día pero por la que sientes el amor más profundo. Tal vez soy la persona con la que compartes casi cada minuto pero en realidad cuando la explosión de sentimientos inicial se acabe, no quede llama con la que consumir el resto de la cerilla. No sé.
No sé, pero tampoco me importa. Y no voy a cambiarlo ahora. Al contrario. Cuanto más tiempo pasa más me doy cuenta de que de verdad las relaciones humanas no necesitan ser lo que la gente hace de ellas: ese juego de poder, esa competición, esa lucha constante por mostrar solo lo adecuado, esa falta de autenticidad. Yo amo cuando amo. No lo hago cuando no lo hago. Busco a las personas a las que amo cuando me apetece estar con ellas. Muestro lo que creo sentir. Y explico lo que no creo sentir. Si eso me pone por debajo para esas personas, es en su cabeza y no en la mía. Es en su forma de comportarse y no es la mía. Y por supuesto, eso tiene consecuencias en lo que siento. Cuanto más ansia de poder, más ganas de mentir, más dolor gratuito y menos sinceridad hay, menos deseo yo estar con la persona, menos siento por la persona, menos comparto con la persona y al final incluso se puede transformar en lo que me ha sucedido con alguna gente. Sí, siento amor, pero ya no quiero tener ningún tipo de relación ni contacto. Porque si tenía que ser así, preferí no tener nada más que el amor que yo siento. Porque en ese amor no hay jerarquías.
En este post más que nunca, le pones palabras a cómo entiendo yo que debe de ser el amor, y me has hecho pensar en otros aspectos que tenía inconclusas de dilucidar. Eso sí, has de contar con una cosa muy importante. La persona que te ama tiene una autoestima, que puede ser buena, o no tan buena. Las inseguridades juegan muy malas pasadas. Y luego está la herencia social de lo que se nos impone que debe de ser una relación. No hay más que encender la tele. Es muy difícil entender así el amor y que nadie se sienta mal. Ojalá TODOS entendieramos así el amor. Sería un mundo perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo
No podría estar más de acuerdo. Tanto, tanto, que te he dedicado un post extractando (y linkando a fuente) si no te importa :)
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